Nuevo personaje: Jaroslav Vadjanosz, Tzimisce

PRELUDIO DE JAROSLAV VADJANOSZ

Jaroslav Janosz, Tzimisce

Parte I: Jaroslav Janosz

Vida mortal

Nacido hacia el 1.000 d.C., como octavo hijo de una familia de la baja nobleza del Rus de Kiev (antigua Rusia), al norte de Transilvania, no tenía ningún título u oportunidad de fortuna en las tierras de su padre. Aun así, recibió educación con las armas e incluso en el monasterio local.

Con veinte años ya tenía cierta experiencia en escaramuzas militares, si bien no sobresalía, se podía defender con cierta habilidad, como único hijo con ciertos estudios “cultos”, también se ocupaba de dichos menesteres para su padre y hermano mayor.

Al cumplir los veinticinco años, con una vida por encima de la de los plebeyos, pero sin una fortuna ni un porvenir esplendoroso, recibió una tentadora oferta…

Janosz, un Koldún Tzimisce, asentado al sur de las tierras de la familia de Jaroslav, en la frontera con Transilvania, buscaba un emisario, capaz de valerse por sí mismo en situaciones complicadas pero de cierta inteligencia. Qué transmitiese sus deseos, incluso por la fuerza, pero no un matón, para lo que ya tenía al primogénito de sus chiquillos, Bogdan, sino más bien un mensajero, un diplomático capaz de llevar a buen puerto las negociaciones en nombre de Janosz, ya fuera con mortales o con otros cainitas vecinos, aliados o enemigos.

 

Janosz, Cabeza de familia
Vida Ghoul

Durante los siguientes veinticinco años, Jaroslav entró al servicio de Janosz, adoptándolo como su segundo nombre familiar, empezó a ser introducido lentamente en el mundo vampírico, a la par que realizaba misiones era entrenado en ciertos “misterios” arcanos que Janosz le transmitía, siempre de noche.

Tras una década de no envejecer, Jaroslav era consciente de las leyendas, rumores e historias que corrían sobre su patrón. Tras intentar escapar fue cazado por el primer chiquillo de Janosz, Bogdan, qué le dejo muy claro que esa no era una opción.

Tras la experiencia y la decepción de no ser el “primogénito”, como en su vida mortal, Jaroslav estaba en la cuerda floja. La siguiente década fue probado una y otra vez, tanto sus aptitudes como su fidelidad y lealtad, finalmente Janosz le presentó a su segunda chiquilla, Katja, su Senescal y heredera en las artes koldúnica, a la que le había sido concedido abrazar a su propio chiquillo y el elegido había sido Jaroslav.

 

Katja, Sire de Jaroslav
Vida vampírica

Nada más conocer a su futura Sire, Jaroslav, totalmente prendado de ella, pasó un lustro preparándose para recibir el abrazo, aproximadamente fue en el 1.050 d.C., momento en el que fue totalmente iniciado por Katja en la vida de un vástago.

Durante cinco décadas más, Jaroslav ha estado prestando servicio como protector, amante, compañero de su Sire Katja, y como mensajero y “hombre de confianza” para el sire de esta, Janosz.

Su refugio, como el de Katja, se encontraba en las catacumbas del castillo de Janosz, una torre de piedra rodeada de una muralla sobre un risco escarpado. Las tierras vecinas estaban totalmente bajo el yugo del señor del castillo, todos los habitantes del mismo son de familias ghoules fieles, excepto, por la presencia de Garou, hombres lobo, los vástagos reinaban sin intromisiones.

 

Parte II: Vadjanosz

Embajador de Transilvania

Mi nombre era Jaroslav, mi apellido Janosz y mi clan Tzimisce. Nunca estuve convencido de servir de espía para mi abuelo Janosz, el cabeza de familia todopoderoso al que nadie le contrariaba jamás. Pero mi Sire se jugaba mucho con mi actuación en la organización de la tercera cruzada.

No viajé tanto como para alejarme de la interminable guerra entre familias Tzimisce y las puñaladas por la espalda de compañeros de mi propio clan.

