SIERPE
SOBRE BRASAS
Primera
parte
Dudosa era hasta
ahora la presencia del clan Tremere en la ciudad eterna de Jerusalén. Por fin
Mara, la Regente de la nueva Capilla Tremere, ha hecho realidad lo que
solamente era un anhelo lejano de Ceoris.
Los personajes fueron
parte importante tanto en la búsqueda de un emplazamiento para el importante
lugar, como en la defensa de la construcción del mismo. Los incansables
enemigos de los Tremere, los “Demonios” Tzimisce, también han llegado hasta
esta lejana tierra de Ultramar. Junto a sus hordas de monstruos y su hechicería
Kouldunica han intentado, sin éxito, una y otra vez impedir la inauguración de
la nueva Capilla Tremere.
La tormenta parece haber
terminado y ha dejado varias bajas tras de sí. Jaroslav Vadjanosz ha cumplido
su venganza acabando con su infame tío Bogdan, artífice de los ataques a la
Capilla. Cadios, el Ravnos murió abatido por sus ghoules Szlachta despertando
por fin a la realidad y con su marcha, la de todo el pueblo zíngaro que lo
rodeaba a las afueras de Jerusalén. En plena contienda Dragomir, neonato
Tzimisce, fue asesinado por su Sire, el Desollador que así mismo acabo devorado
por las criaturas de su aliado Bogdan. La última de las bajas fue la del
maquiavélico hermano Malkavian de Jesper, Samuel, apodado por sus hermanos: “el conspirador”.
Su muerte definitiva fue el culmen de una profecía revelada por el mayor de los
hermanos, el propio Malkav, el Antediluviano.
Ahora los personajes
han sido ascendidos por su valor y han puesto al servicio de Mara, la Regente
Tremere, sus armas y Disciplinas.
La calma parece haber
llegado, tras disiparse el caos, limpiarse la sangre y despedirse de los difuntos.
Todos los
supervivientes al ataque de la Capilla aceptaron asistir a una peculiar reunión,
donde Mara reveló su mayor secreto y tras ello, todos se sintieron unidos a su
noble causa.
Adam el Capadocio también
fue nombrado consejero de Mara. Lamentablemente la Regente Tremere les ha
pedido, que por el bien de su “Mascarada”, deben matar a su conocida Inés
Arista, la Tremere “rebelde”…
Itachi y Nicolás III,
regresaban al refugio por el alcantarillado para no llamar la atención. Aquí
abajo, el Malkavian siente el miedo de estar un poco más cerca de donde jamás
debe acercarse...la tumba de Malkav.
Almagor, Nosferatu
contacto de Cadios se encuentra con ellos en la oscuridad y recibe la mala
noticia de la muerte del Ravnos. Nicolás cambia de aspecto y ahora más violento
cómo “el Caníbal”, se zampa una rata de forma asquerosa.
El Nosferatu, en su
línea, hace un trato con los personajes. Si le secundan la adquisición de un
refugio seguro en el barrio judío, al que ya le tiene echado el ojo, les dará
cierta información que les puede ser de utilidad...
Itachi y Nicolás
aceptan y en noches posteriores intentan, sin éxito, hacerle llegar el mensaje
a Mara. La Tremere está ocupada y no puede recibirles.
Tres noches después,
Almagor, Itachi y Klaus, el hermano bromista de Nicolás, se
encuentran en el
cementerio judío, donde Adam reza ante las tumbas más antiguas. Klaus, cómo
médium, escucha una linda voz hebrea canturreada por una mujer y la tararea con
mesura.
Almagor, Nosferatu |
El Capadocio no puede
ayudarles para qué el refugio elegido por Almagor sea seguro y se van por dónde
han venido, de nuevo con las manos vacías.
El Nosferatu
desesperado, les da la información a cambio de qué le aseguren ese sótano
cuando puedan, en la mayor brevedad.
Almagor, con temor,
les dice que un viejo y poderoso Nosferatu vigila todos sus pasos desde las
profundidades de la ciudad. Es alguien peligroso de nombre impronunciable y qué
deberían tener en cuenta en el futuro...
El escurridizo
Nosferatu desaparece en las sombras y ambos vampiros se quedan pensativos.
Malkav se encuentra
en el refugio comunal y se dirige a todo el grupo... aunque realmente esta
solo:
–Mi más sincera enhorabuena –dice el
Antediluviano sabiendo que aunque no haya nadie, están todos– Por fin, os habéis liberado de esas
cadenas mentales que os ataban a varios
ancianos, que no son más que críos enrabietados. Los jóvenes sois el futuro y
ahora vais a poder demostrarlo.
–Yo a través de mis hijos os observo –dice mientras
señala uno de sus ojos– y estoy locamente
complacido… Sois los generadores de la Gehena.
–Sé que mi mensaje parece contradictorio –Malkav mira al
techo y levanta los brazos– Yo no soy un
antiguo, soy un Dios compasivo y como tal, quiero que ascendáis. Esos críos a
los que llamáis erróneamente antiguos solamente son sanguijuelas que absorben
la existencia de los demás. Como si eso les sirviera de algo… jajajajaja
–Escuchad esto último atentamente –El Antediluviano
señala a la nada– los hijos se alzaran
contra sus padres y sus abuelos les premiarán por ello.
El resto de
personajes que se acaban de despertar salen de sus cuartos al escuchar una voz
y cuando salen, Malkav está haciendo reverencias hacia la nada tras su
emocionante discurso. Ninguno de ellos ha escuchado ni una palabra, pero esto
no parece preocupar al Malkavian, que les da los buenos días para después irse
dejándoles a solas.
Itachi Uchiha, el misterioso
Tzimisce oriental, camina por el barrio musulmán en dirección a la cárcel real.
Va envuelto en una túnica oscura para no llamar la atención, pero tiene una
gran desventaja social. Ser oriental le supone ser un ciudadano de segunda
clase. Su aspecto y forma de hablar produce desconfianza entre los ciudadanos
de Jerusalén.
Muchos Cainitas
retienen los prejuicios de las sociedades que les soportan y esto puede
acarrear problemas mayores para Itachi. Seguramente si una multitud enfurecida
busca un chivo expiatorio, es más que probable que el Tzimisce se convierta en
su blanco.
La mayoría con los
que se cruza, piensan que está enfermo por su tono de piel y se apartan con
mirada de asco. Al llegar a su destino, sufre en primera persona este defecto social.
El soldado que guarda la entrada a la cárcel le escupe y ordena que se aleje de
allí o llamará a un guardián para ser expulsado de la ciudad.
La bestia se revuelve
en su interior queriendo salir y decapitar con sus manos al antipático humano,
pero Itachi se controla sabiendo que no hacerlo puede ser fatal para el soldado
y si le ven despedazarlo, también para él.
Itachi quería ver a
su contacto en los calabozos de la cárcel. Necesita intercambiar información
con él, parece saber mucho para ser un preso…. sus enigmas suelen estar a la
altura de sus consejos. ¿Quién será?
Se las ingenia para
entrar, diciendo al guardia que viene de parte del Gobernador y ante sus firmes
palabras le abren el portón de metal y desciende a los calabozos más profundos.
En uno sin
vigilancia, olvidado de la mano de Dios, hay una mesa frente a los barrotes con
el tablero de Xaturanga, que se encuentra en posición de inicio.
–¿Has encontrado ya a Mandalay? –pregunta el encapuchado mientras
abre con las blancas.
–No –responde Itachi acercándose al tablero al otro lado de los
barrotes– pero he dado un gran paso en la
buena dirección.
–Y con los Brujos ¿Cómo fue? –pregunta el encapuchado.
–Mejor de lo esperado –responde Itachi.
–¿seguro que ya has pagado el precio de tu alianza? –pregunta el preso.
–Sí, he pagado el precio –afirma el Tzimisce.
–Sabes que toda alianza tiene una cara pero también una
cruz
–dice mientras mueve ficha– ¿Cómo crees
que sentará tu nueva alianza a tus familiares?
–No me preocupa –dice Itachi– sé lo que hago.
Itachi se toca
inquieto el anillo de su dedo índice mientras piensa la siguiente jugada y
acaba moviendo al fin. El encapuchado se fija en ello y le pregunta:
–Tienes mucho apego a ese anillo ¿verdad? –Itachi piensa en
todo lo que tiene que comunicarle a su mentor y hace noches que no le llama
¿Por qué? La preocupación se dibuja en la cara del guerrero oriental.
–¿Te gustaría que te contase un cuento? –pregunta el preso
mientras mueve– quizás te ayude a pensar
en otra cosa…
Itachi accede y el
hombre comienza a hablar en susurros:
“Hay quien cree que la verdadera tumba del rey David se
halla en realidad enterrada bajo las arenas, oculta por el paso de los siglos,
capa de civilización tras conquista y destrucción de Jerusalén.
Sea cual sea la verdad, todos los Cainitas tienden a
evitar una zona cercana a Jerusalén. Hay algo que deja a muchos de ellos
inquietos siempre que pasan demasiado cerca del corazón de David.”
–Xake mat. Rey muerto –dice el preso sonriente– Itachi, hoy no estás concentrado en esta
batalla y así no puedes ganar. Deberías centrarte en lo que haces, si no
quieres acabar como desean tus enemigos…
–Creo que deberías irte –continua el preso– en unos instantes el guardián vendrá a
hacer su ronda, no creo que fura bueno para nadie que te encontrara aquí abajo.
–Muchas gracias por tus sabios consejos –se despide Itachi.
Itachi pensativo, sale
de la cárcel de forma sigilosa. Aun resuenan en su cabeza las palabras del
enigmático preso cuando éstas desaparecen y en su lugar escucha una risa
estrepitosa y escandalosa: “¡¡¡JAJAJAJA!!!”.
En guardia,
desenvaina su katana hasta que se da cuenta de que la risa solamente está en su
cabeza. Tras unos inquietos segundos deja de oírla…
Gabriel, el anciano
vampiro, se fija en la tosca prótesis de su brazo derecho. Le cuesta enfocar,
siempre ha sido algo corto de vista, pero cuando la ve claramente piensa en
cómo perdió el brazo…
Fue de humano hace
tantos siglos ya… es inevitable que en la batalla diaria del herrero contra el
fuego y el yunque, siempre hubiera alguna amarga derrota, y en la de Gabriel
lamentablemente perdió el brazo. Dejó de ser herrero para ser el mejor maestro
herrero de Jerusalén.
El Toreador siempre
ha tenido una apariencia imponente y su tosco brazo de metal y madera alimenta
esta imagen. Da la sensación de que hubiera vivido grandes dramas hace más de
un milenio y así es…
No hay que olvidar
que Gabriel fue uno de los elegidos por el Rey David.
Hace más de dos mil
años, Jacob, Mikeas, Isaac, Eliseo y Gabriel, fueron algunos de los elegidos por
David en secreto, quien les confió su plan para conquistar la inexpugnable
Jerusalén a través de la gruta secreta del "sinnor".
