Albert
Gutemberg, el peregrino
Escudo Familia Gutemberg |
Nació
en la región de Baviera, el corazón del Sacro Imperio una madrugada de
primavera del año 1169 de nuestro Señor. Su nacimiento estuvo marcado por una
lluvia de estrellas que ilumino la noche y que los sacerdotes interpretaron
como un signo de buenaventura.
Fue
bautizado y se festejó por todo lo alto como cabe esperar del primogénito del
Barón. Crecido en el seno de una familia cristiana y adiestrado tanto en el
arte de la guerra como en las sagradas escrituras. Escuchando mientras crecía
las historias de su padre sobre la segunda cruzada y como había logrado hacer
retroceder a los infieles en tierra santa en nombre de Dios. Con todo esto
soñaba con que llegara el día de poder repetir la hazaña de su padre, y llevar
el nombre de su familia y el de Dios a esas lejanas y sagradas tierras.
Reliquia familiar: hueso de San Adalberto de Magdeburgo |
Cuando en 1188 Federico I tomo la cruz de la Catedral de Mainz fue uno de los primeros en unirse al ejército. Su padre le dio su espada y la reliquia familiar: un hueso de San Adalberto de Magdeburgo guardado en un relicario para colgarlo del cuello. El arzobispo de Sajonia lo bendijo y partió a reunirse con los otros 100 mil germanos que partirían a tierra santa.
Tomo parte de las
batallas desde el primer momento al formar parte del ejército de Federico y
estuvo presente en la mayor parte de las contiendas incluyendo la batalla de
Acre, donde se creó la Orden de los Caballeros Teutones y fue uno de los
primeros en unirse. Pero después de que Ricardo ejecutara a 3000 hombres,
mujeres y niños en las puertas de la ciudad, ante el campamento de Saladino,
perdió la fe en la causa. No era la palabra de Dios, era la de hombres de
decían hablar en su nombre. Aprovechó una
escaramuza para desaparecer, haciéndose pasar por muerto.
La fortuna quiso que
terminara la guerra y se firmara la paz y marcho a Jerusalén, donde enterró su
armadura y espadas, junto con su vida pasada en un pequeño cementerio y se hizo
pasar por peregrino, guardando únicamente la reliquia familiar, como recuerdo
de su pasado con la idea de no volver a perderse en el futuro.
Albert Gutemberg
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Ales e Iñigo Arista, los Nobles
Escudo de la Familia Arsita, Navarra |
Ales, instruido en el arte de gobernar, tenía una mente aguda y dotes para la estrategia y el mando. Iñigo era el perfecto guerrero. Ambos hermanos tienen una hermana pequeña, Inés, la cual ha estado siempre protegida por ambos. También saben de un hermano bastardo llamado Ewdard que tuvo su padre con una mujer inglesa.
Escudo del Titulo de Roncesvalles |
Ales Arista |
Edward,
El Navegante
Fue el tercer hijo
nacido del deseo y la lujuria, bastardo de los Arista. Su padre el Conde de Roncesvalles, del
Reino de Navarra, lo llevó a sus tierras y le encomendó su lugar en la
Madre Iglesia Católica. Edward se
enfrentó a su padre y desafiante fue expulsado de Navarra. Con lo puesto partió en busca de su
grandeza.
Navego por el mundo,
conoció muchas culturas y lugares como pirata. Acabó liderando su propia
tripulación como Capitán, conocido como el Navegante se labró una gran reputación en cada puerto conocido, matando, robando, arrasando y violando. Hasta que el crudo destino
lo puso en su sitio. Durante un asalto a un Rey Brujo del Norte, un Demonio
reclamó el alma de Edward y tras defenderse y enfrentarse a él consiguió huir
salvando su vida.
Dejó su vida de
excesos y acabó en un monasterio pagando con todas sus riquezas sus horribles
pecados. Renunció al deseo material y entrego su vida al Señor, como su padre el Conde Arista hubiera querido. El
Padre superior del monasterio le invitó a marchar y buscar su verdadero hogar.
Arrepentido regresó a
Navarra y contra todo pronóstico su padre
el conde Arista, le perdonó cual
hijo prodigo. Estaba satisfecho de que al fin Edward se hubiera convertido en
un siervo del Señor como el siempre había querido.