Éramos embajadores de Transilvania en Venecia y estábamos condenados al fracaso desde el mismo momento en el que descubrí que éramos peones en una partida de ajedrez que no podíamos ganar. Hubo muertes, traición, diableries y sangre, mucha sangre, tanta que hizo que mi camino y el del resto de embajadores se separasen para siempre.

 

Bogdan, tío de Vadjanosz
La deshonra de los Janosz

Yo ya no era el mismo, mi alma había cambiado tras la diablerie de ese Tremere Infernalista.

Decidí regresar  a mi hogar para lamerme las heridas junto a mi amada Sire Katja. Janosz, mi abuelo Sire de mi Sire, no está nada impresionado con mi actuación entre los embajadores y no perdió oportunidad para restregarnos por la cara, a mí y a su chiquilla Katja, mi fracaso e incapacidad de extender sus tentáculos en la Cruzada convocada por los reinos de occidente.

El traicionero Bogdan, su primogénito, disfrutaba con la desdicha de su hermana y la mía, su sobrino.

La tensión en el ambiente pronto se tornó insoportable y opresiva. Todos los criados y mortales de la Fortaleza Janosz, temblaban aterrados por que sentían la tormenta acercándose, como el ganado siente cuando los lobos están cerca.

Cuatro vástagos constreñidos entre muros de piedra, emponzoñándose, destilando décadas envidias, conspiraciones y rencillas filiales.

 

Jaroslav en Zulo
El principio del fin

Aquella noche tormentosa fue la última que los cuatro Janosz nos sentamos a la misma mesa. Frente a frente, Katja, soportando las burlas de Bogdan y los menosprecios de Janosz. Mi Sire estalló con el fuego que solo los no muertos pueden acumular insulto tras injuria por toda la eternidad.

El ataque por sorpresa de Katja hacia mi abuelo Janosz fue fulminante y dejó a Bogdan paralizado sin saber que estaba ocurriendo. Segundos antes estaba riéndose de los fracasos de su sobrino y ahora este mismo estaba luchando contra él. Bogdan trataba de ayudar al viejo Janosz conmigo encima impidiéndoselo, mientras Katja doblegaba a su viejo Sire golpe tras golpe.

Bogdan y yo transformados en Zulos Demoníacos, luchamos en un combate sin cuartel mientras los zarpazos y mordiscos herían nuestros grandes cuerpos.

Criados y guardias acudieron a ayudar a su Señor pero eran descuartizados y transformados en armas por mor de la Vicisitud o simplemente utilizados como sacos de sangre para recuperar fuerzas.

Al final de la noche, Bogdan, herido en cuerpo, alma y orgullo, tuvo que huir sin poder salvar a su Sire, ni tan siquiera acabar conmigo. Mientras que Katja, acabó diabolizando a Janosz, tras lo cual entro en un frenesí brutal que la llevó a acabar con la vida de todo ser vivo que había en el castillo, momento tras el cual se sumió en un sopor imperturbable.

No fue casualidad. Tiendo a pensar que una maldición cayó sobre ella cuando absorbió el alma de su Sire, como ultimo e indigesto castigo.

 

Sarcófago de Janosz
Regreso a casa

Los lúgubres muros de la fortaleza Janosz, estaban vacíos de cualquier rastro de vida, cadáveres amontonados, salpicaduras de sangre, tripas por las paredes y cabezas adornando la alfombra.

Katja seguía en letargo y yo era incapaz de despertarla, así que decidí sacarla de allí de la forma más segura posible, dentro del sarcófago sagrado de Janosz. Tallado en madera negra del bosque de las almas y confeccionado por los mejores Maestros artesanos y hechiceros Kouldunes. La luz no sería capaz de entrar y mi Sire se encontraría protegida de todo mal allí dentro, al menos mientras encontraba la forma de despertarla de ese mágico sueño.

Sin saber a quién recurrir o donde refugiarme, dirigí mis pasos, casi inconscientemente, hacia mis heredades mortales. Tal como era previsible, mi familia mortal no se alegró de verme aparecer con un sarcófago labrado con demoníacas imágenes y escrituras prohibidas, tampoco yo sentía ningún aprecio por ellos.