Muchos hombres
entraron en ese agujero al infierno pero solo estos cinco salieron de allí.
Tuvieron que batirse contra demonios subterráneos y una vez fuera abrir la
puerta de la ciudad amurallada desde dentro. El ejército de David, oculto y
preparado, entró rápida y eficazmente, tomando la ciudad sin apenas violencia.
El rey David nombró a
todos los integrantes del tercer grupo, héroes locales y a ellos se les
atribuyo la toma de Jerusalén. Fueron nombrados también maestros en sus artes y
consejeros de confianza del agradecido rey.
Actualmente no se
siente especialmente orgulloso de haber vendido al Salubri Nahum a los Tremere,
pero su pago hizo que descendiera de generación, una vez más, como aquella vez
cuando diabolizó a su rival, alcanzando la generación de su Sire, Elsh el
Arquitecto de Templos.
Con el pacto de no agresión
vigente entre el anciano Toreador y Mara la Regente de la actualmente inaugurada
Capilla de Jerusalén, Gabriel ha decidido ayudar a Inés Arista, su contacto.
A Inés no parece
importarle las vetas negras del aura de Gabriel, posiblemente sepa por boca de
Mara que fue su regalo el que ayudó a descender la ya baja generación del
anciano, dejando la macula del crimen en su halo, esta vez no por diabolizar,
si no simplemente por robar sangre de un Antediluviano y beberla sin pensar en
las consecuencias.
Ahora es difícil
quitarse el sabor de esa Vitae de la cabeza y este encargo de la joven Tremere
le ayudará a entretenerse y pensar en otra cosa.
Inés se encuentra con
Gabriel fuera de las murallas de Jerusalén, al otro lado de la puerta de las
basuras. Lugar donde antiguamente amontonaban todos los deshechos de la ciudad,
ahora todo el sur de Jerusalén se encuentra lleno de montañas de escombros,
tantos como los de una ciudad entera.
–Buenas noches Gabriel –dice Inés– Tengo un ritual taumatúrgico entre manos y quería pedirte ayuda sobre
como grabar en roca muy dura. Quería saber con qué tipo de herramienta podría
hacerlo. Sé que no eres cantero y tu oficio fue el de herrero pero seguramente
puedas ayudarme.
Gabriel le explica a
Inés como las armas que forjaba hace dos mil años eran legendarias en Jerusalén
y le enseña la ultima que queda, la tiene envainada y aún está entera. Ha
sobrevivido el paso de los años por que ha sido forjada por uno de los mejores
herreros… él mismo.
Inés se la pide y el
Toreador accede cediéndosela con cuidado. Inés la envuelve con su capa y le
promete que la cuidará ante el recordatorio de Gabriel de que no la quiebre.
La Tremere agradecida
le pregunta qué puede hacer para devolverle el favor. Y Gabriel le recuerda que
tiene su aura manchada de vetas negras que le delatan como diabolista, cuando
lo único que hizo fue saborear un poco de la sangre de un Salubri de cuarta
generación, Nahum, chiquillo de Saulot.
–Sabes que no es la primera vez que me lo piden –dice la Tremere sonriendo.
–Me gustaría poder pagar los errores de mi existencia… –confiesa Gabriel
melancólico.
Inés entiende su
sentimiento, ella también se siente así en cierto modo.
Unas noches después
de este encuentro, “el Guardián”, ghoul de Inés le hace llegar a Gabriel su
espada intacta. El Toreador pide que le transmita sus respetos a su señora.
Sven sale de la cueva
en la que se ha refugiado esta noche. Aún huele a carroña que debió traer aquí
alguna alimaña. Con ese horrible olor el vikingo se topa de bruces con un
enorme lobo negro que le ruge enseñándole los dientes.
–Hola Alexandrus –saluda Sven.
Ante sus atónitos
ojos el enorme lobo se transforma en Alexandrus, el guerrero griego del clan Gangrel,
brazo ejecutor de su Sire Celine. En guardia, espera el momento en el que el
neonato pierda los nervios y le provoca enseñándole los colmillos y rugiéndole
descaradamente a la cara.
–Alexandrus deja de echarme tu asqueroso aliento –esputa el vikingo al
salvaje Gangrel.
Sven controla su
bestia interior, que desea salir a “pasear” y de paso romper alguna cabeza
Gangrel…
–No seas estúpido y deja de comportarte como un perro
rabioso –dice
Sven.
Todo intento del
vikingo varego de retomar el dialogo es ignorado por Alexandrus, que está
deseando medirse el lomo con el Brujah.
Alexandrus, Gangrel |
Alexandrus se
arrodilla pero no es ante Sven, si no ante su Sire Celine, la sabia Ancillae
que viene sobre un imponente caballo blanco. Con gran agilidad desmonta y deja al
corcel a cargo de Alexandrus.
–Vengo de visitar una fortaleza Templaria y he conseguido
algo muy interesante
–dice Celine sin saludar a su chiquillo– No iba a dejar que entrases en
Jerusalén sin un objetivo concreto. Sé que no eres un diplomático y que te
viene grande mi último mandato de
conseguir mantener la frágil paz y fomentar la unidad entre vampiros de
las diferentes facciones en Jerusalén. Ya me conoces hay noches que mi vena
idealista puede conmigo.
Celine se sienta en
una roca y hace una indicación con la mano a Sven que se siente a su lado.
Alexandrus vuelve a transformarse en lobo y vigila las inmediaciones con sus
ojos rojos cual par de brasas incandescentes.
Sven se sienta y su
Sire continúa:
–Recuerdas que me he
empeñado en que aprendas que en esta no vida hay mucho más
que los bienes
materiales, ¿verdad?...
Celine, Sire de Sven |
Sven asiente –pues durante un tiempo deberás olvidarlo.
Ya que hay determinados bienes materiales, que con su poder sería más fácil
conseguir nuestros objetivos idealistas… ¿me explico? –pregunta Celine sin
esperar respuesta.
–Quiero que consigas esto para mí –La Brujah entrega a
Sven un viejo pergamino escrito con tinta dorada–
Cuando Sven le
recuerda que no sabe leer, ella se golpea severamente la cabeza diciendo –es verdad, violar, saquear y matar
–Celine sonríe burlonamente mirando al vikingo varego.
Y le lee en voz alta
el pergamino:
La Mesa de Salomón
(rey
de Israel, 978-931 a. C)
Conocida
también con los nombres de Tabla o Espejo de Salomón–, es una leyenda que
cuenta cómo el rey Salomón escribió todo el conocimiento del Universo, la
fórmula de la creación y el nombre verdadero de Dios: el Shem ha-meforash, que
no puede escribirse jamás y solo debe pronunciarse para provocar el acto de
crear. Según la tradición cabalística.
"Salomón
lo confía a una forma jeroglífica de alfabeto sagrado que, aunque evita la
escritura del Nombre de Dios, contiene las pistas necesarias para su deducción.
Este jeroglífico tiene como soporte material un objeto: la llamada Mesa de
Salomón".
Según
esta leyenda, la trascendencia de la tabla está en que dará a su propietario el
conocimiento absoluto, ya que el pronunciar el nombre de Dios significa abarcar
a toda su creación…
…pero
el día que sea encontrada el fin del mundo estará próximo…
Tras leerlo se lo
entrega, monta su caballo y se despide de él diciéndole de forma muy seria las
siguientes palabras:
–Recuerda chiquillo,
“el buen juicio lo da la experiencia y gran parte de ella la da el mal juicio”
Celine cabalga su
corcel blanco junto al Gangrel Alexandrus, ahora en forma de lobo negro.
–Por cierto Sven… –grita
Celine mientas se pierde en el horizonte–
¡TODO EL MUNDO SABE QUE EL SANTO GRIAL
ESTÁ EN ESCOCIA!
Dejando solo a Sven
que se encamina hacia Jerusalén, o como la llama su Sire: la ciudad Eterna.
Jaroslav Vadjanosz es
infame entre los Altos clanes, cualquier Ventrue, Lasombra o Tzimisce con el
que se cruce seguramente habrá oído alguna de sus historias de rebelión,
ruptura de cadenas o Amaranto. Por supuesto se han expandido como la brea
ardiendo sobre el mar en calma. Vadjanosz es el inicio de una maldita leyenda
que comenzó matando un Teremere en los Cárpatos y diabolizando a continuación a
varios Vástagos; Ha continuado con la caída del imperio de su abuelo Janosz y
la dieblerie del mismo por la Sire de Jaroslav, Katja; Y ha terminado con la
muerte de su tío Bogdan en una Capilla Tremere que ha ayudado a construir e
inaugurar, como aliado de la Regente de dicho lugar.
A cualquiera que se
lo cuente, pensaría sin dudarlo que Vadjanosz es un Malkavian con
mucha
imaginación. Pero todo ocurrió y es real. Igual de real que el sarcófago de su
Sire, aquí presente.
Sarcófago de la Sire de Vadjanosz |
El Tzimisce permanece
sentado frente al gran cajón ricamente labrado, que se encuentra en una cámara
secreta de la Capilla Tremere, guardado por el espíritu de un Dientes de Sable.
Tampoco sería grato
que ningún Tremere le encontrase en este lugar, ya que tiene a todo el clan
tras su cabeza. Pero poco más importa al Tzimisce rebelde que despertar a su
Sire, Katja, Tzimisce, Influyente, poderosa, agresiva y violenta. En el pasado
el Sire de Katja le concedió abrazar a un chiquillo, Jaroslav, para tratar de
distraerla de su competitividad con su otro chiquillo, Bogdan, primogénito y
“heredero” mientras que Katja era la Senescal y “heredera de los conocimientos
místicos”.
Ahora Bogdan ha
muerto a manos de Jaroslav Vadjanosz, lamentablemente con poco sufrimiento para gusto del Tzimisce.
Detalles del sarcófago |
Vadjanosz no puede
dejar de mirar el sarcófago tallado en madera negra del bosque de las almas.
Confeccionado por los mejores maestros artesanos y hechiceros Koldunes. La luz
no es capaz de entrar y Katja dentro, se encuentra protegida de todo mal, al
menos mientras Jaroslav encuentra la forma de despertarla de ese mágico sueño.
Era el sarcófago
sagrado de Janosz, su abuelo, y ahora, su Sire Katja descansa en él, en un
letargo inducido por una maldición adquirida en el mismo momento en el que
diabolizó la esencia de su viejo Sire Janosz. Jaroslav siente tal devoción por
su creadora que está totalmente rendido a su Sire Katja, si algo le pasará…
El resto de la noche
se la pasa en la biblioteca de la Capilla Tremere, donde solamente de vez en
cuando aparece Rusticus, la Gárgola de Mara, para vigilar que todo está
correcto y Amelia, su ghoul que busca algún tomo y se va igual de rauda que apareció.
