Nequam
(Sin valor)
Nailah SalemNailah Salem, Seguidora de Set
Nailah, la Seguidora
de Set, y Shukura, una de sus ghoules, ven a lo lejos la vieja Jerusalén.
Esperan pacientemente hasta que Fukaina, otra ghoul de Nailah, les informa.
Todo está tranquilo y
hay vía libre para entrar a la ciudad. Se ha encargado de sobornar a uno de los
guardias de una puerta secundaria, la puerta de las basuras, situada al sur, la
más discreta de las entradas.
Las tres bellas
mujeres caminan en la noche y cuando atraviesan la puerta mencionada por
Fukaina, el guardia las mira inquietantemente y Fukaina le lanza un beso que lo
tranquiliza. Después la mujer mira a sus compañeras y les guiña un ojo.
Ya se encuentran
dentro. La ciudad no es especialmente imponente, pero de alguna forma se siente
la sangre de todas las conquistas que ha sufrido. La fe navega por las calles
incomodando a las mujeres, sobre todo a la líder, Nailah, la domitor de ambas ghoules.
Fukaina señala una dirección y es ella la que guía donde van las tres. Atraviesan el ajetreado barrio judío y sus murallas y se adentran en el tranquilo y asegurado gran barrio musulmán. Se nota que los Señores de la ciudad viven aquí, está claro, los palacios, las construcciones de mejor calidad, las patrullas de soldados musulmanes… y ¿un pequeño templo ante ellas? No es algo muy exuberante que digamos y no se encuentra junto a los demás edificios emblemáticos…
El templo es de
planta circular, hecho de piedra muy vieja y pulida. Se encuentra en la zona
más olvidada y desfavorecida del rico barrio, está claro que es para no llamar
la atención.
–Esto es lo que denominan la Capilla de los Brujos –dice Fukaina– de aquí parten los rumores del refugio de Katja.
–A partir de ahora, tu guías señora Nailah –dice Fukaina
agachando la cabeza y dejando paso a su amada domitora con una ensayada
reverencia.
Shukura no suele
tener miedo, pero agarra el brazo de Nailah diciéndola:
–Este lugar me da mala espina, no creo que Katja esté aquí por su propia
voluntad.
–Estemos preparadas –dice
Nailah a sus dos ghoules mientras llama a la puerta.
El despertar de KatjaKatja, Tzimisce
Gabriel, el anciano
Toreador, Aesir, el joven Tremere y Sven, el neonato Brujah, se encuentran en el
interior de la Capilla Tremere de Jerusalén. En la pequeña cámara donde se
encuentra el elaborado e imponente sarcófago de Katja, Sire del recientemente
difunto Vadjanosz, anatema del clan Tzimisce.
Recientemente Nahum,
Salubri de cuarta generación, en el cuerpo de Mara, Regente Tremere, se acaba
de despedir asesinando a Itachi, uno de sus compañeros, ante los atónitos ojos
de los tres Vástagos, para desaparecer después tras un portal sobrenatural.
Todos se levantan del
suelo, donde se encontraban tras una onda expansiva, consecuencia del cierre
del portal creado por Nahum.
Se encuentran desorientados
y conmocionados por el asesinato de Itachi, con sus restos aun humeantes. Sin
asimilarlo aun, escuchan un sonido metálico dentro del gran cajón situado en el
centro de la estancia. A continuación un rugido que proviene del aire y en el
lugar comienza a descender rápidamente la temperatura.
Poco a poco el
gigantesco sarcófago comienza a abrirse con un crujido peculiar y terrorífico. Todos
los presentes controlan su bestia para no huir corriendo de allí, el terror se
adueña de la estancia.
La puerta del gran
ataúd permanece abierta y en su interior la oscuridad eterna. De pronto de ella
emerge una mano blanca y delicada. La acompaña el resto del cuerpo de Katja que
sonríe con sus colmillos extendidos.
Su increíble y
delicada belleza está a la par de su apariencia de un ser peligroso y mortal.
