SIERPE
SOBRE BRASAS
Tercera
parte
Fue intensa la noche
anterior, en la que todos los Vástagos hicieron acciones secretas para
reencontrase una vez más tras el siguiente anochecer.
La quinta noche todos
nuestros protagonistas se encuentran en el refugio comunal. Todos excepto
Gabriel, el anciano Toreador, que salió a primera hora.
La sorpresa es
mayúscula cuando en lugar de Vadjanosz se presenta un siniestro y monstruoso Vástago
enfundado en una armadura cuyo yelmo apenas deja ver su horrible rostro. Dicho
personaje se presenta como el propio Vadjanosz dejando más tranquilos a los
presentes.
–¿Cual es la razón de este cambio de aspecto? –pregunta Itachi a
su compañero de clan.
–¿A caso necesito una razón? –responde
tajantemente el Tzimisce.
Jesper se ofrece a
cambiarle su aspecto con su Ofuscación. Vadjanosz dice que puede cambiarlo él
mismo y puntualiza por última vez si su nuevo aspecto puede ser un problema
para alguien más. Nadie responde, con lo cual queda zanjada la discursión.
Itachi pregunta por
Gabriel y ninguno de los presentes sabe donde se encuentra, habrá salido de
caza, es sabido por todos que los ancianos necesitan gran cantidad de Vitae
para sobrevivir.
Cuando le preguntan
al Tzimisce oriental la razón de su interés por hablar con Gabriel, les dice
que desea encontrar la tumba del Rey David y por su avanzada edad, quizás él,
pueda saber su verdadera ubicación.
–A noche tuve un encuentro fortuito con Gabriel –dice Vadjanosz– y le pregunté por la ubicación de la tumba.
No tenía información precisa, ya que todo había cambiado durante su letargo y
no puede ayudarnos.
Los presentes se
quedan sin saber dónde ir y Jesper, el Malkavian, se ofrece a enseñarles la
ciudad a los que no la conocen. En ese momento Sobek, el horripilante
Nosferatu, irrumpe sin saludar.
Itachi menciona la
amenaza Assamita y todos coinciden en que puede ser peligroso, mas no saben
hasta que punto Rashid puede tener influencia y poder para cumplir sus
amenazas. Ninguno de ellos conoce a ningún Assamita más y esto les inquieta,
sobre todo por los que puedan estar ocultos, por encima de Rashid.
–Llegados a este punto creo que deberíamos colaborar
juntos para buscar la tumba de Salomón o de David, aún no sabemos de quien es
–dice Itachi.
–En la conversación que tuve con Gabriel me quedó claro
que ha perdido la perspectiva –dice Vadjanosz.
Se plantean preguntar
al antiguo Príncipe. Un viejo Lasombra que se refugia cerca de la Cúpula de la
Roca, en el barrio Cristiano, pero lo descartan por no tener claro que vaya a
ayudarles o perjudicarles.
Itachi propone buscar
a Elsh, el arquitecto de Templos, que coincide que es el anciano Sire de
Gabriel. Jesper sabe que el escribano llamado Duyal, contacto suyo, suele cazar
con Elsh, él mismo se lo contó. Sven, el Brujah, se ofrece a acompañarlos por
si necesitaran protección.
Jesper propone Ofuscar
a todos excepto a uno, para no llamar la atención por las calles, sus poderes
tienen sus limitaciones. Sobek, el enorme Nosferatu no quiere que le oculten,
el suele hacerlo con una gran túnica mugrienta y eso será todo lo que le
esconda.
Caminan sigilosos e invisibles
por el barrio musulmán y llegan ante la casa de Duyal para preguntarle por
Elsh. Una vez ante la puerta del hogar en el que le han visto la última vez.
Jesper los mantiene Ofuscados
a todos y Sobek es quien se persona ante la puerta del Toreador. Un inocente
humano abre la puerta y al encontrarse con el inmenso Nosferatu encapuchado se
asusta tremendamente mientras el Vástago le acorrala y lo empuja entrando en la
casa sin ser invitado.
En resto de Vampiros,
aun invisibles para el humano, entran tras Sobek y Duyal aparece poco después.
Jesper retira su velo de Ofuscación y aparecen todos los personajes alrededor
del Toreador. Es una escena altamente intimidatoria para Duyal, que se mantiene
férreo.
Duyal al ver a Jesper
se siente más tranquilo, no olvidemos que es su contacto. El Malkavian le
presenta a Aesir, cómo le había prometido y al Toreador le falta tiempo para
preguntar por su ansiado encuentro con los Tremere. Duyal le insiste a Jesper sobre
su cita con Mara, quiere ofrecerle una alianza para beneficio mutuo. El
Malkavian se excusa diciendo que no han podido hacerlo.
Vadjanosz, vuelve a
preguntar a los presentes, en voz alta y audible, porque han venido otra vez a
esta pérdida de tiempo. El comentario ofensivo no parece preocupar a Duyal.
Aesir se presenta
como Tremere y le pregunta a Duyal si conoce a algún historiador. El Toreador
se disculpa diciendo que no, no es un tipo muy social.
Sobek interrumpe
preguntando que cuando les lavarán los pies esta vez y Duyal le mira mal, no
parece haberle sentado muy bien el comentario del Nosferatu.
Parece que este
encuentro no es tan familiar cómo el anterior, hay cierta tensión en el
ambiente, cómo si algo fuera a pasar…
–¿Podrías ponernos en contacto con Elsh? –pregunta Itachi en
un tono muy directo.
–¿Por qué queréis verle? –pregunta el Toreador
muy pensativo.
–Queremos preguntarle por un emplazamiento de la antigüedad… –dice Jesper.
–No puedo molestar a un anciano de tal magnitud como Elsh –responde Duyal – aunque quisiera tampoco tengo acceso a él, siempre es él el que me
encuentra a mí para charlar y cazar juntos.
–Esto es una estupidez, como la ultima vez –dice Vadjanosz con
desdén y acto seguido se va de la casa malhumorado.
Duyal un tanto
contrariado, ve como el Tzimisce se enfada y se va. No entiende por qué lo ha
hecho, cuando han sido ellos quienes han venido a preguntarle.
–Compañero Jesper –dice
Duyal acercándose al Malkavian con una actitud amigable – cómo sabes esto es un quid pro quo, es decir tu me ayudas y yo te
ayudo, estaré encantado de buscar a Elsh si me conseguís una cita con Mara. Sé
que lo harás y nos beneficiaremos mutuamente, de eso estoy convencido.
Los Vampiros se
despiden y se van fuera de la humilde casa donde han hablado con Duyal.
Vadjanosz les espera
fuera, en un callejón y les propone ir a su refugio, el Palacete Arista, para
hablar de forma más segura.
Vadjanosz les guía
hasta su dominio, en corazón del barrio Cristiano. Una vez allí se puede ver
cómo el jardín está ligeramente más limpio y mejor atendido. En las paredes
cuelgan unos tapices, son estandartes de tierras lejanas que según los
personajes se acercan pueden ver que están hechos de pieles… ¿vivas? parece que
se mecen sutilmente sin viento alguno.
Ya dentro del
Palacete les recibe un siniestro mayordomo, su nombre Drazen. Parece que su
rostro estuviera desfigurado, pero oculto bajo una máscara de metal. El macabro
encapuchado les conduce por las estancias oscuras e impolutas, dejando ver su
monstruosa sonrisa bajo su capucha.
Llegan a una
espaciosa sala del trono, situada en uno de los niveles inferiores. Está
adornada con más tapices de carne y piel viva, esta vez más realistas, se diría
que incluso “laten” y puede que sea así…
Trono de huesos de Vadjanosz |
Presidiendo la
estancia un llamativo trono hecho de huesos, en el que Vadjanosz se acomoda
mientras Goran y Kruno se colocan tras él, a ambos lados del trono.
Drazen, bandeja de
plata en mano, les ofrece a los invitados una copa de Vitae a cada uno.
–¿Algo para mojar? –pregunta Sobek al criado. Drazen,
rápidamente le trae una pata de pollo cruda, que el Nosferatu unta en la sangre
de la copa y se come cruda masticándola con un inquietante ruido de crujir de huesos
–Parecía que tenía más dinero… –afirma el Nosferatu
mientras engulle
ruidosamente.
Goran, ghoul guardián de Vadjanosz |
–¿Por qué hemos ido a preguntar al estúpido Toreador ese?
–pregunta
con inquina Vadjanosz.
–¿Por qué le tienes tanto desprecio? –pregunta Jesper.
–Me cae mal, me recuerda a los enemigos de mi tierra, los
Otomanos… –responde
Vadjanosz.
–Buscamos la mesa de Salomón –afirma Jesper.
