Adiós Albert
La predisposición de
Albert por ayudar a los necesitados era el timón que guió sus últimos años de
vida. Curo leprosos, ayudó a inválidos y acompaño a enfermos y peregrinos
solitarios. Su pasado como guerrero Templario nunca nublo su verdadero rumbo,
hacer el bien.
Ocultó su verdadero
clan, Salubri, por miedo a morir como al final murió, decapitado por una
Gárgola, aunque no por que los Tremere
le descubrieran, si no por proteger la vida de una compañera Salubri llamada
Aisha bint Wahiba, una niñera que vivió y murió ayudando a los más necesitados,
como Albert.
Si su Sire siguiera
con vida estaría orgullosa de la impecable trayectoria de Albert Gutemberg,
gran compañero, mentor y amigo. Su recuerdo permanece con los que dejó tras de
él. Y descansa a lado de compañeros como Yrian e Inisaq, todos ellos enterrados
con gran respeto por Cadios, el Ravnos.
Con su muerte y la de
Nahum, chiquillo de Saulot, poco después, se extingue el clan Salubri de la
ciudad Santa de Jerusalén a causa de las conjuras de los Brujos usurpadores,
los Tremere.