Edward |
Yrian,
el Gato
"...Y así es como a
los cinco años, después de toda una vida viviendo de la caridad de los
hospitalarios fui capaz de matar a un joven por un mendrugo de pan.
Desde ese día la cosa
ha ido a más, una de esas espirales que te muevas donde te muevas solo
consigues hacerla más y más grande.
No se lo he contado a
mucha gente, pero estuve enamorado... bueno no sé si enamorado, supongo que en
aquel momento sí. Enamorado de una chica de las calles, tenía unos ojos
preciosos y una sonrisa que me alegraba cada noche. Solo pasaba por allí para
mirarla de lejos comprendes? nunca me atreví aacercarme para decirle algo.
Un día desapareció.
Es en ese momento, cuando empiezas a arrepentirte de no haber hecho las cosas a
tiempo. Piensas que todo va a seguir ahí mañana ¿sabes? pero en nuestro mundo,
para los que estamos abajo llegar a mañana supone un reto.
Como decía, ella
desapareció. Por supuesto, yo ya tenía mis pequeños contactos asique qué podía
hacer... ponerme a buscarla. Pregunté aquí y allá¿y sabes qué? lo único que
recibí fue una advertencia de que dejara de meter las narices a la que no hice
caso... ¡ERROR!.
SI algún día recibes
una advertencia de ese tipo, no seas idiota y apártate. Un niño debe conocer
sus limitaciones.
El caso es que al
seguir investigando encontré una pista que me llevaba fuera de Jerusalén. No
había recorrido 1 kilometro cuando un extraño hombre... bueno el caso es que
llego un ejército y recordé
ciertas palabras que me dijeron de niño, que sumadas al encuentro con ese
hombre hicieron que abandonara mi egoísmo y mi venganza y me preocupase por mi
gente. Asique me declaro culpable de que tuviéramos que pasarlas putas en aquel
sótano durante meses, pero imagínate que hubieran asaltado la ciudad... todos
muertos.
Al calmarse las cosas
decidí continuar mi búsqueda, metiéndome de peón en una caravana que iba al
Cairo. Estuvo genial, sobre todo cuando me vendieron como esclavo a unos
mineros de la zona. Palizas, trabajo, palizas, trabajo... el día a día. No daba
una tío... cada decisión que tomaba era peor que la anterior.
Hasta que intente
fugarme y me pillaron. Intente matar a un guardia... otra estupidez. Los niños
deben conocer sus limitaciones como te había dicho antes. Es que imagínate a un
mocoso intentando apuñalar a un guardia adulto, preparado y curtido con una
esquirla de piedra. Me siento un poco gilipollas al recordarlo.
En definitiva, me
tiraron a un pozo para morir rodeado de mierda. Por suerte para mi encontré una
piedra suelta y al moverla el suelo venció.
Floté en la mierda
medio ahogado hasta que llegue a una orilla en la que unos tribales estaban
pescando. Pensé que me iban a matar... ya sabes un blanco entre negros. Eran el
pueblo de los Nubios. Y aquí es cuando dudas si el que te ayuda es Dios o el
Diablo. Mi suerte cambió radicalmente.
No voy a andarme por
las ramas, pero para ellos era una especie de profecía cumplida. El cocodrilo
blanco me llamaban. Me enseñaron muchas cosas, me acogieron... ¿te hace gracia?
Les debo la vida ¿sabes? por lo que espero que esa sonrisa cuando te digo lo del
cocodrilo blanco no sea una burla, porque como lo sea te enteras.
Y con todo lo que
aprendí fuera de las calles sumado a lo que había aprendido en ellas, aprendí a
salvar mis limitaciones, entre ellas la de la edad y decidí regresar a
Jerusalén convertido en lo que soy ahora.
Contestando a tu
pregunta. No creo que Dios nos
traiga al mundo para que seamos grandes hombres. Yo diría que le vale con que
simplemente seamos hombres.
¿Que para que te
cuento todo esto? solo argumentaba mi manera de pensar poniendo como ejemplo
mis vivencias tío... En fin, tengo trabajo, así que si no me ves mañana ya
sabes, reza por mi alma aunque sea un par de veces."
Yrian |