Mira a su alrededor y dice con voz aterciopelada casi ronroneando:
–¿Nadie va a ofrecerme nada de comer?, me muero de
hambre…
Justo después de
decir esto se eleva unos palmos del suelo, flotando, y comienza a marchitarse a
la velocidad del rayo, hasta transformarse en un horrible monstruo que mira al
techo de la Capilla con la mirada perdida. Grita en el aire como un verdadero
Banshee…
Los personajes la
miran atónitos: ¿Quién va a darle la noticia de la muerte definitiva de su
chiquillo Vadjanosz?
La respuesta es
obvia: nadie.
– ¡Jaroslaaaaaaaaav! –grita Katja con su nuevo aspecto
horripilante mientras vuela en círculos por la parte alta de la estancia.
Aesir intimidado
extiende su blanca mano cara arriba y en ella prende una palma de llamas que
muestra a la Tzimisce de forma amenazante mientras piensa: “¿Qué ocurre aquí?”
–¿Qué quieres de nosotros? –Pregunta Sven, el
Brujah varego, mientras se pone el yelmo.
– ¡Jaroslaaaaaaaaav! –chilla Katja cual Banshee sacado de
una fabula irlandesa.
–Vadjanosz ha muerto –grita Gabriel dando un paso hacia
detrás.
Katja controla su
bestia interior y desciende aterrizando suavemente ante los absortos vampiros.
–¿Qué ha pasado con mi chiquillo? –pregunta la
recientemente desfigurada Katja mientras sus ojos se iluminan con un fulgor mágico.
–Murió en una batalla contra un Tremere y un Assamita –responde Gabriel
valientemente.
–¿Un Tremere? –pregunta Katja pensativa.
–Tu chiquillo se ganó varias enemistades. Acudió a las
afueras de Jerusalén para hacer un encargo: asesinar a una Tremere. El
chiquillo de esa Tremere y un Assamita estaban acechando y nos atacaron.
Mataron a tu chiquillo Jaroslav Vadjanosz. Tanto el Tremere asesino como el
Assamita están ahora muertos.
–Murió heroicamente –dice Sven mintiendo descaradamente, ya
que lo hizo abrasado sin poder hacer nada por controlar su bestia interior.
–¿Encargo para quién? –pregunta Katja confusa– ¿dónde estamos? –cuestiona mirando a
su alrededor desubicada.
–Te encuentras en Jerusalén –responde Gabriel– no sabemos cómo caíste en sopor…
–¿Jerusalén? ¿Cómo he llegado hasta aquí? –pregunta Katja.
–Te trajo tu chiquillo. Quería despertarte y para ello
pacto con un cuarta. Fue él que le encargó asesinar a la Tremere –responde Gabriel
intentado elegir bien las palabras para no enojar a la Sire de Vadjanosz.
Katja recuerda lo
último que sucedió justo antes de caer en sopor. La Tzimisce acababa de
diabolizar a su Sire, Janosz. Este recuerdo hace que comience a reír a
carcajadas de forma histérica.
El eco de la enajenada
risa resuena por toda la Capilla y en su boca recuerda el sabor de la sangre del
poderoso y anciano Janosz, su creador. El fulgor en sus ojos se acrecienta y se
vuelve color fuego intenso.
–Jaroslav… – dice Katja entristecida mientras cae de
rodillas.
–¿Estabais con él cuando murió? ¿Por qué obedecía a un
cuarta? –pregunta
Katja de forma automática mientras se fija en la palma de llamas de Aesir.
–¡Apaga eso! –ordena la Tzimisce al Tremere.
–¡Apaga tu primero tus ojos! –responde Aesir en el
mismo tono mientras mira sus pupilas literalmente encendidas de Katja
–Te encuentras en mi casa. Esto es una Capilla Tremere –dice Aesir.
–Puede ser nuestro dominio, no una capilla Tremere –le replica Gabriel inoportunamente
a Aesir.
–Ya hablaremos eso en otro momento… –responde Aesir mirando
a Gabriel.