–Nadie sabe nada, esto es un callejón sin salida. Solo es
un cuento, una leyenda olvidada –asegura Vadjanosz– buscamos en la dirección incorrecta…
–Creo que lo que buscas tu Vadjanosz, cómo lo que busca
Sven y lo que busco yo mismo, puede estar relacionado. –Dice Itachi– El poder
de la mesa podría despertar a tu Sire, Sven es evidente que la quiere y yo creo
que su lugar de descanso puede estar en el lugar que busco.
Kruno, ghoul guardián de Vadjanosz |
–¿Sabes dónde encontrar a Elsh? –pregunta Itachi al
anciano sin apenas saludarle antes…
–No sé dónde encontrar a Elsh –El Toreador saluda
con la cabeza a los presentes mientras responde.
Jesper saca el tema
de matar a Inés, se encuentra en una opinión enfrentada a los Tzimisce que
abiertamente le dicen que no es nada personal, sólo trabajo, pero debe morir. El
Malkavian intenta hacerles ver que Inés siempre les ha ayudado, que es noble y
que no se merece un final así.
Al ver que de vez en
cuando algunos de ellos hablan de su Regente Mara refiriéndose a ella como “un
varón”, Vadjanosz puntualiza que no se hable de ella más que como ella: Mara.
Tras esto pone las
cartas encima de la mesa diciendo: –Matar
a Inés o buscar la mesa de Salomón, ambos caminos muy factibles…
–Podemos torturar a su chiquillo y sacarle a la fuerza el
paradero de su Señora –da como idea Vadjanosz.
A continuación
Vadjanosz saca el tema de los Assamita y su interés
por expulsarles de la Capilla.
Sobek le responde que si no hubieran puesto una Capilla en su territorio igual
no se hubieran molestado. El Tzimisce dice que Mara se encargó de negociar ese
asunto, no sabe con qué éxito.
Drazen, Criado de Vadjanosz |
–¿Y si les contamos a los Assamita la relación secreta
que tiene Rashid con Shahara? –propone Aesir– sus clanes son enemigos, están en guerra. De esa forma dejará de
molestarnos.
Jesper piensa si cuando
le conoció, Duyal tenía la ambición que ahora le caracteriza. Recuerda
claramente que no, su única ambición era convertirse en Sire de un niño
talentoso y se frustró por un famoso Toreador rival que le robó a su candidato.
El Malkavian comparte con todos esta información y llegan a la conclusión de
que la Setita le ha podido inducir a ser ambicioso por alguna maquiavélica
razón, pero influenciado por los encantos bajo la túnica de Shahara.
–¿Y si la Setita quiere al Toreador cerca de los Tremere
como un espía para poder conseguir información de los Brujos a través de él? –pregunta Itachi.
–No conocemos la estructura de poder de los Assamita –afirma Vadjanosz– ni siquiera sabemos cuántos son o que
poderosos pueden ser. No sabemos nada…
–Hay hilos que no sabemos quién maneja –dice Gabriel con voz
enigmática.
Sobek pregunta a
Aesir si ha dormido en la Capilla Tremere y éste le dice que no lo ha hecho.
Algo extraño, ya que todos los Tremere suelen refugiarse de forma segura en las
Capillas de las ciudades.
Vadjanosz expone que
Shahara está entre Rashid y Duyal. De alguna forma interfiere sutilmente para
sonsacar sus secretos, que es lo que le interesa.
Retoman el tema del
asesinato de Inés y Aesir dice que si ella muere o desaparece se harán
preguntas o se la buscará. Quizás su Sire venga a husmear o alguien más
poderoso indagando sobre la ruptura de la Tradición de la Eliminación.
–Es solo un trabajo –insiste Itachi.
–Pero seréis vosotros quienes rompan las Tradiciones. No
puedo ayudaros a matar a Inés –dice Aesir– no contéis conmigo para tal vileza. Si queréis buscar la mesa de
Salomón, entonces si podré echar una mano.
–Resulta que eres aliado de Nahum pero solamente le
quieres ayudar para lo que te interesa… –puntualiza Vadjanosz de forma incisiva– que conveniente…
–Matar a Inés es malo y perjudicial –responde Aesir– ayudar a Nahum es otra cosa.
–No quieres hacer lo que debes hacer –sentencia el Tzimisce
desde lo alto de su trono.
Jesper intenta meter
baza pero Vadjanosz manda callar al Malkavian, con el pretexto de que en su
refugio habla él o quien él desea.
–¡Silencio Malkavian! –grita Vadjanosz– Coincido con Itachi y por lo que veo no hay consenso ni creo que lo
haya. Creo que Inés no está a nuestro alcance a no ser que vayamos a por su
chiquillo y accedamos a ella por las malas. Aunque no creo que fuera lo más
inteligente, por lo cual esperaremos hasta que nos encontremos a la Tremere y
ya veremos lo que hacemos con ella…
–Para zanjar el tema de Inés…–dice Jesper mirando a
Vadjanosz– ¿por qué no la empalamos y se
la llevamos a Mara? y que ella decida qué hacer con la Tremere.
–Me gustaría haceros algunas preguntas –dice Gabriel llamando
la atención de todos los presentes–
Seguimos a Mara por lo que os ha prometido pero… ¿sabéis donde esta? Os ordena
algo y después llora por las esquinas arrepentida…. ¿Por qué no la dejamos sola
y nos hacemos nuestro propio grupo y nos dedicamos a nuestros intereses y no
los de una antigua esquiva? ¿Hemos de estar siempre solucionando los problemas
de otro? ¡Propongo que nos independicemos y rompamos lazos con Mara, de una
forma pacífica!
–¡Tienes mi apoyo! –dice Jesper muy contento, olvidando
los presentes de Mara, la posición que les otorgó y su compromiso hacia ella.
–No me manipules Toreador –dice Itachi– Yo he dado mi palabra y tengo una alianza
con Mara, nos ayudamos mutuamente y mientras este trato siga vigente, seguiré a
su lado.
–¿En qué te ayuda? –pregunta Gabriel a Itachi.
–Me ayuda a buscar a Mandalay –responde Itachi.
–¿Mandalay el Salubri? –pregunta Aesir.
–Mandalay el Tzimisce –responde Itachi.
–Salubri –insiste el Tremere.
–Algunos dicen que es Salubri, pero en realidad es Tzimisce.
–dice
Itachi.
–Tiene el tercer ojo –replica Aesir.
–Sea como fuere, debo buscarle para hablar con él –dice Itachi inquieto.
–Es un ser milenario, igual puedo ayudarte a encontrarlo…
–dice
Aesir pensativo y mirando al infinito.
–Sven, ¿me prestas el escrito donde aparecía la mesa de
Salomón? –pregunta
Aesir al silencioso vikingo.
–No me fío de un Tremere –dice el Brujah con
una expresión suspicaz. Pero ante la insistencia del Tremere Sven se lo acaba
dejando.
Aesir se guarda el
viejo pergamino con cuidado bajo su túnica.
–Bien, Gabriel ha planteado una nueva vía, ¿queremos ser
un grupo independiente como él propone? –pregunta Vadjanosz.
–Mi apoyo está con Gabriel –dice Jesper sin
ninguna lógica aparente.
–La idea de Gabriel es compatible con ayudar a Mara… –dice Aesir.
–Creo que de esta forma poco a poco podríamos meter las
manos en el pastel –dice
Gabriel.
Sven, Aesir, Jesper y
Gabriel prefieren la idea de independizarse, mientras Itachi y Vadjanosz prefieren
seguir junto a Mara como prometieron. Sobek prefiere seguir a su Señor y no le
importa lo que hagan los demás.
–Mara es mi aliada, me gustan sus planes de matar
Tremeres y creo que es compatible con vuestra postura –dice Vadjanosz– Mi fama me precede y necesito algo a lo que
agarrarme aquí en Jerusalén.
–¿En qué barrio nos asentaríamos? –pregunta Aesir.
–Creo que tomar el barrio Cristiano podría ser factible –responde Vadjanosz– no así el barrio musulmán, los Assamita no
nos dejarían ni oler su influencia.
Terminando la noche
cada Vampiro comparte con los demás sus intenciones para la próxima.
–Yo soy un tipo curioso, así que os ayudaré a buscar la
mesa de Salomón y creo que en la Capilla podría encontrar información sobre
ello…–dice
Aesir retomando el tema.
–Yo acompañaré a Aesir y hablaré con la ghoul de Mara y
el chiquillo de Inés –dice Gabriel.
–Yo intentaré… una locura –dice Jesper con cara
de lunático.
–Me gustaría hablar mañana con Klaus –le dice Aesir a
Jesper. El Malkavian le dice que se lo transmitirá.