Vadjanosz no quiere ni pensar lo que se le puede estar pasando por la cabeza a
la bella ghoul cada vez que ve a un infame Tzimisce buscando entre los libros
de su Señora Mara. Que maravillosa locura…
Bajo un pequeño lago
de agua subterránea bajo Jerusalén una gran forma humanoide anfibia se alza en
la pedregosa orilla. Sus ojos están acostumbrados a la oscuridad y su en
resbaladiza piel un fango verdoso ilumina tenuemente la estancia. Ante el
horripilante ser otro aún más feo y enorme, con una boca descomunalmente
gigante. Es Sobek que pasea con uno de sus amigos de la mano a en plena
oscuridad, mientras le susurra algún chiste y ríe nervioso. Su amigo es un
cadáver descompuesto y ya sin ojos ni a penas pelo.
–Sobek, soy Y'ha-nthlei, tu maestro –dice el Nosferatu
mientras emerge del agua y agarra un pez, que decapita de un violento mordisco
masticándolo. Después le ofrece los restos a Sobek. El neonato Nosferatu le da
un mordisco y le mete un trozo en la boca a su “amigo”.
–Nunca tuviste Sire, ya lo sabes –comienza a acariciar
al monstruoso Sobek– fuiste
abandonado a
tu suerte tras ser abrazado y arrojado como una basura a las cloacas. Yo
siempre quise ser padre –Y'ha-nthlei mira al infinito y continua– y
nunca vi la oportunidad de hacerlo. Así que ahora mira, yo soy tu Sire… tu
espejo al que asomarte para saber que deber hacer para crecer en la dirección
correcta –se yergue firme como un general– Yo me intereso por ti, te he enseñado todo lo que sabes, yo te
aconsejo y te ayudo… a pesar de tus… “amigos”…
–mira con asco al cadáver que cuelga como un guiñapo putrefacto, de
la mano de Sobek.
Y'ha-nthlei, anciano Nosferatu mentor de Sobek |
–¿Y por que todo esto? –pregunta sin esperar respuesta– por la misma razón por la que todo el mundo
se reproduce, para que su hijo pueda trabajar ayudando a su padre. Y tu –señala
con el dedo tocando su gran pecho verdoso
con su uña puntiaguda– Sobek, deberás ahora portarte como un hijo y
reportarme parte de mi sacrificio y tiempo. Contándome que sucede en la
superficie... cómo ya estás haciendo…
–No me sienta bien salir a la luz de la luna –dice altivamente Y'ha-nthlei–
No guardo buenos recuerdos de la última
vez que pisé la superficie, hace tantos siglos ya… –una expresión de temor
asoma por la faz de Y'ha-nthlei.
–No lo necesito. Desde aquí abajo puedo controlar a mis
muñecos como tu controlas a los tuyos Sobek, la diferencia es que los míos son
más… vivos…
–mira fijamente al escamado neonato.
–Hijo mío para que yo siga apoyándote, tú deberás
demostrarme que merece la pena haberte enseñado…. Sube a la superficie, deja a tus
amigos aquí abajo, te estarán esperando cuando vuelvas. Y dime lo que ocurre ahí
arriba.
–Me gustaron tus ultimas noticias sobre un nuevo clan que
aflora en Jerusalén y debo saber porque. Los Tremere, esos Brujos a los que
ayudaste con su Capilla. Quiero saber todo sobre ellos, cuántos son, que
buscan, cuanto poder tienen, quienes son sus aliados, quienes sus enemigos…
cuáles son sus secretos… secretos… deseo saber sus secretos… –el gran anfibio mira
al infinito con el puño cerrado–
descúbrelo y cuéntame cuando lo sepas todo sobre ellos.
Sobek pensativo
afirma con la cabeza y recuerda a su Sire que ya lo está haciendo y que seguirá
haciéndolo mientras se lo pida. Hablan sobre el asunto, y sobre el poder de la
información. Sobek también le pregunta a cerca de un posible posicionamiento con
alguna de las facciones de la superficie y Y'ha-nthlei le dice que mejor no
tenerlo y ganar de todos ellos.
Dejando a su “amigo”
en su refugio, se escabulle por el laberinto de escombros y catacumbas
derruidas que conforman los subsuelos de Jerusalén y emerge de una húmeda y
sucia alcantarilla a la tranquila y calurosa superficie. Una rata de su Sire le
conduce hasta una casa con la puerta blanca y se escabulle de nuevo hasta las
alcantarillas.
Lucian acaba de
llegar a Jerusalén. Se encuentra abrumado y fascinado por la ciudad Eterna. Los
siglos pesan bajo las calzadas que pisa. La fe latente en cada templo que
atemoriza al neonato. Los cuatro barrios de cuatro pueblos diferentes, musulmanes,
cristianos, judíos y armenios. Cada uno en un barrio encerrado tras sus propios
muros, como si se tratase de cuatro ciudades juntas, como un enorme
rompecabezas de civilizaciones.
Ha sido convocado por
su Maestro, su Señor, por el Padre de todos. Él es quien le reclama más allá de las tierras que Lucian
conoce.
El Malkavian camina
guiado por su instinto, lleva una carta en la mano y la aprieta más y más a
medida que se acerca a su destino. Sus nervios están a punto de aflorar junto a
la bestia, pero Lucian es capaz de contener todas sus emociones.
Al final va a
reunirse con sus hermanos de clan y podrá poner en práctica sus enseñanzas. Por
fin es libre y será ahora cuando tenga que demostrar por qué fue elegido para
venir a Jerusalén.
Lucian se encuentra
por fin en el barrio musulmán y camina hasta llegar a un peculiar y sencillo
templo recién reformado. Por las huellas del suelo, parece haber sido atacado
recientemente, debió ser toda una marabunta de atacantes.
El joven se encuentra
ante la Capilla Tremere “Dientes de Sable”, recién inaugurada y presentada a la
Estirpe por Mara, su poderosa y misteriosa Regente, una Tremere llena de
secretos.
Llama a la gran
puerta desgarrada por grandes zarpazos. Tras unos segundos de incertidumbre una
monstruosa ¿Gárgola?, le da la bienvenida.
Rusticus, Gárgola de Mara |
Lucian aprieta la
carta con el sello roto de Malkav. Rusticus la ve pero el Malkavian no se la da.
Pregunta por Mara y la Gárgola cierra violentamente la puerta al joven en sus
narices.
Es lógico que no le
dejen entrar en una Capilla Tremere, pero tras una corta espera, Rusticus
regresa y conduce al neonato hacia el interior de la Capilla.
Una vez dentro el regocijo
de Lucían va en aumento, va a conocer a su nuevo Señor, noble de espíritu y
creyente como él, va a conocer a Nahum...
¿Qué ponía en la
carta escrita por Malkav? Lucian la relee:
Querido
hijo Lucian,
Te he
convocado a estas tierras para que seas mi regalo a Nahum, por encargarse del
molesto Samuel.
De mis
hijos eres el más ferviente creyente del altísimo y como tal se que serás un
valioso Paladín de tan digno Señor y a partir de ahora serás su brazo
contundente.
Ten en
cuenta una cosa más hijo mío, cuatro hermanos tuyos habitan en Jerusalén, se
llaman Jesper, Klaus, Alice y Nicolás Tercero. Se respetuoso con ellos ya que
son familia y sinceramente me divierten mucho, así que cuida también de tus
hermanos de clan.
Cuando
llegues a la Capilla Tremere situada en el barrio musulmán, pregunta por Mara y
una vez estés con ella, preséntala tus respetos y dale esta carta. Ella te
conducirá a Nahum.
Me
despido de ti sabiendo que eres lo mejor que le puedo ofrecer a los Salubri y a
su noble causa, no sin antes decirte que yo también puede que alguna vez camine
por el lugar para saber que todo está en orden…
Besos y
muchos abrazos.
Malkav, padre de todos los lunáticos
La Capilla olía a
sangre fresca y por dentro parecía que había recibido el ataque de una horda
Tzimisce. La estaban reconstruyendo pero se veía que aun quedaba por hacer. Una
escultural Gárgola miraba fijamente al extraño, sin quitarle ojo. Se ha
presentado como Rusticus y permanece inmóvil confundiéndose entre la maltrecha
decoración.
El imponente
Esqueleto de un enorme Dientes de Sable presidia el vestíbulo circular. Una
mujer encapuchada apareció y disculpó a su señora Mara, la Regente de la
Capilla. Vendría su consejero para hablar con vosotros.
¿Vosotros?... de
pronto el joven brujo reparó en que un encapuchado permanecía en silencio al
otro lado de la habitación. Inmóvil y sigiloso. Su vestimenta la de un guerrero
eclesiástico, armado con una espada enfundada.
No se veía su rostro,
pero parecía estar mutilado por una fea cicatriz. El otro extraño era joven y
parecía nervioso y apretaba una carta en su mano, como si la no vida le fuera
en ello.
Rostro de Lucian, Malkavian |
De pronto un hombre
vestido de sabio rabino aparece en la estancia. Es de mediana edad con el pelo
y la barba largos, rizados y negros. El lado derecho de su rostro está
desfigurado y al ver la cicatriz del joven sonríe sintiéndose reflejado en él.
–Buenas noches Vástagos –saluda el hombre– soy Adam, del clan Capadocio, Consejero de la Regente Tremere. Ser
bienvenidos a Saberthoot –mira al gran esqueleto.
–¿Y vosotros sois? –pregunta Adam interesado. Ambos vampiros se
presentan solamente con sus nombres.
–¿Qué os trae aquí? –vuelve a preguntar el Capadocio.
Aesir dice venir para
reunirse con Mara y Lucian desea entregarle una carta.
El Capadocio les escucha
atentamente mientras Lucian se quita la capucha y descubre su marcado rostro. Pero
no da respuestas a sus peticiones de ver a Mara, la Regente.
–¿Lucían has dicho?... tu hermano Jesper dejó aquí esta
mascará para ti, dijo que tu
sabrías que significaba– y el Capadocio le da
con cuidado una máscara blanca como la luna.
Mascara de Lucian |
Lucian pregunta por
su hermano mientras se fija atentamente en la máscara, es inquietantemente
hipnótica.
Los vástagos ven a
Adam inquieto, incomodo, parece que tiene prisa o no parece estar muy
acostumbrado a estos protocolos.
–Mi presentación deberá valer por hoy –concluye Adam y les da una
dirección del barrio Cristiano escrita en un viejo papel.
–Podéis acudir ante los Paladines de la Capilla, ellos se
encargarán de vosotros, decid que os envía Adam.
Tras esta atípica
escena de presentación ambos neonatos se encuentran en la puerta de la Capilla
con un “mal sabor de boca”.
Lucian comparte con Aesir
la extrañeza de la no comparecencia de Mara mientras Aesir no parece darle
importancia y silba alegremente.
Aesir pregunta
amablemente a un transeúnte por la localización que les ha dado Adam con tan
buena dicha que el simpático hombre con el que se han topado les acompaña hasta
el lugar, dándoles después un poco de su comida y algunas monedas locales.