La tensión se palpa
en el ambiente mientras Tzimisce y Tremere se posicionan sin mover un ápice su
situación…
Cuando de pronto algo
rompe la tirantez de la escena. Llaman a la puerta de la Capilla.
–Voy a ver quién es. Si alguien hace algo dale un hachazo
–le
ordena Gabriel a Sven mientras abandona la cámara.
–Mis hachas hablaran… –añade Sven mientras desenfunda sus
afiladas armas.
–Eres vikingo… ¿varego? –pregunta Katja a Sven
con voz claramente más calmada.
–Sí, vengo de Constantinopla ¿y tú? –responde y pregunta
Sven con decisión.
–Yo soy originaria del Rus de Kiev. Tenemos mucho en
común
–responde Katja al varego– Como guerreros
somos inigualables.
–No tenemos por qué pelear –dice Sven.
–Mi chiquillo acaba de morir… y aun no conozco ni
vuestros clanes –dice
Katja desconfiada.
Aesir permanece en
silencio mientras observa atentamente a la Tzimisce.
–Confía en mi palabra de vikingo… ¡por Odín! –dice Sven.
–¿Cómo te llamas varego? –pregunta Katja.
–Sven brazos de viento. Me llaman así debido a mi velocidad
en combate… –farda
el vikingo.
–Soy Katja. Tzimisce –se presenta la hechicera.
–Siento la muerte de tu chiquillo Jaroslav. Nosotros le
conocíamos como Vadjanosz. Era un gran guerrero. Me ayudó… –dice Sven.
Más calmada Katja
apaga el candor de sus ojos de fuego y Aesir hace lo propio con su palma de
llamas.
ReencuentroGabriel, Anciano Toreador
Gabriel anda con paso
decidido hacia la puerta de la Capilla y la abre de par en par para ver un
grato espectáculo: tres bellas mujeres de tez blanquecina aguardan al otro
lado.
El imponente Toreador,
con sus ropajes de otras épocas y su elaborado brazo de metal, recibe a las
extranjeras con unas curiosas palabras:
–Lo siento, ¡está cerrado! –afirma el Toreador
sonriendo a las mujeres.
–No creo que para mí lo esté. Soy Nailah, Setita y sé que
Katja está aquí… –responde
sorprendentemente la mujer que parece llevar la voz cantante.
Gabriel, con sus
sentidos intensificados, percibe la actitud de la mujer, que sin duda, bajo esa
apariencia delicada, es hostil. Sin embargo parece que conoce a Katja y por la
fuerza de sus palabras puede ser algo muy cercano a la Tzimisce… ¿una
aliada?...
–Siento el desorden – dice el Toreador mientras les permite
pasar a la Capilla.
Nailah ordena a sus
ghoules que le esperen fuera y ellas acatan sin dilación. El lugar impone
respeto y lo primero que ve Nailah es el gran esqueleto de dientes de sable que
adorna la estancia aledaña a la entrada.
La Seguidora de Set
camina despacio unos pasos por detrás del Toreador, que la guía por el oscuro
templo.
La mujer es guapa,
limpia, porta armas claramente visibles y sus escasos ropajes son de corte
Egipcio. Adorna su cara con maquillaje resaltando sus ojos, en homenaje al Dios
Ra honrando un ritual antiguo como el Sol, por el cual todo aquel que se pinte
los ojos, sea hombre o mujer, será protegido por el todopoderoso Ra. En Egipto
todos lo hacen, es una tradición milenaria.
–Hay otra Setita en la ciudad. Se llama Shahara… ¿os
conocéis? –pregunta
Gabriel a la recién llegada mientras la lleva hasta la estancia donde Katja
acaba de despertar.
–No nos conocemos. Pero me agrada que haya más miembros
de mi clan en Jerusalén. Somos un clan extenso. –responde Nailah.
Llegan a la cámara de
destino. Allí aguarda el enorme y elaborado sarcófago donde Katja acaba de
despertar. Del gran ataúd, colocado de pie, desborda tierra que mancha parte del
suelo, como si se hubiera abierto recientemente.