Ambos Tzimisce y Sven
deciden que irán a hablar con Duyal para acceder a la Setita, quizás ella pueda
tener información que les pueda interesar. Sobek dice que irá a hablar con su
mentor.
La noche pronto
llegará a su fin y ante la inminente llegada de la mortal luz solar, los Vampiros
se despiden y cada uno se acomoda en su refugio. Sobek desaparece bajo una
alcantarilla mientras Vadjanosz deja al resto en el refugio comunal y se recoge
en su dominio, el palacete Arista.
Seis noches
Nuestros
protagonistas han tomado cuatro líneas de acción diferentes:
Vadjanosz, Itachi y Sven
han decidido ir a visitar a Duyal, el Toreador. Gabriel y Aesir irán a la Capilla
Tremere. Sobek se verá con su mentor. Nadie sabe lo que Jesper, el lunático, se
dispone a hacer.
Aesir el joven
Tremere y el anciano Toreador Gabriel, tras despedirse de sus compañeros en el
refugio comunal, se dirigen a la Capilla Tremere. Gabriel va con la intención
de hablar con Amelia, la ghoul de Mara y con Noel Kemal, el chiquillo de Inés.
Aesir quiere conseguir información precisa sobre la tumba de Salomón,
presumiblemente lugar donde descansa su fantástica mesa.
Tobit guarda la
puerta valientemente y al ver a Aesir, Tremere, le abre
la puerta esperando si permite
entrar a Gabriel o no, con su actitud queda claro que vienen juntos y el ghoul
no necesita nada más para permitirle el paso.
Esqueleto de dientes de sable |
El Toreador mientras
pasa pregunta a Tobit por Mara, y Gabriel le confiesa que está preocupado ya
que hace tiempo que no sabe de ella. El ghoul comienza a angustiarse pensando
en ello, no parece haberlo pesado, se queda triste y pensativo mientras les
cierra la puerta desde fuera. Gabriel ha sembrado en el ghoul la semilla de la
incertidumbre y el temor al desconocimiento.
Rusticus, Gárgola de Mara |
Ambos Vampiros se
dirigen a la modesta biblioteca, dónde encuentran a Noel Kemal, chiquillo de
Inés, que consulta unos viejos tomos en una mesa iluminada por velas.
Noel no les quita ojo
y junto a él hay alguien que nunca se separa de Inés, su guardián, al que jamás
han visto lejos de la Tremere.
Aesir muy
acostumbrado a buscar en bibliotecas Tremere, comienza a investigar en los
libros con una soltura inaudita. Si esa información está aquí, él la
encontrará.
Mientras, Gabriel se
acerca a Noel que por su mirada y su actitud
inicial, claramente no se fía de
ellos.
Tobit, Soldado ghoul de Mara |
–Buenas noches Noel, me recordaras, soy Gabriel, contacto
de tu Sire.
–Dice el Toreador– Estoy preocupado por ella
y me gustaría saber que tal está.
Noel atraviesa con la mirada a Gabriel con un odio evidente.
–Mi Sire me lo contó. –Dice en tono acusatorio Noel– Tú Gabriel, Jesper el lunático y un zíngaro
llamado Cadios, vendisteis la
localización del Matusalén Nahum a Mara únicamente para descender de
generación. Sois unos traidores al clan Salubri que os habéis vendido al clan
Tremere. Ahora es evidente que estaréis estigmatizados por el resto de Vampiros
por vuestra decisión de escoger el bando de los Brujos.
Palabras extrañas sonando en una Capilla Tremere y saliendo de la boca de
un Brujo. Aesir no presta atención a la conversación y comienza a seleccionar y
a apilar libros como un niño en una pastelería.
Noel Kemal, Tremere chiquillo de Inés |
–Tienes toda la razón en tus palabras… –se disculpa Gabriel apesadumbrado– esos hechos que has narrado son una espina que aun tengo clavada, me
dejé levar por los acontecimientos…
–Aun puedo hacer que te quemen en la hoguera –amenaza Noel a Gabriel señalándole repetidamente con el dedo
índice de su mano derecha– aun tengo la influencia para que lo hagan
¿lo sabes?…
–Soy Noel Kemal, fui Inquisidor en Chipre –amenaza de forma violenta Noel–
y sé lo que hago en todo momento. No soy un chiquillo incompetente. Soy alguien
peligroso con lazos eclesiásticos que puedo utilizar en cualquier momento si lo
considero oportuno.
–Mi Señora ha perdido la confianza en vosotros –continua Noel malhumorado– y
yo tampoco me fío ni un pelo de vuestro grupo. Dos Tzimisces entre vosotros no
hace que esta situación sea más fácil. Protegeré a Inés hasta la muerte,
llevándome al infierno conmigo a cualquiera que quiera hacerla daño.
–Deberías irte de esta Capilla –concluye Noel
conteniendo su Bestia.
–Solo intento ayudar a Inés… –dice sinceramente Gabriel.
–Si quieres ayudarla, aléjate de ella –responde Noel mirando
al
Toreador con odio– No eres un antiguo
a pesar de tu edad, me das vergüenza, has cometido Amaranto, canibalismo, el
peor de los pecados para un Vástago, nada limpiará tu halo, a pesar de que
engañes la vista con alguna sucia argucia mágica.
El Guardián, ghoul de Inés |
Noel muy agitado se
despide de Aesir y se va, el guardián mira insensible a los presentes y sale
tras el chiquillo de Inés.
Gabriel busca a
Amelia por la Capilla y no la encuentra. Regresa a la biblioteca y se sienta en un rincón, pensativo en la
oscuridad, rodeado de saber pero sin saber qué hacer.
Mientras Aesir, en su
propio mundo, sigue cogiendo selectos libros de aquí y de allí, tomando notas,
abriendo tomos antiguos y desplegando sobre los escritorios viejos rollos de
mapas de otras eras. El Tremere está absorto como fuera de la realidad, no es
consciente del sufrimiento de Gabriel, ni de nada más excepto de su búsqueda.
Aesir está completamente centrado en su investigación y encajando todo su
abanico de conocimientos para dar con la respuesta que busca. Tiene un hilo
imaginario del que tira y tira, sin saber dónde le llevará su inteligencia y
conocimiento.
Eres mía
Vadjanosz
se despierta en su refugio, en el palacete Arista, con una idea muy clara, perfilar
un nuevo “peón” para utilizarlo en sus planes.
La
noche anterior el Tzimisce pidió a su criado Drazen que durante el día, le
encontrara una meretriz de buen ver y se la tuviera lista para la noche, a su
despertar.
Así
ha sido y cuando Vadjanosz se despierta una bella meretriz, se encuentra en su
alcoba, de pie, esperándole. Es una jovencísima mujer pelirroja, con enormes
ojos azules y belleza más alta de lo normal, sin ser nada extraordinario.
Rebeca, ghoul meretriz de Vadjanosz |
Su
nombre es Rebeca y tiembla como una gacela ante un león. Pero se traga su
orgullo y cuando el criado cierra la puerta dejándoles a los dos solos, la
mujer comienza a desvestirse, claramente asustada.
Su
fina piel es un tapiz vivo por descubrir y sus curvas ya listas para ser
perfeccionadas por un diestro moldeador. La mujer se acerca a Vadjanosz y
agacha la cabeza en actitud sumisa.
–Te puedo ofrecer oro o puedo pagarte
de otra forma…
–susurra el Tzimisce mientras rodea a la mujer cómo un depredador antes de
cazar. De mientras Vadjanosz, delante de la mujercita, se cambia el aspecto a
sí mismo, esculpiendo su carne con sus propias manos.
La
fémina, absorta y aterrada, no puede creer lo que ven sus enormes ojos.
–Solo quiero ofrecerte ser más bella
que todas las demás
–tienta Vadjanosz a Rebeca mientras observa su cuerpo desnudo.
El
Tzimisce se abre las arterias del antebrazo y ofrece a la mujer su sangre roja,
acercándosela a la boca. La mujer bebe sin saber muy bien lo que hace. Succiona
con asco y ansia mientras comienza a sentir cómo el poder llena cada partícula
de su organismo.
En
ese momento, ya está vinculada una vez al Cainita y la mujer se siente poderosamente
atraída por el terrorífico Vadjanosz. Su conexión invisible hace que deje a un
lado el miedo y lo transforme en devoción por el Tzimisce.
–Ahora eres mía. Voy a regalarte la
inmortalidad y un cuerpo perfecto, a cambio me servirás sin cuestionar nada –dice Vadjanosz
mientras acaricia el suave cuerpo de la mujer.