Lucian rechaza las
monedas pero Aesir las recoge para después dárselas de nuevo al Malkavian
diciéndole: –nunca rechaces un regalo de
buena voluntad.
Lucian coge las tres
monedas y piensa en dárselas al primer necesitado con el que se encuentre.
Ambos vampiros tocan la puerta del destartalado edificio que tienen delante.
Itachi, el Tzimisce,
se despierta en el refugio comunal y se encuentra con el anciano Toreador
Gabriel. Ambos hablan sobre la reciente intervención de Malkav hacia un público
invisible. El Malkavian no se encuentra con ellos y el Tzimisce especula con la
posibilidad de que sea una de las personalidades de Jesper, su demente
compañero de refugio. No cree probable que un Antediluviano comparta refugio
con ellos.
Ambos hablan sobre Jesper
el Malkavian y sus múltiples personalidades, cuando de pronto escuchan ruidos
en la superficie. Gabriel sube las escaleras del oscuro sótano para ver qué
ocurre y se encuentra en la puerta a dos hombres que no conoce.
Un joven ¿mago?,
debería serlo por sus atuendos inconfundibles y su enorme báculo y otro joven
encapuchado vestido con ropajes bélicos eclesiásticos, podría ser un Cruzado.
Ambos se presentan
cómo Lucian, Malkavian y Aesir Pentagast, Tremere. Dicen venir de parte de
Adam, el Consejero de Mara.
A pesar de las
suspicacias hacia el Tremere por parte de Itachi, Gabriel les abre las puertas
a su refugio comunal, dándoles la bienvenida y presentándose como anciano
Toreador y después al Tzimisce presente.
Los cuatro mantienen
una tensa conversación en la que no queda claro más que lo siguiente: Los
nuevos buscan a Mara, la Regente, para presentarse a ella.
Gabriel parece más
conciliador pero Itachi se encuentra suspicaz ante los nuevos visitantes.
Vadjanosz, el
Tzimisce, acaba de despertar en su refugio, bajo el palacete Arista. Cuando su criado
encargado de las tareas mundanas le informa de un peculiar personaje que espera
en la puerta del edificio.
Jaroslav Vadjanosz
pide que le dejen entrar y la imponente figura nórdica del vikingo varego se
encuentra con el Demonio de Transilvania, que lo espera sentado en un trono
traído de sus lejanas tierras. A su alrededor viejos muebles polvorientos en
desuso y un lugar oscuro, sucio y poco acogedor, no parece que nadie viva aquí,
al menos durante el día.
El varego se presenta
como Sven, del clan Brujah y Vadjanosz hace lo propio diciendo nombre y clan.
Ninguno de los dos ha conocido a muchos del clan del contrario y para ambos es
una novedad interactuar con alguien así.
El Tzimisce pregunta
por la razón de que haya venido a su refugio y Sven le cuenta que su Sire le ha
enviado a esta dirección.
El Brujah no se va
por las ramas y no acostumbrado a la palabrería suelta directamente por que está
en Jerusalén:
–Vengo en busca de la mesa de Salomón –dice decidido– ¿sabrías donde encontrarla?
Jaroslav, sorprendido
por tanta franqueza no sabe cómo afrontar dicha pregunta y le explica al
neonato, es evidente que lo es, que el templo de Salomón fue destruido y saqueado
hace siglos, quizás milenios.
Esto desanima al
joven Brujah, pero el Tzimisce con gran curiosidad le invita a una copa de
sangre que sirve su criado y le propone ayudarle. Sven confiado bebe la copa de
un trago y pide que se encaminen a buscar la mesa.
El Tzimisce le explica
que tiene unos aliados que quizás puedan ayudarle, llevan más tiempo que él en
Jerusalén y puede que sepan de antiguas reliquias. Ambos salen hacia el refugio
comunal montados en un tenebroso carruaje propiedad del Demonio.
Discordia
Al fin los seis vástagos
se encuentran en el refugio comunal. Tres de ellos se conocen: Gabriel, Itachi
y Vadjanosz; Otros tres son nuevos y acaban de llegar a Jerusalén: Lucian, Sven
y Aesir.
Todos ellos se
presentan formalmente y todos se preguntan que hace un Tremere en su refugio.
Además, Aesir parece reconocer a Vadjanosz y sonríe al verle, algo que inquieta
al Tzimisce.
Sven el Brujah, rompe
la tensión inicial y pregunta por la mesa de Salomón. Todos hablan sobre el
asunto. No parece más que una vieja leyenda de un tesoro mágico, hace tiempo
saqueado.
Aesir el Tremere
pregunta a Vadjanosz si trabaja para Mara. El Tzimisce evade la respuesta y
mirando a Itachi dice al Tremere:
–Un Tremere entre dos Tzimisces –y sonríe maléficamente al decirlo.
Aesir no se encuentra
incomodo, más bien todo lo contrario. Dice venir buscando a Mara y parece que
nadie puede ayudarle a conducirle hasta ella.
El Tremere se
interesa por un pergamino que enseña Sven para dar veracidad a sus palabras. Es
un viejo papel escrito en latín antiguo con letras doradas. El Tremere se lo
pide y lo observa con interés. No parece una falsificación, pero otra cosa es
que diga la verdad.
Lucian, caballero
Malkavian, deja claro que un tesoro sagrado de tal calibre no debería estar
nunca en las manos paganas de un vikingo. Y le asegura que en caso de
encontrarlo no piensa permitirle que lo toque.
Sven, viendo como el
joven se le encara, le asegura que es un encargo, no es nada personal.
Vadjanosz, el
Tzimisce, pregunta a Lucian si se conocen de algo, ya que habla demasiado
familiarmente y se comporta con una confianza fuera de lo común.
Lucian asegura ser un
familiar lejano de Jesper y el Tzimisce comienza a comprender que quizás sea el
propio Jesper con una nueva personalidad, seguramente adquirida tras la reciente
muerte de Samuel.
Aesir silba mientras
los vampiros discuten y pregunta por el refugio que pude ocupar. Itachi le dice
que cualquier estancia del piso a ras de suelo y no del sótano, donde se
refugian ellos.
Lucian intrigado
pregunta a Sven por la persona que le ha pedido que encuentre la mesa de
Salomón. El Brujah repite que es un encargo sin responder al Malkavian. Lucian,
irritante, sigue diciéndole al desconocido varego que va ha hacer todo lo
posible por qué no la encuentre. Esto comienza a inquietar al Brujah que a
pesar de que no quiere problemas, solamente un loco atosigaría tanto a un
Brujah desconocido. El Malkavian se enfada y grita violentamente así que el
vikingo se plantea la posibilidad de tener que sacar sus hachas para zanjar el
asunto… Vadjanosz, ve la situación y tranquiliza al Brujah, no quiere que la
sangre llegue al rio.
Gabriel toca el
pergamino de Sven con Psicometría para ver su pasado y las emociones que cargan
el viejo papel. El Toreador ve la escena en la que la Sire de Sven se lo da, con
nítida claridad, pero no es capaz de ver más allá. Las emociones impregnadas en
el pergamino son demasiado lejanas en el tiempo.
Mientras Aesir, el
Tremere, pide coger el papel, murmura al tenerlo entre los dedos y… ¿lo huele?,
si, lo huele.
Vadjanosz no pude
creerse lo que ve. Un puñado de vampiros alterados por una vieja historia
contada por un neonato Brujah desconocido… ¿esto tiene algún sentido? Y así lo
expresa a viva voz.
Itachi mira a
Vadjanosz y le dice haciendo un gesto hacia la salida:
–Jaroslav, nosotros tenemos tarea –lo dice sin
ocultarlo a todos los presentes.
–Si Mara no ha podido ayudarnos, igual tengamos suerte
con Inés –deja
caer Vadjanosz.
Aesir pregunta si hay
más Tremeres en la ciudad, Itachi le responde que solamente Mara, la Regente e
Inés, que él sepa.
Lucian sigue obcecado
con Sven con el tema de no dejar que un pagano encuentre y profane una reliquia
judía. Cansado Gabriel interviene:
–He custodiado el mismísimo Arca de la Alianza, aquí en
Jerusalén hace más de dos mil años –dice el imponente Toreador con voz firme– deja
de decir lo que se debe o no se debe hacer con las reliquias hebreas… –advierte al joven Malkavian .
Lucian contrariado le
dice que debería estar con él en esto y confiesa ser un Templario, un Cruzado
del Señor y si él fue un portador del Arca no debería hablar así. Sven controla
su bestia interior ya que su sangre Brujah comienza a hervir por culpa del
molesto Malkavian.
–Los Templarios también han hecho cosas malas… –apunta Aesir arrojando leña al fuego desde la lejanía.
En este momento de la
noche los seis vástagos deciden separarse en dos grupos: uno irá a la Capilla
Tremere para preguntarle a Mara por la mesa de Salomón (Gabriel, Sven y Aesir);
Y el otro decide ir al refugio de Vadjanosz para tratar asuntos privados
(Itachi, Vadjanosz y Lucian, a este último le invitan sabiendo que es Jesper,
aunque ni el mismo lo suponga; Y por supuesto acepta encantado).
El piadoso Lucian
Una vez en el refugio
de Vadjanosz, Lucian les dice a los dos Tzimisce que su hermano Jesper le debe
un favor a Inés y que a su vez Mara/Nahum le debe un favor a él. Había pensado
compensar ambos favores y que Nahum perdone la vida a Inés para compensarle su
favor y al mismo tiempo le habrá devuelto el suyo a Inés. Y tras esta cadena de
favores todos ganan y nadie muere.
Los Tzimisces le intentan
explicar que no es una decisión que puedan tomar ellos, ya que solamente son
los ejecutores de la orden. Debería hablar con Mara para convencerla, aunque
ellos ya lo intentaron diciéndola que podían no tener que matar a Inés si la
disuadían o empalaban, pero Mara les dijo que la única solución para que su
engaño perdurase en el tiempo era acabando con la única que podía desvelar su
oscuro secreto, por su cercanía a todos los implicados, incluso a la verdadera
Mara.
Lucian expone que
pueden pensar por sí mismos y que no deben asesinar a sangre fría a pesar de
saber que es una decisión errónea. Inés siempre ha ayudado al grupo y no se
merece este final.
El Malkavian no
convence a los Tzimisces, pero les pide por favor que llegado el momento no la
maten sin pensarlo, que la empalen y después decida Nahum si de verdad matarla
o no.
Entre los tres idean
un plan para seguir en secreto a los tres que han ido a buscar a Inés y así
poder encontrarla de forma segura. Vadjanosz les cambiará la cara a los tres,
ya que Itachi no conoce la Vicisitud y les pondrá el aspecto de tres egipcios
comunes. Después Lucian con su elevada Ofuscación les ocultara a todos mientras
siguen al otro grupo hasta dar con Inés. Después verán que hacer con ella.
Así lo hacen y salen
en dirección a la Capilla Tremere, en busca del otro grupo.