Allí tres personas: Aesir,
un hombre con túnica y bastón ritual; Un distante Sven, el varego, hachas en
mano; Y Katja, con su aspecto de monstruosa Banshee, ahora charlando
tranquilamente.
–La señorita Nailah pregunta por vos… –dice Gabriel
dirigiéndose a Katja.
–Katja… ¿eres tú? ¿Qué te ha ocurrido? –pregunta la Setita mirando atónita a la Tzimisce Koldun.
Ambas vampiresas se
abrazan con fuerza y Katja llora sangre mientras le susurra a Nailah al oído: –Mi chiquillo…
Al parecer Katja no
es consciente de su nuevo aspecto, pero ve en el rostro de su compañera que
algo no va bien con respecto a su apariencia. Como si le costase reconocerla. La
inmortalidad no altera la imagen, a no ser que se utilice la Disciplina de la Vicisitud,
que por extraño que parezca, Katja nunca ha conocido.
–Tu aspecto… –dice Nailah a Katja acariciando sus rugosas
manos.
Katja observa su
cuerpo y por primera vez es consciente del cambio de su belleza anterior por un
horripilante cuerpo putrefacto. Sin duda forma parte de la maldición por
diabolizar a su Sire Janosz. Al parecer no era suficiente con un sopor
involuntario…
–Te busque cuando te secuestraron…–dice la Setita con amargura.
–Hace un siglo de aquello… –dice Katja
recordando.
–Viajamos durante años por la Capadocia y llegamos a las
islas griegas. Allí perdí tu pista –confiesa Nailah– Tras la muerte de mi Sire, me quedé con todo su oro y sus dos mejores
ghoules. ¡No sabía que eras Vampiresa!
–No es el lugar ni el momento… si me acompañáis… –interrumpe
maleducadamente Aesir. Es obvio que era un emotivo reencuentro hasta que el
Tremere lo ha fastidiado.
Ambas vampiresas
miran absortas al Tremere, habían dejado de ser conscientes de la actual
realidad. Sus recuerdos las habían transportado a hace más de un siglo.
–¿Dónde se refugiaba mi chiquillo? –pregunta Katja incomoda.
–Tenía un dominio –responde escuetamente Aesir.
–Se encuentra en el barrio Cristiano, un oscuro y
tenebroso palacete, no tiene perdida –ayuda Gabriel.
–Me retiraré allí con Nailah y continuaremos hablando con
más intimidad. –Dice
molesta Katja mirando mal a Aesir.
–Gracias Katja, aun no había encontrado lugar para dormir
–dice
Nailah.
–Soy Nailah. Setita –se presenta a Sven y a Aesir.
–Yo Sven. Brujah –contesta el guerrero varego.
–Aesir, Regente en funciones –responde el Tremere.
–Brujah, he conocido a fieros Vástagos de tu clan –responde Nailah a
Sven.
Ambas mujeres salen
de la Capilla contentas de haberse encontrado tras un siglo y fuera se
encuentran con Fukaina y Shukura, las fieles ghoules de Nailah, que por
supuesto no reconocen a Katja.
La Tzimisce si
distingue a ambas mujeres. Fue ghoul con ellas en la misma corte hace más de un
siglo. Tenían el mismo amo.
–Es Katja –dice Nailah a sus criadas.
Fukaina se abalanza
sobre Katja y la abraza con toda su alma. Como si hubiera reencontrado a un
familiar perdido. Shukura sonríe y saluda menos efusivamente a Katja, pero
también se alegra de verla, aunque sea con ese marchito aspecto.
Las cuatro mujeres guiadas por Fukaina, la experta callejera. Llegan al dominio de Vadjanosz y Katja ve las banderolas de piel humana ondeando en la noche. A simple vista podrían pasar por tela sucia, pero a ojos de un buen observador, dan la bienvenida al claro dominio de un Tzimisce.