–No podrás contar nada que tenga que
ver conmigo, si lo hicieras, sería tu última acción en tu frágil vida –amenaza el Tzimisce,
guardando así la Tradición del Silencio de la Sangre.– Tu cuerpo experimentará mejoras notables, forma parte de tu regalo,
no lo expongas ante lo demás humanos, aprende a disfrutar de ello en silencio.
La
mujer sonríe excitadísima mientras saborea la roja sangre del Tzimisce y un
escalofrío recorre su columna vertebral llegando a su cuero cabelludo, erizando
levemente el pelo de su nuca. Comienza a sentir calor y a desear servir a su
salvador, hasta ahora nunca nadie había regalado nada a Rebeca y por primera
vez en su vida se sentía poderosa. Vadjanosz aparta a la mujer de su herida y
ella deja de beber ya saciada.
Ahora
sí, el Tzimisce comienza a moldear la carne de la mujer con una habilidad
inusitada. Perfecciona cada detalle y hace de ella una obra maestra viviente.
Resalta sus atributos llevándolos a la excelencia para hacer que su apariencia
sea la de una de las mujeres humanas más bellas de la tierra.
En
el fondo sigue siendo ella, pero en una versión mejorada hasta la perfección,
en todos los aspectos. Más guapa, más esbelta, más atlética… pero con la misma
inocencia juvenil que la caracterizaba cuando solamente era humana, hace una
hora.
La
mujer se mira en la superficie pulida de un gran espejo de plata situado en la
alcoba de Vadjanosz y no puede creer lo que ve. Es un milagro y su benefactor
es el Tzimisce que la ha esculpido con sus poderosas manos.
Acto
seguido entra la servidumbre del palacete, criados y doncellas que trabajan
para el Tzimisce en tareas domesticas y a su vez son su rebaño de Vadjanosz. Revolotean
alrededor de Rebeca como polillas ante la luz y la limpian, perfuman, visten y
enjoyan de forma adecuada.
Vadjanosz
reconoce el vestido negro que están poniéndole a Rebeca, pertenece a su Sire y
a decir verdad le favorece mucho, aunque no tanto como a la creadora de
Jaroslav Vadjanosz, que pensativo mira a la renacida mujer, ahora su ghoul. El
peón ya está listo.
–Ahora vendrás conmigo y te presentaré
a un hombre al que deberás seducir. –Dice Vadjanosz– harás que se enamore de ti, le sacarás toda la información posible.
Después, me la transmitirás toda a mí.
Cuando
todo está listo, los criados preparan el siniestro carruaje del Tzimisce y en
él, Vadjanosz y su nueva ghoul Rebeca, se dirigen a ver a Duyal.
Rebeca,
del brazo de Vadjanosz y vestida como una siniestra noble que estrena nuevo
cuerpo, no puede creerse lo que está viviendo. Empieza a pensar que quizás todo
sea solo un sueño y no quiere despertar para regresar a su puta vida.
Itachi
y Sven se han quedado esperando a Vadjanosz en el refugio comunal, para ir los
tres a hablar con Duyal. Se encuentran con Alice, la bella Malkavian que esta
noche viene a deleitarlos con su existencia.
Ofrecen
a la mujer si quiere acompañarles, ya que ella es contacto del Toreador.
Temiendo la Malkavian por la integridad de Duyal, decide ir con ellos para que
no acabe todo violentamente, no quiere perder al Toreador como contacto.
La
idea que tienen es interrogarle, de forma contundente, sobre las intenciones y
el paradero de la Seguidora de Set.
Los
tres Vampiros esperan a Vadjanosz durante un par de horas y al no acudir
deciden ir donde Duyal sin él.
Alice
en cabeza llama a la puerta blanca de la casucha situada en el barrio musulmán,
donde siempre se han encontrado con el Toreador. Un humano les conduce ante
Duyal y éste al toparse con la belleza casi inhumana de Alice, se queda
perplejo y absorto, hipnotizado por su bello rostro, sus interminables y
profundos ojos y su sedoso pelo dorado.
Alice
orgullosa de la reacción que causa su aspecto en su contacto le sonríe y con
firmeza le arrea un buen tortazo para que salga del trance en el que se
encuentra el Toreador, por culpa de su debilidad. Pero esto tampoco hace
efecto.
Sven
e Itachi comienzan a impacientarse, ya que así no pueden interrogarle como es
debido.
–¿Se os ocurre algo? –pregunta Alice a sus
compañeros.
–Busquemos en sus dependencias a ver
si encontramos algo –sugiere
Itachi.
Alice
e Itachi investigan entre sus papeles y libros, Sven poco puede aportar, ya que
no sabe leer, pero ayuda a buscar algo que le llame la atención, sin
encontrarlo.
La
Malkavian coge con las manos uno de sus talismanes mágicos, el que potencia
Auspex, y concentrándose en él, lo utiliza para intensificar sus sentidos y así
ver y buscar mejor, con más detalle y definición.
Los
documentos que está transcribiendo son sobre ríos y diferentes creaciones de la
naturaleza. Nada de interés para los personajes.
Vadjanosz
y Rebeca descienden de la carroza y el criado de Vadjanosz regresa a su
dominio. Ahora se encuentran en el barrio musulmán y todo está tranquilo y
silencioso, las casas tienen sus postigos cerrados y Alá protege sus hogares.
El
Tzimisce conoce el camino y guía a la ghoul. Ambos acaban ante sus compañeros Vástagos,
en el refugio de Duyal, conducidos de nuevo por el escribano que siempre les
recibe.
Vadjanosz
llega del brazo de Rebeca, una bellísima noble oscura. Todas las miradas
excepto la de Duyal, que sigue ensimismado con la presencia de Alice, se
centran en la pareja recién llegada.
–Podéis llamarla Rebeca –presenta Vadjanosz a
su nueva ghoul.
–Llegas tarde –dice Itachi.
–Pensaba que ibais a venir a mi
dominio –responde
Vadjanosz sin darle importancia.
Vadjanosz
ve a Duyal absorto con Alice y algo se remueve en su interior al observar la
escena.
–Lo clavaría a una cruz y lo pondría
al sol…–dice
Vadjanosz mirando fijamente a Duyal.
Alice,
como mentirosa experta, se da cuenta de que Vadjanosz no ha sido sincero en su
respuesta sobre la razón por la que ha llegado tarde. Hay algo en todo esto que
el Tzimisce no desea contar…
Rebeca
nerviosa, mira a Vadjanosz y se tranquiliza al notar su seguridad. La mujer le
sonríe en compensación.
–¿De dónde ha salido? –pregunta Alice con
una sonrisa picara mientas observa al ángel terrenal que acompaña al Tzimisce– ¿la has hecho tu usando tus “habilidades”?
–Tenía pensado emplear a Rebeca para
sacarle información a Duyal…–responde Vadjanosz mirando al embobado
Toreador que no escucha lo que dicen–
ahora tendré que torturarle y cortarle en pedacitos pequeños…
–Alice, deberías salir de la
habitación, Duyal no puede ni hablar en tu presencia –sugiere Itachi.
–No lo
matéis –pide Alice a Vadjanosz.
–Tú lo has provocado –sentencia el
silencioso Sven.
–Dejadlo al menos como lo
encontrasteis –dice
Alice.
–Si le cortamos algo, le volverá a
crecer –afirma
Sven.
–Si deseas mantenerlo como contacto y
vivo, deberás vincularlo –exige Vadjanosz–
si no lo haces tú tendré que hacerlo yo…
Alice,
sin ver salida, ni pensarlo demasiado, se corta las venas, vierte su sangre en
un cuenco manchado de tinta que encuentra por ahí y se la ofrece al ensimismado
Duyal, que bebe sin saber muy bien lo que hace, ya que se encuentra aún en
estado de ausencia disfrutando de cada detalle de la imagen de la Malkavian. Ahora
mismo tragaría lava si se la ofreciera Alice.
En
ese momento, con el sabor de la sangre de Alice en los labios, el Toreador
parece salir del trance y la mira a los ojos. El recién adquirido vínculo de
sangre hace que sienta una atracción repentina que no sabe cómo expresar y Duyal
la abraza con pasión.
Alice
perpleja no sabe cómo reaccionar mientras el Toreador, al no recordar que ha
ocurrido para llevarles a esta situación, confundido, se deja llevar por sus sentimientos
y piensa que se encuentra en un éxtasis de pasión con Alice, obnubilado por su
debilidad de clan. Ipso facto, Duyal, fuera de sí, intenta arrancarle la ropa a
la Malkavian mientras la empuja hacia sus aposentos de forma violenta.
Alice
se molesta muchísimo y no duda en transformarse en su forma
de Zulo Tzimisce.