Amenaza Assamita
Gabriel, el anciano
Toreador, pregunta a Aesir, el Tremere recién llegado, sobre sus verdaderas
intenciones hacia Inés, su contacto. Sven les acompaña a cierta distancia,
siempre en silencio.
El Tremere asegura
que solamente está interesado en conocer a una compañera de clan. En ese
instante el sexto sentido, que le da el Auspex de Gabriel, alerta al Toreador, siente
que hay peligro cercano, originado por un único ser.
Desde lo alto del
minarete (torre) de la Mezquita de Al-Aqsa, situada en la explanada de las
mezquitas,
en pleno barrio musulmán. Alguien les observa sin ocultarse, es una oscura
figura con intensos ojos rojos brillantes, utiliza Protean, sin duda quiere que
le vean.
Mezquita de Al-Aqsa, explanada de las mezquitas |
El momento más tenso
que han vivido con el Assamita fue durante la construcción de la Capilla que
Rashid advirtió que se encontraban en pleno dominio Assamita, estaban atrayendo
ataques Tzimisces nada recomendables para la tradición del Silencio de la Sangre.
A punto estuvo de
llegar la sangre al río con Vadjanosz, que gracias a la irrupción de Rusticus,
la gárgola de Mara, el Assamita se fue con ella para aclarar con la Regente los
acuerdos para mantener una tregua por medio de la diplomacia.
Rashid, Assamita |
–Tengo un mensaje para vuestros compañeros los esclavos
de los Tremere: Sé que esconden algo… no sé lo que es –niega repetidamente
con la cabeza– pero no son trigo limpio. Les
he visto deambular por el palacete de los Arista. Estos cruzados tenían heridas
abiertas por asuntos del pasado, concernientes a los Tremere. Y ahora ellos…
nadie puede estar tan apegado a un Tremere sin ser uno de ellos o su esclavo y
no tienen pinta de ninguna de las dos cosas. Algo se traen entre manos. Cuando
descubra lo que ocultan, lo utilizaré para expulsaros cómo infieles que sois, a
todos vosotros. –extiende la amenaza–
Todo extranjero que tengáis algo que ver con los Cruzados no os merecéis la vida que vivís.
Seréis todos desterrados y jamás volveréis a molestarnos.
Tras amenazarles y
dejar claro que si están con ellos la amenaza es extensible a todos, desaparece
de la vista de los personajes.
Gabriel, Aesir y Sven
llegan a la Capilla y el grupo de Lucian, Vadjanosz e Itachi,
ofuscados, les
siguen sin ser vistos ni escuchados, son invisibles para todos los presentes.
El nivel de la Disciplina de Ofuscación de Lucian es sublime y su sigilo les
permanece ocultos espiando sin ser descubiertos.
Tobit, Soldado ghoul de Mara |
Gabriel toma la
iniciativa y gracias a Aesir que es Tremere entran en la Capilla. Aesir se da
cuenta de que estos lugares no suelen estar abiertos a vampiros de otros
clanes, pero las cosas no parecen funcionar así en Jerusalén.
En la Capilla, Tobic el
soldado, Amelia la Ghoul y Rusticus la Gárgola, hacen vida cada uno dedicado a
sus quehaceres; El soldado guarda la entrada día y noche y hace rondas por
todas las estancias permitidas para ver que todo marcha bien; La mujer, se
encarga de la gestión de la Capilla y sale y entra de ella al igual que visita
la biblioteca u organiza los trabajos de Tobic o Rusticus; La Gárgola vigila
todo lo que ocurre dentro de la Capilla, si hay invitados, si no los hay lo
hace desde el tejado, donde parece una estatua que apenas llama la
atención.
“El guardián”, ghoul de Inés, vendado, magullado y cojeando,
se presenta ante los
personajes y les conduce a una de las estancias de la
Capilla dónde se encuentra su señora Inés, junto a un hombre con semblante
serio y ropajes eclesiásticos. No hay que olvidar que una Capilla Tremere es un
lugar de acogida para cualquier integrante del clan.
"El Guardián", ghoul de Inés |
Inés luchó y sangró
junto a los personajes en la inauguración de la Capilla. Casi muere al igual
que su ghoul aquí presente. Y ahora su rostro es de resignación. Se dan cuenta de
que tiene una fea quemadura en la mano derecha.
El aspecto rudo del
ghoul, contrasta con el semblante angelical de la jovencísima Inés. Su túnica
oscura y su mirada, sin embargo, hace ver que tiene más preocupaciones de las
que debería para una joven noble de su edad.
Inés Arista, de noble
cuna castellana. Encerrada en un convento por su mera condición de mujer noble.
Perseguida, ya en su libertad, por la Santa Inquisición que la acusaba de
Bruja. En aquel convento en llamas dejó su inocencia. Llegó a Jerusalén
buscando refugio en casa de sus hermanos Arista y se adentró en una telaraña de
conspiraciones, traiciones y muerte que acabó con su abrazo a mano de los
Tremere al ser rescatada por estos de la tortura y la agonía de la Inquisición.
Cuando regresó a
Jerusalén había transcurrido tiempo desde su huida y vino con nuevas
motivaciones. Había conseguido cierta posición en el clan y con ella una
ansiada “libertad”, ahora al menos, tenía mucho más margen de movimientos.
De algún modo se
deshizo de su Sire y dejó claro a los personajes que no comulgaba con los
Tremere, convicción en la que estaban de acuerdo con ella antes de la fundación
de la Capilla.
Inés Arista, Ancillae Tremere |
Gabriel presenta a
Aesir, Tremere y a Sven Brujah, le dice a Inés que son conocidos suyos y ambos vampiros
permanecen en un segundo plano en la conversación entre contactos.
Inés pregunta por
Jesper y Gabriel le responde que hace tiempo que no le ve. La mujer le dice que
le pregunte que tal con su anillo mágico, el que ella le regaló sin pedir favor
a cambio. Para que pudiera ocultar sus vetas negras y no le vieran como el
diabolista que era. Gabriel, confundido, asegura que cuando vea al Malkavian se
lo recordará. El Toreador percibe cierto resentimiento en las palabras de la
Tremere.
–Estaba por aquí porque he encontrado, en un antiguo
asentamiento judío situado a las afueras, ciertos escritos hebreos que fueron
encomendados a los primeros Tremere que pisaron Jerusalén. Necesitaba un libro
para traducir ciertas cábalas…–señala unos bultos que lleva el Guardián en
un saco de viaje.
–Gabriel, tú tienes confianza con Jesper y los suyos, me
gustaría que les transmitieras un mensaje –dice la mujer sin saber que están aquí
ofuscados y escuchando– Parece ser que ya
han elegido bando –dice Inés con voz triste y quebrada– siempre he estado a su lado y hemos
intercambiado valiosa información hasta ahora… ¿Qué ha hecho que se vendan a
los Tremere? ¿Tan fácil es comprar su lealtad?... Pensaba que eran más
inteligentes. De un Malkavian me lo podría esperar pero… ¿de dos Tzimisces nada
menos?
“El guardián” vigila
la puerta al otro lado, e Inés nerviosa, mira a Gabriel.
–Entonces ¿Qué va a ser de mi colaboración con ellos ahora?
–pregunta Inés– diles que mis advertencias sobre Mara no sirvieron de nada. Han
hecho lo que les ha venido en gana, sin pensar en el bien de Jerusalén, más
bien en el de su ambición… No lo entiendo, es como si les hubiera hechizado
para servirla…
–En fin –suspira la Tremere– quería dejar clara mi opinión sobre el asunto y tu Gabriel, como mi
contacto y Anciano venerable, podrás transmitirle mejor mi mensaje que nadie. Diles
que han vendido su alma al Diablo y que no tardarán en descubrirlo…
–Quería decirte que dejaré de refugiarme en Jerusalén, al
menos por el momento –confiesa Inés– Si
deseas contactar conmigo puedes hacerlo mediante los sunitas, entre los que me
estoy moviendo actualmente. Tendríamos mucho que aprender de los sunitas… –dice
Inés de forma nostálgica.
–Lo tendré en cuenta –dice Gabriel mientras Aesir y Sven, no
comprenden nada de lo que hablan el anciano Toreador y la Ancillae Tremere
Inés.
–Este es Noel Kemal –mira al eclesiástico que ha
permanecido en silencio en un segundo
plano–
fue inquisidor, mi perseguidor y asesino en vida y también lo fue tras mi
abrazo. Digamos que abrazándole yo y vinculándole de sangre a mí, terminó su
empresa y lo gané para mi causa.
Noel Kemal, Inquisidor de Chipre, chiquillo Tremere de Inés |
Noel Kemal hace una
leve inclinación de cabeza mientras sonríe tibiamente. Inés mira a los
personajes y después a su chiquillo. –Ha
decidido quedarse en la Capilla, para ampliar sus conocimientos y asentar su
estudio de Taumaturgia.
–Gabriel, diles que ha sido un placer hacer tratos con ellos.
Me temo que a partir de ahora nuestro contacto se reducirá. Es evidente que
Mara y yo, viajamos por vías diferentes… Adiós –Inés se despide de los personajes.
–Caminamos por un sendero curioso –dice Gabriel– siempre hemos ido y venido, seguramente
volvamos a encontrarnos…
Inés le da la mano al
Toreador, le mira a los ojos y se va triste. Noel Kemal, su chiquillo, pregunta
a la ghoul de Mara por la biblioteca, que es donde se dirige a continuación
para comenzar sus estudios taumatúrgicos.
El inquisidor Tremere
lanza una mirada asesina a Sven como si tuviera algo personal contra él que no
deja indiferente a nadie. Al Brujah se le revuelve la bestia pero todo queda
ahí, no es el mejor momento para comenzar una pelea.
Sunitas o suníes
Los musulmanes sunitas
forman la mayoría del Islam y siguen las enseñanzas del Corán, la Sharia y la
Sunna. La comunidad por sí misma es importante para los sunitas y existe una
poderosa tendencia a llegar al acuerdo mediante consenso en lugar de por fallos
legales.
Su nombre procede del
hecho de que, además del Corán, son devotos de la Sunna, colección de dichos y
hechos atribuidos al profeta Mahoma.
Los sunitas no
atribuyen a sus líderes religiosos ninguna sabiduría especial: en vez de eso,
creen que cualquier musulmán piadoso está capacitado para ser líder. Tienden a
ser igualitarios y tolerantes con otras ideas religiosas.
En la Capilla
Gabriel da la idea a
Aesir de que busque información sobre la mesa de Salomón en la biblioteca de
esta Capilla de Brujos.
Amelia, ghoul de Mara |
–¿Son sus sirvientes? –pregunta la bella mujer a Aesir refiriéndose
a Gabriel y Sven.
Gabriel, saliendo del
embrujo al que le obliga su debilidad de clan, se ofende y dice ser todo un
Anciano del clan Toreador. Amenaza con decírselo a su Señora Regente de la
Capilla. La ghoul se disculpa por su torpeza y con temor pide por favor a
Gabriel que no se lo diga a Mara.