Rebeca, ghoul meretriz de Katja
Katja con solo pisar el lugar, reclama como suyo el territorio. Ahora será su dominio. Al abrir la puerta se topa de bruces con Rebeca, la increíblemente bella meretriz de Vadjanosz, reciente creación ghoul del Tzimisce.
La ahora libre ghoul,
otea con la mirada perdida a la horrible Katja. Es como si su antítesis se
estuviera mostrando ante ella. Pero por alguna extraña razón, la mujer no la tiene
miedo.
–En tu cara reconozco las artes de mi chiquillo… –dice Katja mientras
se acerca a Rebeca y la acaricia su angelical y joven rostro.
–Eres Katja. La creadora de Vadjanosz… –dice Rebeca sonriendo
mientras tiembla de expectación.
Katja la abraza
maternalmente y se muerde los labios para sangrar en la boca de Rebeca con un
largo y apasionado beso, que la convierte en su propia ghoul.
Rebeca siente un
placer orgásmico durante el sangriento beso. Tras el mismo no hacen falta más
palabras. La ghoul enseña su nuevo dominio a su ama Katja y a sus invitadas,
que permanecen en silencio observando muy atentas.
Las dos vampiresas se
retiran a descansar en un lugar habilitado para ello, donde estarán protegidas
de la luz diurna. Nailah ha pedido a Fukaina que cace para ellas. Con una
sonrisa en los labios ambas Vampiresas se duermen para descansar durante el
prohibido día.
Mientas en la Capilla
Tremere…Capilla Tremere, Dientes de sable
Gabriel, Aesir y Sven
se observan pensando en la nueva situación en la que se encuentran: solos en
una Capilla Tremere.
–¿Qué queréis hacer? –pregunta Gabriel refiriéndose a ellos
y la Capilla.
–Fingir que no ha ocurrido nada –responde Aesir muy
decidido– Si alguien pregunta por Mara,
decimos que se ha ido o que no está disponible, cómo era hasta ahora. Seguimos
igual. Tenemos refugio.
Gabriel se despide
para retirarse al refugio comunal, mientras Sven decide probar suerte y
refugiarse con Aesir, aquí en la Capilla.
Aesir comienza a
recorrer la Capilla, conociendo cada estancia y esperando encontrar a alguno de
los ghoules de Mara, pero el templo se encuentra vacío.
Entonces decide
escribir una nota para que la lean los sirvientes de Mara y la deja sobre el
suelo de la entrada. La carta dice así:
“Por circunstancias me he tenido que quedar aquí. Mañana
al anochecer nos reuniremos en la sala principal. A.P.”
Y en el dominio
Tzimisce…Katja, Tzimisce Koldun
Katja apenas ha
pegado ojo en todo el día. No ha descansado bien, ya que es la primera vez en
años que duerme alejada de la tierra de su hogar. Mientras se encontraba en
letargo dentro del sarcófago de Janosz, la tierra de su interior lograba que la
Tzimisce se encontrara tranquila y descansada a pesar de encontrarse en sopor a
brazos de Morfeo. Ayer por la noche no cayó en la cuenta de traerse unos
puñados de tierra cuando salió de la Capilla. Y por ausencia de ellos se
encuentra físicamente abatida, es la debilidad de los Tzimisce, deben dormir sobre
tierra de su patria o de su tumba.
Ahora se encuentra en
el domino de su chiquillo que por supuesto a partir de esta noche será suyo.
Mueve su dolorido y arrugado cuerpo del camastro hasta un elaborado y pulido
espejo donde ve su horripilante aspecto. Sabe que no será fácil moverse por la
ciudad si no oculta su imagen de algún modo.
La Tzimisce se mira
al espejo y comienza a realizar un ritual llamado: “Porta la máscara de sombras”. Tras los minutos necesarios de
concentración y movimientos especiales el ritual vuelve a Katja translúcida,
apareciendo su forma oscura y neblinosa y habiendo apagado el ruido de sus
pasos.
A Nailah le cuesta
ver a Katja pero al fin deduce su nuevo disfraz y la Tzimisce, preocupada bebe
la sangre que Fukaina ha conseguido durante el día para ellas. La Setita bebe
también de ella contenta de haber encontrado a Katja.