Comienza a crecer, sus huesos crujen y su piel se estira y de hincha. Cientos
de pinchos amenazantes nacen de su espalda y sus suaves manos se convierten en
zarpas mortales. De su espalda cuelgan dos enormes alas de murciélago. Sus
piernas se vuelven escamosas y sus delicados pies se transforman en peligrosas
pezuñas. De su cabeza emergen dos enormes y amenazantes cuernos y por ultimo
sus ojos se abren con una nueva energía, son luminosos y de color azul. La
Malkavian ha cambiado y no esta contenta…
Alice en forma de Zulo |
Duyal,
al ver semejante engendro, cae al suelo aterrorizado y su atracción se
transforma inmediatamente en pavor. Comienza a llorar sangre a mares y pide
clemencia ante tal abominación infernal hecha mujer.
Alice
flexiona el brazo lentamente y le golpea violentamente arrojándolo al otro lado
de la habitación. Del zarpazo le arranca la mitad de la cara y parte de su
mandíbula que ahora cuelga horriblemente. El Toreador queda tendido en el suelo
escupiendo sangre, dolorido y temiendo por su no vida.
Vadjanosz
sonríe y disfruta al ver una escena tan brutal. Ve como Alice se comporta de
una forma tan Bestia… ¡ni el mismo tenía pensado llegar tan lejos!, al menos no
de primeras. Por salvar a su contacto, la Malkavian está ¿matándolo ella?... “Espectáculo
Malkavian en estado puro”, piensa, “relájate y disfruta”.
Alice
se concentra, mengua y vuelve a su estado de humana, recobrando su bello
aspecto, vestida con sus mismos atuendos, inexplicablemente su ropa no ha
sufrido daño, al parecer desaparece mágicamente en la transformación.
–Cúrate –ordena
Alice acercándose al aterrado Toreador. Duyal
confundido y herido la hace caso sin cuestionar a la vampiresa.
–¿Qué ocurre Alice? –pregunta Duyual.
–Te lo voy a dejar claro –le intimida Alice– quiero que me cuentes ahora mismo todo lo
que sepas sobre la Seguidora de Set con la que te ves o si no, mis amigos te
van a despellejar.
Duyal
mira a los presentes, sin saber que hacen aquí, no recuerda haberles visto
entrar, todo es tan confuso ¿será un sueño? El intenso dolor de su cara le hace
pensar que esto es real cómo la no vida misma.
–Se llama Shahara, es una amiga…
especial… intima… somos amantes desde hace un par de años… –balbucea Duyal.
–¿Se os ocurre algo más que preguntar?,
Adelante –pregunta
Alice mirando a los demás.
–¿Shahara te convenció de que espiaras
a los Tremeres? ¿Te iba a pedir un informe sobre ellos? –pregunta Itachi.
–No… no me convenció de nada de eso –responde Duyal
asustado– Desconozco si me iba a pedir
nada relacionado con los Tremere. Ella deseaba lo mejor para mi, nunca me
utilizaría.
–¿Conoces a algún Assamita? –pregunta Vadjanosz.
–No. Solo soy un escribano… –responde Duyal con
miedo en la voz.
–¿Espiarías para ella si te lo
pidiera? –pregunta
Itachi.
–Si pusiera mi vida en peligro, no lo
haría…valoro mi vida –responde Duyal molesto mientras literalmente, suda sangre.
–Mañana pasarás por el refugio de
Alice y pedirás un segundo sorbo de su sangre, si es que valoras tu vida, como
dices… –ordena
Vadjanosz de forma socarrona.
–¿Qué está ocurriendo Alice? –pregunta con miedo
Duyal mirando a la Malkavian.
–¡Ibas a violarla!, estabas haciéndole
cosas desagradables –grita
Itachi mintiéndole descaradamente, pero la argucia entra como un cuchillo caliente
en los oídos de Duyal, que incrédulo no entiende de lo que escucha.
–¡Olvídalo! –le ordena Itachi con
voz severa.
Duyal
llora sangre desconsoladamente y se arrodilla a los pies de Alice. Enmudecido
no sabe que decir y se disculpa humillantemente.
–Espero que esta conversación quede
entre nosotros –dice
Alice.
El
Toreador alza la cabeza ligeramente aliviado. En el semblante aterrorizado y
ensangrentado de Duyal se nota que valora su no vida, es más que evidente que
no dirá nada a nadie.
–Mañana deberías volver a ver a Alice…
–dice
Itachi.
–Te perdono –dice Alice mientras
se inclina y besa la fría y ensangrentada frente de Duyal.
Todos
los Vampiros salen en silencio de la casa sin ver al humano que les ha
recibido. Duyal se queda arrodillado en un charco de sangre, solo, humillado,
herido y agradecido a la Malkavian por seguir vivo…
Sobek
comienza la noche saliendo de caza, su reserva de Vitae está notablemente baja.
Aun no se siete hambriento pero decide ser precavido, la sangre es poder.
Desde
una alcantarilla, el Nosferatu, acecha a cualquier victima susceptible de ser
devorada. No tiene remilgos con el tipo de comida.
Escucha
las voces de dos personas que discuten en un callejón. Por su forma de hablar
parecen dos sin techo callejeros que se encuentran enzarzados en una disputa
personal. En el momento que menos se lo esperan Sobek, el gran monstruo
reptiliano, abre su tremenda boca y de dos certeros mordiscos en el cuello asesina
a ambos hombres.
Después,
los arrastra bajo la superficie, dejando un reguero de sangre roja hasta una
alcantarilla y en un lugar más oscuro, húmedo y sucio no solo se bebe su Vitae
si no que devora sus cuerpos… sin dejar absolutamente nada.
Tras
el macabro banquete Sobek va a buscar a su mentor, Y'ha-nthlei, también del
clan Nosferatu. El anciano es uno de los viejos Vampiros a tener en cuenta en
Jerusalén. Esta vez le cuesta encontrar al poderoso Nosferatu, no se encuentra
en los lugares profundos donde suele estar.
Para
sorpresa de Sobek, Y'ha-nthlei se encuentra en un lugar excesivamente cercano a
la superficie, una cloaca desde la que se escucha el trajín del barrio armenio.
El influyente Nosferatu nunca ha subido tan alto, no al menos que supiera Sobek.
–¡Sobek! –exclama Y'ha-nthlei–
¿se puede saber que haces por
aquí?...
estaba buscando alimento, cada vez tengo que subir más arriba para encontrarlo.
Sin duda me buscabas… dime pupilo, ¿qué te trae ante mí?
Y'ha-nthlei, anciano mentor de Sobek |
–Tengo más información que
transmitirte…–dice
Sobek– mis compañeros… buscan la tabla de Salomón, parece que está en una tumba
en lo alto de un monte…
–Itachi, el Tzimisce…–prosigue Sobek– busca a un antiguo Salubri que puede ser Tzimisce
como él.
–¿A quien busca? –pregunta el anciano
Nosferatu.
–Mandalay –dice Sobek.
–Ese nombre es viejo…–dice Y'ha-nthlei en
susurros– hace mucho tiempo que no lo escuchaba… me suena que está ligado a la muerte, pero no está en Jerusalén… solo
es una leyenda ¿verdad?...
Sobek
se encoje de hombros.
–También están buscando al chiquillo
de Elsh
–dice Sobek– por si supiera algo de la
tumba. Gabriel, es su chiquillo, parece que Elsh no le hace mucho caso.
–Que yo sepa, debajo de Jerusalén, no
se encuentra dicha tumba –dice Y'ha-nthlei–
aunque hay tanto donde buscar que quien sabe… hay muchas zonas que mejor no
pisar si no quieres morir, con lo cual, puede que esté por allí… Me tienes
intrigado con ese nombre… Mandalay… buscaré información sobre él…
–¿Qué tal tu conversación con Almagor?
–pregunta
Y'ha-nthlei con mucha curiosidad.
–Está arrepentido, no lo volverá a
hacer –dice
Sobek mientras su mentor sonríe satisfecho y se frota sus manos húmedas y
blandas haciendo un desagradable chasquido.
–No te fíes de esa rata de cloaca…–dice Y'ha-nthlei.
–¿Qué sabes de los Assamitas de
Jerusalén? ¿conoces a alguno más? –pregunta Sobek.
–No son muchos en la ciudad, pero son muy
poderosos –responde Y'ha-nthlei– Que yo sepa hay al menos dos más viejos que
Rashid. Uno de ellos es apodado “Los ojos de Alamut”. No te metas en sus
asuntos, no te lo aconsejo Sobek. Estas pisando arenas movedizas… son asesinos
de Vampiros.
–Hay una Setita a la que igual todo esto le
viene bien… –dice Sobek.
–Seguidores de Set… esos son más escurridizos.
Poco se de ellos... –dice
el anciano Nosferatu– ¿te puedo ayudar de
alguna forma, Sobek?...