El Toreador accede observando
sus bellos ojos negros y le pide que transmita a su Señora la amenaza de un
Assamita que se han encontrado fuera, en este mismo barrio. La ghoul inquieta,
dice que se lo dirá en cuanto le sea posible.
Otra obra maestra
andante es Rusticus, la Gárgola, su aspecto es sencillamente espectacular, ya
en el pasado Gabriel tuvo problemas al ver tan bella creación, pero ahora puede
sobreponerse, aunque le cuesta trabajo no quedarse embobado mirando al pétreo vampiro
alado.
Aesir pregunta a
Gabriel por la posición de los Tzimisces y el Malkavian y éste les dice que
por
lo que le ha dicho Inés son Paladines de la Capilla, una posición equivalente a
Ancillae, la misma que la de Inés.
Capilla Tremere, "Dientes de sable", barrio musulmán |
Los tres hablan sobre
el peligro de la amenaza de los Assamita y sobre la decisión de Inés.
Tras ello salen de la
Capilla, incluidos los tres vástagos ofuscados que no han dicho ni una palabra,
han sido como una sombra silenciosa y han escuchado y visto todo lo ocurrido
sin tomar parte en nada pero guardando todo detalle.
La noche está por
terminar así que se recogen todos en sus refugios.
Segunda noche
A la noche siguiente,
todos los vampiros se encuentran en el refugio comunal, Vadjanosz es el único
de ellos que no duerme allí, él lo hace en el palacete Arista, en el mismo
barrio Cristiano, no muy lejos del refugio de los personajes.
Aesir el Tremere,
está ordenando y limpiando el desorganizado refugio, mientras los demás van
saludando recién despertados.
Gabriel, el anciano Toreador,
cuenta a todos lo acontecido con Inés en la Capilla. Hablan de la Tremere y hay
una notable tensión en el ambiente.
Itachi y Vadjanosz
preguntan al Toreador cómo encontrarse con Inés para que se lo diga a ellos en
persona.
Lucian no se encuentra
bien y se va de la estancia. Pocos instantes después, por el lugar donde se ha
ido aparece Klaus.
Klaus, Malkavian |
Sven le dice a Klaus
que no le gusta Lucian y el Malkavian dice que ya le ha contado Lucian, pero
que le disculpen, no puede contenerse cuando se habla de asuntos de índole
sagrada.
–¿Tanto habéis
hablado en este pequeño instante? –pregunta Gabriel al Malkavian, que se queda
pensativo y sin saber lo que responder…
–¿cuántos hermanos
sois? –pregunta Aesir a Klaus.
–¿Cuatro? –responde Klaus dudando– he perdido la cuenta…
–¿Nos centramos? –pregunta enérgicamente Vadjanosz– Entonces Inés se ha ido de Jerusalén,
¿verdad?...
Hablan del tema de la
repentina marcha de Inés, de la amenaza Assamita y del Nosferatu que
descubrieron que les observaba en secreto.
–Deberíamos apartarnos, que se maten y recoger después el botín…–añade
Sven sobrepasado por la palabrería de la conversación.
–Voy a la Capilla a ver si encuentro a Mara o busco
información sobre la mesa de Salomón – dice Aesir mientras se va del refugio.
El secreto de Rashid
Mientras Aesir se
dirige a la Capilla Tremere, escucha dos personas hablando en un callejón. Son
las voces de Rashid, el Assamita que los amenazó, hablando con una mujer. Ella
susurra pero a él le cuesta hablar en un tono bajo.
Mezquita de Omar, barrio cristiano |
–Shahara, me ayuda mucho estar contigo, eres
algo fascinante para ser solamente una mujer. Me das la energía que a veces me
falta –dice Rashid.
–Siempre me rodeo de grandes hombres –dice
la voz de mujer– lo que ocurre es que a
veces no saben lo grandes que son…
–Me alagas, mujer –dice Rashid– pero solo soy un defensor de la ciudad Santa de Jerusalén, mi pueblo,
mi tierra natal… no quiero que vuelvan a dañarla de nuevo…
–¿Quieres que nos encontremos de nuevo mañana? –pregunta la mujer.
–No quiero que te vean conmigo –responde Rashid– podría traerte problemas con los de mi clan, ya sabes, ellos no son
tan permisivos con tu sangre… yo te buscaré y nos veremos en este barrio de
infieles, donde no nos comprometan las miradas de los nuestros. Mañana me
quedaré de nuevo a pasar el día contigo, dentro de la ciudad, lo prometo.
Se escucha un tímido
beso y de pronto se oyen pasos de ambos alejándose, Rashid hacia las murallas y
la mujer hacia el barrio armenio. Aesir la sigue pero es demasiado buena
callejeando y pierde al Tremere que regresa para buscar al resto.
Unos nudillos tímidos
tocan en la vieja puerta del refugio comunal del grupo. Es un hombre
árabe,
tiene las manos manchadas de tinta, se presenta como un Akram, calígrafo de
confianza de Duyal Al-Malatya. Les dice donde pueden encontrarse con él; En una
pequeña casa con la puerta blanca, frente del palacio de Herodes el Grande. El artesano
se presta para guiarles hasta el lugar.
Llegan a una modesta
y humilde casucha, el artesano toca la puerta de una forma determinada y Duyal
le abre. Hablan en árabe, le da las gracias y se despide de él desándale suerte
y que Alá esté con él.
No parecen haber
llegado en un buen momento, Duyal está semidesnudo, muestra su pálido y huesudo
tórax.
–No esperaba que vinieran tan pronto, discúlpenme un momento, pueden
pasar y en un minuto estoy con vosotros –se disculpa Duyal.
Duyal Al-Malatya, Toreador |
Le esperan en una
humilde sala de estar, con poco mobiliario y a penas decoración, nada llama la
atención, más bien todo lo contrario.
Duyal sale de una
habitación terminando de colocarse en turbante y en la habitación de la que
sale el Toreador, por una puerta entre abierta, los personajes ven una joven
terminando de vestirse.
Es árabe y tampoco
parece especialmente atractiva, viste de forma humilde y su piel es tan pálida
como la de Duyal.
La mujer a penas mira
a los personajes a los ojos y nerviosa abandona la casa despidiéndose
rápidamente del Toreador con una mirada cómplice.
El Toreador sonríe
mirando la puerta y durante unos instantes se queda pensativo. Les acomoda en
un pequeño y oscuro salón, con apenas lo necesario para parecer habitable. No es
muy hablador y parece ligeramente aletargado. Los personajes solamente le han
visto animado y llenándose de entusiasmo cuando está trabajando o cuando debate
sobre el arte edificante y su relevancia.
Acaba de irse la
mujer y llaman a la puerta, e irrumpe un enorme y horrible ser, a penas tapado
con una vieja y mohosa túnica, dice venir con los que se encuentran dentro. El
Toreador ligeramente extrañado, le da la bienvenida dejándole pasar.
El escamado ser casi
no cabe por la puerta y su cuerpo verde, ante la luz de las velas, tiene la
apariencia un cocodrilo andante. Es Sobek el Nosferatu, que saluda a los
personajes y se presenta a los que no conoce allí mismo.
En la mesita redonda
que se encuentra en el centro del salón, el Toreador prepara laboriosamente una
pipa de agua, con su tabaco, sus boquillas relucientes y su agua aromatizada.
Tiene seis tubos flexibles por donde poder aspirar. Duyal invita a los
presentes a fumar.
Hay cojines en el
suelo para poder sentarse cómodamente y el Toreador pide que por favor se
quiten los zapatos y los dejen en la entrada. Todos lo hacen excepto Sobek que
va descalzo.
Enciende el tabaco
con un rudimentario mechero y lo hace sin mirar directamente a la chispa para
mitigar el temor al fuego, es evidente que no es la primera vez que lo hace.
Duyal aspira el
tabaco con una gran bocanada, cierra los ojos y mantiene el humo en su interior,
intentando encontrar algún tipo de recuerdo satisfactorio de cuando sus
pulmones estaban vivos. Por su expresión es evidente que no lo hace, pero al
menos se acerca a la experiencia.
Gabriel y Klaus fuman
también, ya que se encuentran bien acogidos. Los demás se encuentran un poco
fuera de lugar. A Vadjanosz, nunca le han gustado los turcos y los musulmanes
son parientes muy cercanos, por lo que su intolerancia hace que no se encuentre
especialmente cómodo. Al igual que Itachi que por la vulgaridad de la escena,
está claramente molesto.
–“Católico” es un término griego que significa universal
o mundial
–dice Duyal mientras suelta el humo lenta pero constantemente– parece probable que los primeros cristianos
proclamasen que su iglesia era "católica” en un intento de dar la
sensación de que la iglesia era más grande que sus escisiones enfrentadas.
–No suelo abandonar durante mucho tiempo mis artes –se disculpa de
nuevo el Toreador antes de proseguir– pero
quería daros el pésame por la muerte de Cadios. Es una lamentable pérdida, era
alguien interesado en los libros, el saber y su conservación y reproducción… a
su manera claro está, siempre quería sacar unas monedas para su gente, es comprensible.
Me dio bastante tarea trayéndome viejos textos que no tengo ni la menor idea de
dónde sacaba. ¿Vosotros lo sabéis?...
–Robados –responde Gabriel de forma decidida.
–En fin, suspira, lamento su perdida. –Escucha a los personajes
mientras charlan– no me gustaría parecer
indiscreto y sé que no será el mejor momento, pero debo preguntaros como podría
ayudar a los Tremere… está claro que son un clan emergente con mucho futuro en
Jerusalén. Hasta hace poco no se conocía a ninguno que hubiera conseguido con
éxito la diplomacia suficiente para fundar una Capilla y de pronto, en el
momento menos pensado la plantan, aquí en pleno barro musulmán. Es de dominio
público que sois sus benefactores y que habéis ascendido de posición a rebufo
de su influencia.
–Quizás vosotros, ya que nos conocemos desde hace un
tiempo
–mira al Malkavian– Klaus, tú me conoces y quizás podrías ponerme en contacto con Mara, la
Regente de la Capilla. Podrían necesitar un escriba que le transcriba ordene y
traduzca textos antiguos… yo podría ser su hombre.
–Se lo puedo comentar…–dice Klaus– por cierto ¿y mi polla?...
La pregunta deja completamente
fuera de juego al Toreador que no sabe que responderle…
–¿No te dejé yo mi polla para que la examinases? –pregunta
seriamente el Malkavian. Se refiere a un mapa con el plano de unas grutas en
forma de falo que tenía en su posesión. El mismísimo plano de la tumba de
Malkav, con su estrambótico sentido del humor.
Pero en Malkavian no es
consciente de que no se lo dejó a Duyal, si no a Adam, el Capadocio, para que
investigara cómo se puede escribir de una peculiar forma que aparecía en el
reverso del mapa solamente cuando la luna iluminaba el papel.