Utilice toda la autoridad superior que caracteriza a un Vampyr y asumí el mando de la familia después de partir por la mitad de un espadazo a mi hermano mayor, tan solo por contrariarme en la bienvenida. Por supuesto esto sirvió de ejemplo y atemorizo a todos los demás, debían preparase sin saberlo para ser asediados por mi tío Bodgan.

 

La ira de Bogdan

Sabía que sería perseguido y necesitaba guardias mortales, fortificar el castillo y acumular recursos para cuando vinieran a por nosotros. Pero no contaba con que los Voivodas de la zona prestarían ayuda a Bogdan. Se acercaba a nosotros un ejército de criaturas terroríficas salidas del Hades, con la sola orden en su mente de colmena: borrarnos de la faz de la tierra. No solo a Katja y a mí, también a cualquier desdichado mortal que fuera testigo de lo sucedido.

El ejército de criaturas encabezado por Bogdan entró en la villa y tras un encarnizado combate, vi con claridad que mis hombres debían sacrificarse para que Katja y yo sobreviviéramos. Sin importarme el destino de mis soldados, logre que abrieran una brecha entre las fuerzas enemigas, suficiente para embestir con un carruaje, con todas mis valiosas posesiones, tirado por caballos alimentados con mi propia Vitae. Gracias a esta maniobra evasiva pusimos tierra de por medio en dirección a Bizancio cómo primera parada.

 

Detalle Sarcófago Janosz
Camino de Tierra Santa

Imposible huir hacia occidente, estoy enemistado con los Tzimisce y los Ventrue y para llegar a la península Ibérica o a Francia tendría que atravesar sus tierras.

Bizancio está demasiado cerca del territorio de mis enemigos y ya no hay nada que me ate a la tierra por la que tanto luché. Tras tanto rencor acumulado, creyendo que me arrebataban mis legítimas posesiones, la herencia de mi familia mortal, ahora veo que ya nada de ello importa, solo mí no vida y Katja, así que decidí adentrarme en oriente, quizás en Egipto pueda encontrar ayuda para el sueño imperturbable de mi Sire.

Ya en Bizancio conseguí una valiosa información de un espía Tzimisce, algo que  hizo que me decantase por Jerusalén como próximo destino. Parece ser que no hay Tzimisce en la ciudad Santa debe haber poca influencia Tremere y lo que es más importante, no hay Príncipe.

Varias facciones pujan por la ciudad, por no hablar de todas las leyendas sobre reliquias y milagros que alberga tan misteriosa como sangrienta región. No hay que descartar que algún cabalista judío pueda servirme de ayuda para despertar a mi Sire.

Los Tremere, no les tengo ningún cariño pero ahora mismo pueden serme útiles, y a futuro quizás sean los únicos dispuestos a prestarme ayuda, el enemigo de mi enemigo es mi amigo, estoy dispuesto a intentarlo, quizás ellos puedan ayudarme a despertar a Katja, pero si los Tremere no me valoran como aliado, quizás me teman como enemigo. Uno de ellos me ayudó a cambiar de Senda, de la de los Reyes que ya no tenía ningún sentido en mi no vida, a la Vía del Pecado, lo hizo por un pago muy barato, la información sobre todo lo que sabía sobre los Tzimisce de Hungría y Transilvania.

Ya encaminado hacia Jerusalén, abandone mi antiguo apellido y pasé a llamarme Vadjanosz "la Bestia de Janosz", en húngaro Magiar. Adquirí un antiguo palacete de una familia navarra llamada Arista, situado en el barrio Cristiano de Jerusalén. La villa fue de una familia española que participó en las Cruzadas, era una familia aliada de Ricardo corazón de León, de hecho su esposa era de esta familia. Ahora el palacete está abandonado y la familia Arista ha caído en desgracia ahora que Jerusalén es musulmana y Saladino ha muerto igual que Ricardo, nadie sabe que va a ocurrir ahora que no hay tregua.

Ya veo las luces de la bella Jerusalén, en carruaje guardo todo lo que me queda en esta no vida, unos  puñados de "mi tierra", las cenizas y restos de mi familia mortal, los Janosz, ahora extinguida gracias a mi.

Cuando encuentre un lugar al que llamar hogar descansaré sobre la tierra formada por los restos de mis odiadas familias, cenizas y huesos, solo me queda añadir los restos de uno, el maldito Bogdan.