–Me gustaría saber si la Setita está
trabajando de espía
–dice Sobek– ¿podrías vigilarla?
–Por supuesto que podría hacerlo…–responde Y'ha-nthlei–
te informaré de lo que descubra y tu haz
lo mismo. Me ayudas mucho con todas tus nuevas, eres muy útil.
El
anciano Nosferatu desaparece lentamente en la cloaca, va murmurando el solo
mientras las ratas le siguen en un gigantesco manto vivo.
Seis
Vampiros, todos excepto Aesir, que sigue encerrado en la Capilla Tremere buscando
información sobre la tumba de Salomón, se reencuentran a eso de la mitad de la
noche y lo hacen en el dominio de Vadjanosz, el palacete Arista.
Allí
Sobek, con un tono rojizo en sus escamosas mejillas verdes, les saluda con una
mano que no es la suya y con trozos de carne humana entre los gigantescos
dientes. Su tripa está visiblemente hinchada y el Nosferatu parece saciado
eructando esporádicamente.
Vadjanosz
deja a Rebeca a manos de las doncellas del refugio y se despide de ella
mientras las mujeres se hacen cargo y la conducen a sus aposentos ayudándola a
instalarse en su nuevo hogar.
–Te veo más ruborizado que nunca… –le dice Vadjanosz
a Sobek para romper el hielo.
–¿Qué habéis hecho? –pregunta Sobek a
los demás.
–Defenderme de una violación –responde Alice y le
cuenta al Nosferatu y a los que no han estado, su violenta escena, eso sí,
omitiendo ciertos detalles para así justificar sus actos, como si hubiera sido algo
inevitable y para bien del Toreador, lo único que él no lo sabía.
Sobek
explica lo que su mentor le ha contado sobre el clan Assamita. Los que se
encuentran por encima de Rashid y que no deberían azuzar el avispero.
Vadjanosz
recuerda a Alice que como el Toreador no se vincule totalmente a él, en tres
noches diferentes, lo decapitará.
Gabriel
no cree que Vadjanosz esté actuando con coherencia y no le gusta que condicione
de esa forma a la Malkavian, así que se lo hace saber al Tzimisce. Ambos se
enfrentan dialécticamente y con cierta tensión discuten con un tono elevado.
–Ten cuidado Tzimisce que tengo mis
formas de hacerte mal –amenaza Gabriel a Vadjanosz.
–No me amenaces –exige Vadjanosz a
Gabriel.
La
tensión se rompe cuando Drazen, criado ghoul de Vadjanosz, entra y susurra algo
al oído de su Señor. El Tzimisce se disculpa y sale de la habitación mirando a
Gabriel, tienen una conversación pendiente…
Los
demás Vástagos se quedan en el salón del trono del Tzimisce, hablando sobre
Duyal y su nuevo vinculo de sangre con Alice.
Vadjanosz intrigado
pregunta por el enigmático visitante y Drazen le dice que es una mujer, sin
saber darle más detalles, le conduce a una apartada y oscura estancia dónde se
encuentra esperando Shahara, la Seguidora de Set.
El Tzimisce ofrece
una copa de Vitae a la vampiresa, ésta acepta y se sienta. Drazen se la sirve y
mientras la vampiresa bebe de ella lentamente mira a los ojos a Vadjanosz.
–Shahara –dice Vadjanosz ladeando ligeramente la cabeza.
–Vadjanosz –dice Shahara levantando la mano derecha y
enseñando la palma como muestra respeto ante su anfitrión.
–¿Has pensado en lo que hablamos? –pregunta el Tzimisce.
–Estoy mediando con Rashid para aplacar su ímpetu –responde Shahara
susurrando – ya lo está haciendo, de
momento no tomará parte en este asunto, a no ser que le provoquéis… nadie
quiere una Jerusalén arrasada por la guerra… no de nuevo.
–No quiero que Rashid sea mi enemigo –dice Vadjanosz– y deseo que Jerusalén siga en paz.
–Estamos de acuerdo entonces –dice Shahara
acercándose, lentamente al Tzimisce.
–Vengo a por mi parte del trato… ¿recuerdas mi pago? –pregunta Shahara
acercándose un poco más a Vadjanosz.
–Un secreto a cambio… –responde Vadjanosz.
En este momento,
ambos comienzan a intercambiar secretos y solamente ellos dos saben cuáles son,
si no, dejarían de ser secretos…
Tras lo cual, en un
momento de la conversación Vadjanosz le hace una proposición a Shahara, llama a
Rebeca y mientras se la muestra a Shahara, cómo si se tratase de un trofeo, le
cuenta su idea:
–Tener una como Rebeca en cada casa de prostitutas o
meretrices de Jerusalén, para con ellas poder conseguir información formando
una red de espionaje que beneficie a ambos.
Shahara alagada,
declina el trato, ella no trabaja así y no le gusta depender de humanos,
prefiere hacer el trabajo siempre personalmente. Vadjanosz despide a Rebeca
volviendo a quedar ambos Vástagos a solas y el Tzimisce fuera de juego, todo su
castillo de naipes se ha derrumbado.
La Seguidora de Set
propone a Vadjanosz ser contactos e intercambiar información interesante sin
dañarse voluntariamente.
El Tzimisce acepta y
al hacerlo Shahara le dice que no podrá dañar a sus aliados y contactos, igual
que ella tampoco a los suyos.
Vadjanosz acepta y la
Setita le dice que no podrá dañar ni a Duyal, ni a Rashid por ser sus aliados,
ni Vincelin de Marsella, un Ancillae Ventrue por ser su contacto, sabiendo
ahora que es él, el verdadero dueño de su dominio, el palacete Arista.
El Tzimisce asegura a
su nueva contacto que acaba de salvar la vida de Duyal. El destino se ha puesto
esta vez de parte del Toreador, no sufrirá daño por parte de Vadjanosz, al
menos. La Seguidora de Set se siente más tranquila con esta noticia.
Shahara se despide de
Vadjanosz con una reverencia bien ensayada y sale de su dominio sin hacer ruido
y sin que nadie más la vea.
El Tzimisce vuelve
con sus compañeros que siguen departiendo sobre la dirección que tomar,
poniendo encima del “tapete”, de nuevo, el peligro de una posible guerra contra
los Assamita y el asesinato pendiente de cierta Tremere.
Gabriel, anciano Toreador |
–¿Qué más has descubierto? –Pregunta Itachi
mientras todos observan al Tzimisce.
–He preguntado por la tumba de Salomón y he reiterado lo
que ya sabíamos –responde
Vadjanosz.
–¿Puede saberse con quien has estado hablando? –Pregunta Gabriel a
Vadjanosz.
–Con Shahara, la Seguidora de Set –responde el Tzimisce.
–Esa Setita te cae bien, ¿verdad? –pregunta Gabriel.
–A mi me cae bien todo el mundo… –responde Vadjanosz
sonriendo– particularmente Shahara, no me
cae mal. Cualquiera que quiera ayudarme a sobrevivir me cae bien.
–Por otro lado… –continúa Vadjanosz mirando amenazante al Toreador
y recordando la conversación que dejaron a medias– mataría a Shahara, a Inés o a ti mismo si hiciera falta…
–¿Qué es lo que quería la Setita de ti? –le pregunta Gabriel
de forma directa.
–Secretos por secretos –responde Vadjanosz.
–Me parece bien –apunta Gabriel rebajando el nivel de tensión
del ambiente.
–Esta vez de poco ha servido –dice Vadjanosz– no he conseguido mucha información útil.
–¿Ese secreto con el que le has pagado, es ajeno a ti? –pregunta Alice
intrigada.
–Es algo entre Itachi y yo –responde Vadjanosz.
–¿Sabe algo de Duyal, el Toreador? –pregunta Gabriel.
–Me ha dicho que agradecería que no le matase –responde Vadjanosz– ni a él ni a Rashid el Assamita.
Acaba la noche y
terminan hablando sobre el posible emplazamiento de la tumba de Salomón y
también sobre el vínculo de sangre de Duyal hacia Alice.
Todos regresan a sus
refugios y el amanecer hace que todos ellos caigan, más tarde o más temprano,
en el sueño diurno, de forma casi mágica, inconsciente e inevitable, hasta la
noche siguiente.
Aesir ha pasado horas
y horas buscando todo lo accesible sobre la posible tumba de Salomón. Encuentra
información sobre su padre David y sobre el lugar donde antes se situaba la
ciudad, pero nada sobre ninguna tumba en concreto. Esta es la tercera vez que
ha dedicado su esfuerzo y conocimiento a investigar sobre dicho emplazamiento y
al fin parece haber encontrado algo. La clave parece ser más sencilla de lo que
esperaba...