–Necesito hacer algo… –dice Katja malhumorada y el cuerpo dolorido.
–Yo te ayudaré –responde Nailah.
–¿Sabes?... –continua Nailah– cuando Salem fue asesinado quería haberte adoptado también como mi
ghoul, igual que a Fukaina y a Shukura. Ahora que eres Cainita, eres mi igual y
te considero mi aliada. Este puede ser el refugio de ambas y te ayudaré a
conseguir tu antiguo semblante…
–Mi semblante no cambiará hasta que se pase el dolor por
la pérdida de mi chiquillo… –dice Katja con tono lúgubre– en cuanto a este palacete: Es mi dominio.
Quiero dejarlo claro. Los Tzimisce somos muy territoriales y debes entender que
es una de las pocas cosas valiosas que conservo de Jaroslav.
–Lo entiendo, descuida, sabes que me adapto fácilmente. Simplemente
me refugiaré contigo y guardare tu espalda
–dice
Nailah sin querer dar problemas.
Aparece Rebeca que
mira fijamente a Katja interrumpiendo la conversación sin darse cuenta del
quebrantamiento de etiqueta.
–¿Qué desea mi Señora de mi? –pregunta Rebeca a la
Tzimisce.
–Debes ponerme al día de todo lo que sepas sobre mi
chiquillo –ordena
Katja.
–Apenas le conocía. No tengo muchas respuestas, solo era
su ghoul… tampoco me contaba demasiado. Quiso emplearme para un plan que fue
truncado por lo que mi labor se quedó un poco en el aire… –responde sinceramente
Rebeca.
–Eres mía. –Asevera Katja– Serás mi responsabilidad, ya que lo fuiste de mi chiquillo. Solo
debes serme fiel. No sé porque te eligió pero quiero descubrirlo…
Mientras Nailah, en
un segundo plano, ordena a Fukaina que dé una vuelta por la ciudad y descubra
la situación local de Jerusalén. Qué respiran sus humanos en las calles.
–Rebeca, ¿eres de aquí? ¿conoces la ciudad? –le pregunta Katja
mirando a Nailah y a su ghoul.
–Si mi señora, pero solamente mi barrio, donde vive el
pueblo armenio –responde
Rebeca.
–Orienta pues a mis invitadas –ordena Katja a Rebeca
mirando a Fukaina.
–Prefiero ir sola… –responde automáticamente Fukaina
mirando a su domitora Nailah.
Rebeca y Fukaina,
ambas ghoules de las Vampiresas presentes, se miran a los ojos y tras superar
una tensión inicial, deciden no dar problemas a sus respectivas amas y se organizarán
juntas para conocer la ciudad. Parece que ambas mujeres no han empezado con
buen pie, como si sintieran ciertos celos cada una por la otra.
Shukura, la otra
ghoul de Nailah, espera órdenes también y la Setita le pide que se haga con el
palacete y adecente y mantenga habitable el refugio de Katja. La ghoul comienza
con sus labores domesticas, es especialista en ello.
El sarcófagoAesir Pentagast, Tremere
Aesir siempre es el primero en levantarse y el último en acostarse. Se despierta una hora antes que Sven. El hechicero tiene la capacidad de sobrevivir con menos descanso y esto le sirve para aplacar sus manías, ya que todos los días tras levantarse, comprueba que lo que llevaba encima al acostarse, está donde lo dejo. Realiza los rituales que le enseñó Ezra para protegerse y medita hasta que el sol se ha ocultado por completo.
Después de sus
rutinas se dirige a la estancia donde se encuentra el sarcófago de Katja y
limpia cuidadosamente los restos de Itachi, recogiendo sus curiosos ropajes y
armas para dejarlos guardados en un lugar que no molesten.
Limpia también toda
la tierra del sarcófago que ha ensuciado el suelo y lo cierra admirando sus
elaboradas filigranas. Mientras lo hace se percata de que está solo, no hay
nadie más en la Capilla, algo que empieza a ser sospechoso.