Cuando al fin Klaus
se da cuenta de su equivocación rectifica y tras unos segundos de silencio,
todo vuelve a la normalidad. Todos saben que cuando hay un lunático cerca…
–Vosotros me intentasteis ayudar una vez, –Duyal frunce el ceño– no salió muy bien, ya que mi rival me
arrebató a mi futuro chiquillo, el jovencito Nassir. Quizás podamos solventar ese error del pasado con una fructífera alianza
con los emergentes Tremere, ¿no creéis?...
Hablan del asunto y
Duyal se presta para ayudar a los Brujos Tremere sin concesiones y con afán de
prosperar igual que lo han hecho ellos. El Toreador está dispuesto a ayudarles
en todo lo que necesiten en este momento, por muy turbio que sea: –ya me entendéis –afirma el artista.
Vadjanosz e Itachi se
miran sin saber que hacen aquí, se levantan y despidiéndose de su anfitrión, se
ponen su calzado y se van.
Mientras Duyal
acompaña a los Tzimisces a la puerta Klaus le pregunta si tiene libros sobre la
mesa de Salomón. El Toreador no sabe nada del asunto y Gabriel le habla del
inminente conflicto entre los Tremere y los Assamita.
Poco después de que
los Tzimisce salgan de casa de Duyal, a unas calles, se encuentran con Aesir
que les buscaba y acababa de ver a una mujer saliendo de la casa del Toreador,
la misma que vio con Rashid en un callejón cercano esta misma noche. La Torpeza
del Tremere en rastrear a los personajes, ha hecho que tardase más de la
cuenta, dando tiempo a la mujer a visitar a ambos vampiros en tan breve periodo
de tiempo.
El Tremere, alterado,
les pregunta a los Tzimisces por lo que sucede en esa casa y ambos coinciden en
que ha sido una pérdida de tiempo.
Aesir atónito
pregunta por la mujer que ha salido, si la han visto. Le dicen que sí y el
Tremere insiste en que la sigan, es muy importante, tiene tratos con el
Assamita que les amenazó y seguramente tenga respuestas. Él mismo la seguiría
pero no es nada diestro en esas tareas.
Ambos Tzimisces hacen
caso al Tremere y siguen el rastro de la mujer, que se ha adentrado en el barrio
Armenio.
Shahara, la meretriz
Itachi y Vadjanosz
rastrean a la mujer llamada Shahara, y ya se encuentran en el barrio Armenio.
Paulatinamente comienza a haber más gente según se adentran en dicho barrio,
dejando atrás las murallas que lo separan de los demás barrios.
Se encuentran en la
calle de las meretrices. Las mujeres de la calle la saludan como a una más, se
encuentra como pez en el agua, viste y habla como ellas. Las miradas hacia los
peregrinos que buscan una mujer para pasar la noche por dinero, no dan lugar a
dudas, Shahara es una meretriz.
Meretriz es el nombre
romano utilizado en la actualidad como sinónimo de prostituta. Y son
precisamente las mujeres solteras y sin vocación de prostitutas, pero que
ejercen temporalmente la prostitución, a las que originariamente se denominaba
meretrices. Podría decirse que la meretriz era una especie de prostituta
“aficionada” en donde no tenía por qué existir necesariamente transacción
económica.
Además, la meretriz
tenía un carácter atractivo y al menos en teoría, no se veían abocadas a la
prostitución como una forma de esclavitud o alguna causa ajena a la voluntad.
Precisamente, las primeras meretrices eran mujeres corrientes que querían
aprender sobre el sexo o les atraía este e ingresaban en templos para
iniciarse. La llegada del cristianismo y su nueva moral sexual terminó por
meter en el mismo saco a ambas modalidades de mujeres, prostitutas y meretrices.
Shahara se fija en
los personajes y se despide amablemente a un peregrino al que había seducido,
seguramente para alimentarse de él.
Shahara, Seguidora de Set |
De forma sinuosa y
sensual conversa con ambos Tzimisces. No se siente incómoda, ni amenazada en
ningún momento. Sus movimientos son lánguidos y gráciles. Parece una mujer
tímida, pero sin duda es una mujer experta en hombres que sabe lo que les
gusta. Parece una mujer con la que dan ganas de olvidarse de todo.
Itachi permanece en
un segundo plano, mientras Vadjanosz tiene la voz cantante en la conversación.
El Tzimisce se fija en su aura y descubre que es vampiresa. Se presentan y la
pregunta su clan. Ella orgullosa lo dice sin tapujos: Seguidora de Set. Esto añade
más interés en el encuentro.
–¿Conoces a Rashid? –pregunta Itachi.
–Conozco a muchos hombres –responde la Setita.
–Quizás puedas ayudarnos a quedar con él para… digamos
limar asperezas
–propone Vadjanosz.
–No pienso organizar una pelea de gallos –asegura Shahara.
–Podemos pagarte –dice el Tzimisce.
–No cobro dinero –responde la Seguidora de Set– ¿podréis pagarme otra cosa? –pregunta
enigmática y pícara…
–Podría subir tu apariencia –ofrece Vadjanosz
–No estoy interesada –responde la mujer– no siempre, llamar la atención es lo más
beneficioso.
–Nos ha amenazado y nos gustaría calmar las aguas –dice Itachi.
Shahara dice que
Rashid es un buen hombre. Honorable y valiente y que si les ha amenazado,
tendrá sus razones. Si tiene que ver con su dominio o su religión, hay muchas
asperezas que limar. Esto es una guerra, aunque ya no se libre en el campo de
batalla.
Explica que si
encontrase otra forma de solucionar el enfrentamiento que no fuera de forma
violenta. No ve a Rashid como diplomático abogando por la paz en el conflicto.
–Un secreto bien guardado por otro secreto –dice Shahara– eso sí sería un buen pago…
–Si me dais un buen
secreto, yo os daré otro a cambio –propone la Seguidora de Set.
Ambos Tzimisce,
satisfechos, están de acuerdo con la mujer. Tras una agradable y fructífera charla
con ellos promete ayudarles si lo necesitan.
Los siete Vástagos se
reúnen en el refugio comunal cuando Adam, el Capadocio judío, consejero de
Mara, mediante Amelia, la ghoul de Mara, queda con ellos en la Sinagoga Tiferet
Yisrael, situada en el barrio judío.
El miedo comienza a
apoderarse de los presentes mientras se acercan a la Sinagoga, no importa quién
sea el Dios al que profese la fe, la propia fe es la que causa temor a los
Vástagos.
Klaus se transforma
en Lucian, la fe ha forzado el cambio de personalidad del Malkavian, acompañado
también con su perfecta transmutación de aspecto.
Sven y Sobek entran
en la sinagoga atemorizados y mirando en todas direcciones, temerosos de lo que
allí les pueda ocurrir. Sus bestias desean huir y les alertan de ello, pero no
las hacen caso y siguen al resto adentrándose en la tierra santificada.
Se encuentran en una vieja
biblioteca situada en una antigua catacumba oscura bajo la Sinagoga, en la que
se encuentran decenas de rollos de documentos guardados en estanterías, que son
continuamente vigilados por los eruditos rabínicos que trabajan durante el día
leyendo y estudiando las sagradas escrituras.
Ahora, el lugar está
solitario, solamente los visitantes, los pasillos de estanterías y la tenue luz
de las velas. Adam saluda a los personajes.
El Capadocio sonríe
pensando en la gran batalla épica que vivieron juntos en el ataque a la Capilla
la noche de su inauguración. Sin duda, en cientos de años, fue lo más intenso
que el Capadocio había vivido. Consiguió matar a varios oponentes con sus
poderes de toque de putrefacción y salió completamente indemne, protegiendo a
Mara y estando a la altura de tan peligroso ataque, y más teniendo en cuenta
que el no es un guerrero, es un estudioso erudito.
Adam aparenta unos 35
años, y lleva el pelo y la barba largos, rizados y negros. Hace
tiempo contó
que el lado derecho de su rostro está desfigurado, por el resultado de un
incendio fortuito en sus archivos hace siglos, cuando aún era humano.
Adam, antiguo Capadocio |
En una mesa, el
Capadocio tiene abiertos ciertos escritos y libros cristianos y musulmanes. En
ellos está inmerso cuando se presentan los personajes. Se levanta y amablemente
les pide que se sienten y se descalcen. Cuando lo hacen, con un balde de agua
tibia les lava los pies a todos, como muestra de afecto y dedicación.
Se toma su tiempo con
cada uno, especialmente cuando llega a los enormes y sucísimos pies de Sobek,
ya que camina descalzo y vive en las cloacas. Sin duda es una antigua costumbre
hebrea que toda persona debía aceptar si era invitado a casa de un judío. Para
el anfitrión era todo un honor y una obligación hacerlo, dicen que el propio
Jesucristo lo hizo a sus apóstoles la noche de la última cena.
–Buenas noches vástagos, bienvenidos a mi dominio –dice mientras seca
los pies de los invitados.
Recoge unos escritos
en árabe y varios Coranes de diferentes tamaños. Mientras
despeja el lugar pregunta a los personajes:
–¿Habéis leído el Corán? –Todos niegan con la
cabeza.
–Para evadirme un poco, estaba leyendo sobre él Hajj (Hach): La peregrinación
a La Meca, es uno de los Cinco Pilares de su religión.
–El Corán establece que Alá prescribió la peregrinación –explica Adam muy
interesado– A este sagrado lugar se le
denomina la Mezquita Sagrada, la Bakka, la Caaba, la Casa Antigua, la Casa
frecuentada o el lugar de Abraham.
–“Hay en ella signos claros. Es el lugar de Abraham y
quien entre en él, estará seguro. Alá ha prescrito a los hombres la
peregrinación a la Casa, si disponen de medios. Y quien no crea... Alá puede
prescindir de las criaturas. La primera Casa erigida para los hombres es,
ciertamente, la de Bakka, casa bendita y dirección para todos” –Recita Adam leyendo
un escrito antiguo y tras ello escucha las opiniones de los personajes.
A pesar de ser
cristiano, Lucian presta mucha atención a sus palabras. Se debe conocer bien al
enemigo si quieres saber cómo derrotarlo.
Aesir pregunta por la
localización de la ciudad de la Meca y Adam le enseña un mapa de Arabia, en su
corazón se encuentra la importante ciudad.
Tras romper el hielo,
su cara se torna más preocupada y parece que le cuesta tocar el siguiente tema.
–Cómo sabéis ahora ostento el honorable puesto de
consejero de Mara. Quería preguntaros si
hay algo que quizás podría perturbar a nuestra Señora común, ya que lo veo muy
ausente, triste y cabizbajo. Siempre está pensativo y en sus enseñanzas hacia
mi persona suele dejarse llevar por silencios interminables que acaban en una lágrima
de sangre que corre dificultosamente por su blanca mejilla…
El Capadocio está
preocupado y habla con los personajes sobre las posibles causas de dicha
desidia de su Señora.