Jesper es la
personalidad que toma posesión del cuerpo del Malkavian esta noche. Todos menos
Sobek y Vadjanosz se despiertan en el refugio comunal, en esos sótanos
polvorientos donde con apenas comodidades se protegen del sol. Jesper, Itachi y
Sven se van de caza y se verán de nuevo tras la caza, aquí mismo, en el refugio
comunal.
La cacería de Jesper
y la de Sven ocurren sin sobresaltos y se alimentan de alimañas en la periferia
de la ciudad, sin llamar la atención, deshaciéndose sigilosamente de los cadáveres
animales vacíos de sangre.
Sin embargo la caza
de Itachi se complica: El vagabundo que ha elegido para asesinar esa noche, no
es un humano normal. Es un peregrino que reza fervientemente en un callejón, de
rodillas y con la cruz de Jesucristo en sus devotas manos.
Itachi queda
petrificado ante tal muestra de poder puro que emana del mundano ser. Saca sus
colmillos y sisea aterrado mientras el humano se percata de lo que ocurre. Rezando
el latín, se levanta y enseña la cruz a Itachi, que da dos pasos atrás por
temor a la cruz y al símbolo que da poder al hombre con fe.
El Tzimisce debe
concentrarse para poder actuar, ya que sus sentidos se ven nublados y el miedo
paraliza su cuerpo. Hace mucho tiempo que Itachi estaba así de asustado y ha
ocurrido en un banal callejón, mientras cazaba.
Con una gran muestra
de coraje y fuerza de voluntad el Tzimisce puede escapar del extraordinario
encuentro, eso sí, no ha podido cazar, se le han quitado las ganas mientras
piensa “La muerte puede estar esperando
tras cualquier esquina”.
Aesir, Gabriel, Sobek
y Vadjanosz esperan a que Jesper, Sven e Itachi regresen de cazar para empezar
su Cónclave nocturno, esta vez en el refugio comunal. Llegan todos excepto Itachi,
que lo hace más tarde, apresuradamente y sin aspecto de haber saciado su
hambre, aunque aún tenga Vitae suficiente para que no influya en su ansia y
descontrole a la Bestia interior.
Hasta que llega
Itachi, la conversación se centraba en si asesinar a Duyal o vincularlo de
sangre a Alice.
–Itachi, he conseguido información que podría
interesarte… –dice
Aesir dirigiéndose al Tzimisce, al que le cuesta unos segundos centrarse, por
el susto que acaba de vivir.
–Dime –dice Itachi.
–He buscado información a cerca de Salomón –relata Aesir de
memoria mientras todos callan y le escuchan atentamente– Hay quien cree que la verdadera tumba del rey David se halla en
realidad enterrada bajo las arenas, oculta bajo toneladas de basura y
escombros. Los Cainitas tienden a evitar esa zona. Hay algo que deja a muchos
de ellos inquietos siempre que pasan demasiado cerca de lo que fue antaño el
corazón de la Ciudad de David.
–También se dice que no es la tumba del Rey David la que
está bajo el desierto, si no la de su hijo Salomón. –sigue Aesir habiendo
captado la atención de todos– Donde se
encuentra el mayor tesoro de sus aposentos, la mesa de Salomón.
–He descubierto información sobre el emplazamiento
concreto de la ciudad antigua –dice el Tremere– y como muestra de buena fe voy a compartirlo con todos. ¡Basta ya de
sacarse la polla a ver quién la tiene más grande!
En ese instante Sobek
se baja los pantalones y deja a la vista de todos, su enorme y monstruosa
polla. Es horrible y está llena de purulentos granos verdes. Los presentes
apartan la mirada de tan horripilante entrepierna y no hacen caso a la barbarie
del Nosferatu. Más le ignoran como a un niño que hubiera hecho una gracia fuera
de tono, e instantes después, siguen a lo suyo.
–Al sur de Jerusalén, se encuentra la Ciudad de David –continua Aesir– con
la excepción del monte del Templo, la mayor parte del emplazamiento primigenio
de Jerusalén se halla oculto debajo de los restos de años de violencia y
destrucción. La Ciudad de David original realmente yace al sur de la misma
Jerusalén, casi directamente al sur de la Puerta de las Basuras. A medida que
la ciudad se extendía y retrocedía, una y otra vez, el emplazamiento original
se convirtió en un vertedero para los derruidos restos de anteriores
construcciones y con el tiempo fue abandonado cuando la propia ciudad se
desplazó con los siglos.
–No la encontrábamos por que la ciudad ya no está en la
misma zona donde estaba hace milenios. ¡Se ha “movido” con el paso de las
civilizaciones! –dice
Aesir muy emocionado– Ahora, existe un
pequeño pueblo al sur de Jerusalén llamado: Ciudad de David, ¡lo hemos tenido
ahí todo el tiempo!.
–Información muy notable –dice Itachi
impresionado.
–¿Por qué estás tan interesado en encontrar la tumba? –pregunta Aesir a
Itachi.
–Mandalay está ahí –dice Itachi con confianza.
–¿Por qué lo buscas?, ¿Quién te lo ha ordenado? –pregunta Aesir al
enigmático Tzimisce que no responde deliberadamente.
–Quien te lo ha mandado, quiere que mueras, todo el que
encuentra a Mandalay muere –dice Sobek como si hubiera oído hablar del anciano
Matusalén del que hablan.
–¿Quién es Mandalay? –pregunta Jesper confuso, parece que
todos lo conocen menos él.
–Un anciano Salubri –responde Aesir.
–Tzimisce –corrige Itachi.
–Me gusta el reto, ¡busquemos la mesa! –dice el Brujah Sven, nunca
sabiendo bien cuando intervenir, la elocuencia no es una virtud del Brujah.
–Gabriel, Vadjanosz ¿Qué opináis? –pregunta Jesper.
–Yo, si voy –responde Gabriel con voz firme.
–Yo os acompañaré hasta cierto punto… no tengo ganas de
morir… si Mandalay está allí os va a matar a todos –dice Sobek mirando a
Itachi.
–No te lo voy a
negar, tengo bastante miedo –dice Itachi sincerándose– pero debo ir, no tengo elección.
–Un Matusalén brutal y una fuente de fe fuera de lo
común… vamos directos a la muerte –dice Gabriel en tono jocoso– podríamos llevar un humano y enviarle de
explorador delante de nosotros, al menos para no morir abrasados por la fe.
–¿Y si vemos si hay fe de verdad y después pensamos que
hacer? –pregunta
de forma retorica Aesir.
–No me apetece ir –dice Vadjanosz– Preferiría quedarme y diabolizar a Duyal. No se me ha perdido nada en
una tumba con fe. Itachi, tú me dijiste que me ayudarías a despertar a mi Sire
y tu Sven también te ofreciste a ayudarme si te echaba una mano a buscar la
mesa de Salomón. Ambos me disteis vuestra palabra, así que voy a decidir ir con
vosotros.
Los siete Vampiros
comienzan los preparativos para la salida nocturna. Antorchas, cuerdas, pico y
pala… todo cargado en el carruaje de noble venido a menos, de Vadjanosz.
Aesir monta arriba,
junto al cochero, que es Drazen, el criado de Vadjanosz. Sobek va sentado en la
parte trasera, en una zona habilitada para llevar amplios equipajes para largos
viajes. Dentro entran el resto, que se sientan algo apretados, pero de esta
forma viajaran de forma más rápida y segura.
Drazen azota a los
cuatro caballos negros que tiran del carro relinchando mientras cabalgan hacia
el sur. Salen por la puerta de las basuras, montañas de escombros a los lados
son el fondo del árido paisaje, única muestra de los restos de la destrucción
de antiguas civilizaciones, por algo llaman a Jerusalén: la ciudad Eterna.
Aesir va orientando a
Drazen, es como si el Tremere tuviera un mapa “en su cabeza”, sabe donde
conducirle y el criado azuza fuertemente a los caballos en esa dirección.
La fría noche y el
trotar de los rocines acompañan a nuestros protagonistas en un turbulento
viaje, ya que los baches son constantes debido al firme irregular de estos
pedregosos caminos.
Las tres pruebas
Al sur de Jerusalén
se encuentra la Ciudad de David, descansaba antaño sobre la colina de Ophel
próxima al manantial de Gihon. La única fuente de agua dulce en la zona.
Mientras la carroza
de Vadjanosz se acerca a su destino, los personajes comienzan a sentirse
inquietos, algo remueve las Bestias de su interior. Comienza una guerra
peculiar que consta de tres batallas: Las Virtudes, los cimientos de la visión
moral de cada Vampiro.
En situaciones
particularmente difíciles se ponen a prueba las Virtudes que sostienen los
caminos de los Vástagos, pero en este caso, no hay nada lógico que haga que
cada virtud se desate, no hay una causa por la que sentirse amenazado, culpable
o atemorizado.
Es una incógnita
saber cómo cada uno de los Vampiros va a responder, sobre todo porque están a
punto de poner a prueba la Bestia encerrada en lo más íntimo de cada uno de
ellos.
Los Cainitas, comienzan
a reaccionar ante cada Virtud como si estuvieran ocurriendo acontecimientos que
las amenazaran poniéndolas a prueba.
El primer desafío que
tensa su existencia en este sendero de amenaza sobrenatural, es la virtud del
Autocontrol:
Primera prueba, Autocontrol
Cada uno de los Vampiros
del carruaje, siente como si hubiera sobrepasado una frontera efímera, solo
perceptible por su Bestia, dormida en lo más profundo de su interior.
A medida que se
acercan a la Ciudad de David, son conscientes de un aviso del poder en aumento por
parte de la Bestia, cada uno de ellos debe reprimir el impulso del frenesí. Si
no lo harían, comenzarían a golpear a sus compañeros con toda la rabia del
mundo, sacando a flote incluso algunas emociones larvadas que de otro modo
jamás verían la luz.
En este momento cada
uno de ellos mantiene una batalla interna para mantener una conducta fría y
reprimida para negarle a la Bestia su sustento espiritual.
Todos son capaces de
controlarse a excepción de Gabriel y Vadjanosz, que deben utilizar su voluntad
si no quieren que la Bestia tome el control y se bañe en la satisfacción de la
destrucción, convirtiendo a cada Vampiro en una criatura de impulsos sin mente.
El sudor de sangre
comienza a exudar por todos sus poros, esto sin duda es un duelo contra su realidad.
Durante unos segundos, que se les hacen eternos, ambos Vampiros sienten la
rabia ardiendo en su pecho y se controlan por medio de su fuerza de voluntad.
Esta vez el
Autocontrol ha reprimido el ansia de sangre del grupo y todos logran pasar la
primera prueba con éxito. La Bestia ha envenenando sus esperanzas queriendo empujarles
hacia una orgía final de caos y violencia. Pero esta vez no ha sido así.
Jesper, tremendamente
atemorizado y sintiéndose amenazado y en riesgo mortal, decide Ofuscarse. Sus
compañeros de dentro del vehículo, debido a su gran nivel de dominio en esta
Disciplina, ven como el Malkavian se desvanece y desaparece ante sus ojos.
Aesir, sentado fuera,
a lado del cochero, le grita para que detenga el carruaje y que de la vuelta,
pero Drazen, esclavo de Vadjanosz, hace caso omiso a las órdenes del Tremere y mantiene
el rumbo que Aesir le había marcado.
Quizás sea una
antigua maldición impuesta por el poderoso Rey David, o a lo mejor una poderosa
protección sobrenatural elaborada por uno de sus diecisiete hijos, acaso su
predilecto, el décimo hijo de David, Salomón. Sea como fuere, los Cainitas
traspasan la segunda frontera. Poniendo a prueba otra Virtud: su Coraje.
El Coraje mide las
reservas espirituales, intelectuales y morales que permiten a cada Vástago mantenerse firme cuando su
impulso es huir, poseídos por la bestia en algo llamado Rötschreck.
Todos los Vampiros
presentes van pasando la prueba. Cada uno mantiene una lucha fundamental por aferrarse
a su yo interior ante el desafío constante. La mayoría de ellos poseen sólo una
conciencia razonada de los peligros, hay otros que lo dominan tan instintivamente
como el miedo mismo.
Sven y Jesper
comienzan a sentir tal pánico, que empieza a nublar sus capacidades de
reacción. Es un miedo aterrador que viene de la propia tierra o de algo
desconocido e invisible situado en algún lugar cercano. Ambos quedan
paralizados y sus esfuerzos de voluntad por no caer en Rötschreck son de una
grandeza superior.
Finalmente Sven no
puede soportar el terror y su bestia le posee, debe afrontar el peligro y la
Maldición de Caín de una única forma: despierta en su Bestia el impulso hacia
la huida en vez de hacia la lucha.
El Rötschreck hace
que el Brujah quiera salir corriendo y esconderse en alguna parte. Atraviesa la
puerta de la carroza en marcha, desencajándola de un empujón y salta al vacío…
Sven sale despedido a
gran velocidad del carruaje, choca y rueda por el suelo, clavándose rocas,
rasgando su dura piel y rompiéndose algún hueso que otro.
Esto no es
impedimento para que se levante, mal herido y continúe corriendo en dirección
contraria hacia donde se dirige el vehículo con sus compañeros.
Sabe que si se dirige
a ese maldito lugar morirá y esta es la única forma que tiene la Bestia de proteger
su no vida. El Brujah se pierde en la oscuridad, mientras corre ignorando nada que
no sea salvar su existencia, poseído por el más puro instinto de supervivencia.
Jesper, con gran
esfuerzo y concentración, mantiene un alto valor de coraje, y aun sintiendo pavor,
es capaz de bloquear la traducción inmediata de ese temor en acciones instintivas.
El Malkavian demuestra una inesperada nobleza estoica mientras aparece de nuevo,
desvaneciéndose su Ofuscación al no poder concentrarse en la Disciplina.
Aesir viendo al
Brujah lanzarse del carruaje, llevándose la puerta por delante y cayendo
peligrosamente al escarpado suelo, vuelve a gritar inútilmente al ghoul para que
detenga la carroza. Drazen no hará caso a ninguna orden que no proceda de la
boca de su Señor Vadjanosz y el carruaje, velozmente, continua su camino hacia
la Ciudad de David.
Tercera prueba,
Conciencia/Convicción
El viento entra
salvajemente por el hueco de la puerta destrozada por Sven. Mientras los demás
se preparan, sin saberlo, para la tercera prueba.
El sentido del bien y
el mal es algo personal para cada Cainita. ¿Cuál es la conducta correcta? Los Vampiros
están malditos con sentir una culpa extrema cada vez que se desvían de su
camino.
La mala conciencia de
haber obrado mal y la convicción interna de no ser digno de seguir la senda
correcta es parte de la existencia nocturna de los Vampiros.
Todos intentan
refrenar la culpa y de nuevo tienen un pulso interno con su Bestia, que esta
vez quiere romperles el alma, separándolos del sentido de su no vida, su
camino.
Jesper, Vadjanosz y
Aesir comienzan a sentir demasiada vergüenza y deben reprimir las lágrimas de
culpabilidad con su voluntad.
Sobek fracasa y se
siente tremendamente culpable y avergonzado. Siente como si hubiera “pecado”,
esto significa que mantiene el
conocimiento de que ha fallado.
El Nosferatu siente mucha
inquietud y desea enmendarse lo antes posible. Sobek llora sangre, pero ya no
está inquieto por la razón del fallo en particular, ya que no entiende por qué
le está pasando esto, ¿Qué ha podido hacer mal? ¿Venir a este maldito lugar?
Este punto es el
comienzo de su degeneración, ya que su mente elabora múltiples excusas, todas
apropiadas por haber actuado cómo lo ha hecho, siente culpa pero sin ser
culpable o al menos no entiende bien la razón.
Vadjanosz grita a su
ghoul para que detenga el vehículo y lo hace lo más rápidamente posible, tirando
de las riendas salvajemente y aminorando la marcha de los cuatro jamelgos, hasta
que se detienen por completo.
El carruaje se ha parado
en medio de ninguna parte, en plena noche cerrada. La luz de la luna menguante
deja ver a lo lejos unas construcciones y murallas con una gran torre, es una
ciudad.
Ninguno de los Vampiros
presentes pensó que la Ciudad de David fuera un lugar poblado, más bien sonaba
a un recuerdo legendario en homenaje al segundo Rey del pueblo elegido por
Yahvé.
Ciudad de David |
Todos se encuentran
exhaustos mentalmente y con una mezcla de emociones: temor, culpa, rabia… La
mayoría ha contenido a la Bestia, a excepción de Sven que ha huido aterrorizado
y Sobek que sigue llorando en la parte de atrás del vehículo. Se escuchan los
sollozos del gran Nosferatu y el frío viento nocturno entra por el hueco de la
puerta.
Todos permanecen
inmóviles unos instantes, mientras empiezan a comprender por qué muchos
Vástagos rehuían esta zona, maldita o bendita, dependiendo de a quien
preguntes…
El cielo está muy
lejano, la eternidad espera al final de los tiempos, pero la Bestia siempre
está cerca y un Vampiro aprende a cómo controlarla o perece.
Al fin han llegado a
la ciudad de David y todos ellos han pagado el precio.