Aesir se ha dado
cuenta de que en ocasiones, Adam se ha referido a Mara como si fuera un hombre,
cambiándole el género de femenino a masculino. Y así se lo transmite al
Capadocio. Adam no le contesta y mira a los personajes conocidos con sorpresa.
¿Puede ser que todos no conozcan la realidad sobre Mara?...
Sven, rompe el tenso
silencio y le pregunta por la mesa de Salomón. Adam le contesta diciendo que es
una leyenda sobre un tesoro hace mucho tiempo saqueado en Jerusalén. Una
quimera ilocalizable cómo el Santo Grial o el Arca de la Alianza. El Brujah
pensativo no pierde el ánimo a pesar de las malas noticias.
También le alertan de
la amenaza Assamita y el Capadocio asegura que Mara tiene ese asunto
controlado. Ya ha hecho movimientos diplomáticos para aplacar sus ansias de
sangre.
–El lugar más seguro, suele ser el más peligroso –dice Adam.
Piden a Adam que
hable con Mara para que coja las riendas del asunto antes de que se enquiste.
El Capadocio dice que en cuando pueda le dará el mensaje y agradece la
información a los personajes.
Lucian el Malkavian
recuerda una melodía que canturreaba su familiar Klaus, era en hebreo y la
tararea en alto para que Adam la escuche. El Capadocio no reacciona de ninguna
forma especial y mira a Lucian acusatoriamente, parece ser que el asunto que
les ocupa es más importante que melodías del pasado.
Cuando esta
despidiéndose, Adam hace un gesto para que el Tzimisce oriental se acerque a él
y se quede a hablar a solas con él.
– Itachi… ¿quién dijiste que era tu Sire, no tengo
trazada tu genealogía?
El Tzimisce se niega
a decir el nombre de su Sire y le da una nota para que se la dé a Mara. El
Capadocio la coge con la misma voluntad de colaborar que ha tenido Itachi
cuando le ha negado el nombre de su Sire para sus genealogías.
La nota de Itachi
dice así:
Aun no está hecho.
No es tu
estilo y quizás deberías arriesgarte con dar una oportunidad a cierta persona,
si sale mal al menos habrás hecho lo correcto y de esa forma sí que podrás
vivir.
Buscar una
solución traicionando todos tus principios no creo que sea el camino, o por lo
menos no el tuyo ni el de los tuyos.
No es tarde
para rectificar.
Itachi
Velo caído
Durante la tercera
noche la tensión ha venido acumulándose a medida que pasaban las horas desde
que este nuevo grupo se ha conocido. Clanes enfrentados por una guerra, tesoros
perdidos, lunáticos infinitos y desconciertos varios.
Cuando nuestro grupo
protagonista de vástagos de Jerusalén se reúne esta noche el ambiente ya está
enrarecido. Las caras son de desconfianza y a medida que avanza la conversación
se habla de traiciones, asesinatos, rupturas de tradiciones y conspiraciones
varias.
Nicolás III "el caníbal", Malkavian |
–¡MARA ES NAHUM! –mientras retiene trabajosamente a su bestia
para que no salga a repartir leña.
El silencio reina
durante unos interminables segundos y es evidente el enfado de ambos Tzimisces.
Vadjanosz coge con fuerza la empuñadura de su espada dispuesto a utilizarla y
los ojos de Itachi miran fijamente al Malkavian con expresión de incredulidad.
–Yo buscaba a Mara y a Nahum –dice Aesir
satisfecho mirando al Malkavian, ahora empieza a entenderlo todo.
Nicolás III, temeroso
por lo que ha hecho, se escabulle rápidamente y entra por la puerta su hermano Klaus.
Los Tzimisces le
echan en cara a Klaus que era un secreto siniestro y que iban a matar a Inés
por salvaguardar dicho secreto por que podía llegar a descubrirlo y ahora que
tantos desconocidos saben la verdad que se supone que deben hacer… ¿matarlos a
todos?
Klaus, tiene muy
claro por qué Nicolás ha hecho lo que ha hecho, y aunque no es suficientemente
valiente para dar la cara, para eso está él aquí.
El Malkavian les
rebate diciendo que son más poderosos todos juntos que un grupo mermando por una
o varias muertes causadas por un autocontrol fallido. Eso también es ruptura de
la tradición de la eliminación. Además les incide en su error al querer
continuar con lo de matar a Inés. Afirma que es evidente que Nahum ha tomado
una decisión errónea y ya está arrepintiéndose con su encierro.
Itachi mira fijamente
tanto a Aesir como a Sven y Vadjanosz se controla para no descuartizar al
Malkavian por su temeridad. Busca razones que le pesen más para dejarlo vivo
que para matarlo.
–Mara
intentó diabolizar a Nahum y éste le poseyó –continúa diciendo Klaus a su
atónito público sin importarle las repercusiones de sus palabras.
Aesir se da cuenta
del peligro y explica que debía encontrarse con Nahum para ayudarle, por orden
de su mentor.
–¿Quién eres? ¿Quién es tu Sire? –pregunta Vadjanosz
fijando su mirada sobre el temerario Tremere– responde sinceramente o tendremos un problema –amenaza el Tzimisce
con cara de pocos amigos.
–Me envía Ezra –dice Aesir muy orgulloso, como si ese
nombre sirviera para calmar las aguas, pero nadie conoce a Ezra y el Tremere se extraña. Y nada ocurre
tras la afirmación de Aesir.
–Es amigo de Nahum y yo vengo para prestarle ayuda contra
los Tremere
–dice Aesir dirigiéndose a Vadjanosz.
–¿Eres su chiquillo o su aprendiz? –pregunta Sobek
sorprendiendo a todos, ya que no había hablado hasta ahora.
–Soy su aprendiz. El fue hasta hace poco mi mentor, es un mago humano
–responde Aesir jugándose la no vida– Ezra
sabe la verdad sobre Nahum, es enemigo de los Tremere y me envía para echarle
una mano…
–Somos un grupo, una familia, no debería haber secretos entre nosotros
–dice sabiamente el anciano Gabriel mirando a todos los presentes.
–Nahum no quería que nadie supiera su secreto –dice Itachi enfadado
mirando al Malkavian y discutiendo con él por su gran bocaza de lunático.
–Asumo la responsabilidad de mis actos ante Nahum –dice Klaus– si él quiere ajusticiarme por mi decisión de
haber contado su secreto, que lo haga, estoy dispuesto a morir por ello. Si
hubiera salido la bestia de algunos de nosotros o de todos, ahora mismo habría
uno o más muertos sobre el suelo y nuestro problema sería otro muy diferente.
–Tenía entendido que todos los Brujos estaban vinculados a los Señores
del clan…–dice Sobek continuando con Aesir– ¿eres un traidor Tremere?
Aesir duda y al final asiente:
–Traidor es una
palabra muy dura, yo no lo llamaría así pero supongo que a ojos de ellos si, efectivamente
puedo ser tachado de desleal.
–Matar a Inés no es una buena idea –continua Klaus sin hacer caso a
las palabras del Tremere. Él sigue dirigiéndose sobre todo a sus conocidos.
–Somos los ejecutores de Nahum, nada más –dice fríamente Vadjanosz
mirando a los ojos del Malkavian.
–Somos sus Paladines –corrige Klaus al Tzimisce– no es lo mismo…
–Tenemos que actuar –dice Itachi muy serio mirando al
Malkavian.
–Es evidente que Nahum ha descendido en su camino de la
Caballería
–dice Klaus– ¿no lo veis?...
Jaroslav Vadjanosz a
punto esta de batirse en combate contra el Malkavian y por ello decide salir de
la estancia. Cuando de pronto el loco cae al suelo y comienza a convulsionarse.
Le dan espasmos mientras su cuerpo cambia físicamente, también lo hacen sus
ropajes.
Alice, Malkavian |
La Malkavian sale de
la estancia y se dirige a buscar a Vadjanosz. Cuando lo localiza fuera y se
disculpa por el comportamiento áspero de su hermano Klaus. Aunque el Tzimisce
le dice que debería disculparse por la cagada de su otro hermano Nicolás III,
acaba aceptando las sinceras disculpas de la Malkavian. La mujer calma al
Tzimisce entrando juntos de nuevo al lugar del debate.
Itachi está en ese
momento explicando a los presentes lo que ha sucedido en el encuentro con la
Seguidora de Set, amante del Assamita que les amenazó y del Toreador que les ha
invitado a fumar.
Aesir comparte la
conversación que escucho en el callejón donde Shahara, la Setita y Rashid el
Assamita, mantenían un vinculo emocional del que seguramente puedan sacar algo
útil, para tener ventaja ante la inestable y peligrosa situación con los
Assamitas.
–Creo que podría proteger este refugio para que sea más
seguro de lo que es –dice
Aesir mirando la estructura interior– lo defenderé
contra ghoules inesperados.
Itachi cuestiona la
medida, ya que de cuando en cuando, un ghoul de algún conocido les avisa de alguna
nueva, aquí en este refugio. Aesir dice que deberán correr el riesgo, ya que si
un conocido quiere contactar, lo hará a pesar de que su ghoul no pueda dar el
mensaje.
–Creo que la Setita podría ser una buena aliada –dice Itachi mirando
al resto de los vástagos.
–La Seguidora de Set puede utilizar al Assamita volviéndole
en nuestra contra –plantea
juiciosamente Sobek rompiendo el silencio de nuevo.
–Shahara, la Setita, parecía sincera –dice Vadjanosz– a demás debe tener a muchos vástagos
pillados por los huevos. Sabe secretos…
Alice cae en la cuenta
de que no conoce a Aesir ni a Sven y se presenta a ellos cómo hermana Malkavian,
la única mujer de su amplia familia. Dice ser la única con el juicio necesario
para ayudar en esta difícil situación. Ambos vampiros se quedan estupefactos
ante tales cambios de personalidad y aspecto.
–¿Cuántos sois en total? –pregunta Sven, que
hasta ahora no había hablado en toda la noche.
–He perdido la cuenta –dice Alice pensativa.
–Sois como las ratas –apunta Sobek con tono jocoso relajando
un poco el ambiente.
–Creo que puedo ayudar con el tema de Nahum. Podría hacer
que olvide ese oscuro secreto –dice Aesir colaborativo de nuevo.
La calma vuelve al
lugar y los vampiros presentes comienzan a ver la posibilidad de trabajar
juntos por un bien común o al menos hacerse fuertes juntos ante una misma
adversidad.
La noche llega a su
fin y cada uno se resguarda en su refugio, sabiendo que algo les ha unido esta
noche, todos comparten el conocimiento de un secreto siniestro. Todos saben la
oscura verdad: El Amaranto fallido de Mara.
Es curioso cómo han
cambiado las tornas; Hace un rato el grupo de Vástagos estaba a punto de
matarse y ahora intercambian información, desean protegerse, bromean e idean
juntos como solventar la situación. Y todo por el arriesgado cambio de timón de un Malkavian, quien lo
hubiera dicho…