Sven despierta de su
sueño diurno y al ver a Aesir tan activo le pregunta:
–¿Esperas visita?
–Buenas noches Sven. ¿Exploramos un poco esto? –sugiere Aesir al
Brujah varego.
–Podemos buscar… sangre –responde Sven pensando
en beber sangre.
–Había pensado en mover el sarcófago –dice Aesir.
Ambos vampiros se dirigen a la cámara del sarcófago de Katja. En ella la temperatura es notablemente más baja. Aesir deduce que hay un espíritu en ella, seguramente guardando el lugar aunque el Tremere no ve runas que lo aten a esta Capilla. Sus grilletes deben ser otros.
Sven y Aesir empujan
el sarcófago con cierta dificultad. Es muy grande y pesado. El Brujah se da
cuenta de que su Potencia es muy útil en estas situaciones concretas y nota que
su Disciplina ha aumentado desde la última vez que la utilizó.
Ambos Vástagos llevan
el sarcófago Tzimisce al sótano, Aesir ha improvisado sobre la marcha donde
dejarlo. Lo único que tenía claro era que quería despejar aquella cámara aparentemente
hecha para meditar, difícil tarea con una enorme tumba Tzimisce en su interior.
Sven ha hecho un
sobreesfuerzo empleando su sangre para transportar el sarcófago y ahora se
encuentra hambriento. Sus colmillos están fuera y su mente comienza a estar nublada
con un solo pensamiento ansioso: ¡Beber sangre!
Un intrigante
encuentroNailah Salem, Setita
Mientras en el
refugio comunal, Gabriel se encuentra solo y listo para salir cuando se topa de
bruces con un peculiar hombrecillo.
Es un musulmán de
linaje persa de baja estatura, entrado en carnes, que luce anillos y otros
adornos que indican su posición dentro de la comunidad de mercaderes.
–Por el aspecto y vuestra imponente apariencia vos debéis
ser Gabriel, el Toreador. Soy Yusuf, del clan Brujah. Me gustaría tratar un
asunto de suma importancia con vos y su grupo…. – El vampiro se muestra locuaz, posee una natural hospitalidad que
sin duda le hace ganar rápidamente la confianza de Gabriel.
–Ahora mismo no puede ser posible…–se excusa Gabriel.
–¡Oh! ¿es un mal momento? puedo volver más tarde. No
puedo dejarlo para otra noche por que el tiempo juega en nuestra contra…–dice el dicharachero
mercader.
–¿Cree que abría la posibilidad de poder reunirnos esta
misma noche? –pregunta
Yusuf.
–¿Quien te envía y para qué? –pregunta Gabriel
escamado por tanta prisa.
–Alguien importante quiere pactar una ayuda mutua.
Seguramente estén interesados… –responde locuazmente Yusuf.
–Está bien. Pero debo buscar a mis compañeros… –dice Gabriel.
–¿En una hora le parece bien? –pregunta Yusuf
intentando cerrar un trato con el Toreador.
–Bien. Nos veremos en una hora –responde Gabriel
mientras el Brujah le da firmemente la mano. Y ambos vampiros se despiden
dirigiéndose Gabriel raudo hacia la Capilla
Desencuentro y
acuerdoJerusalén 1197 d. C
Katja, traslucida
gracias a su ritual y Nailah se presentan en la puerta de la Capilla para
recuperar el sarcófago de la Tzimisce. Allí se encuentran con Gabriel que
sonríe al ver a las vampiresas. Se saludan y charlan sobre que les ha traído a
la Capilla.
–Tengo una conversación pendiente y vengo a por mí ataúd –dice Katja a Gabriel.
–No conocí mucho a tu chiquillo pero tengo claro que
intentaba sacarle del sopor a toda costa. Y que estaba muy mal visto en su
propio clan… Debería estar más calmada que ayer y le daremos los detalles que
precise… –dice
Gabriel amablemente pero sin ningún tipo de tacto sacando el tema.
–No podrá negar que todo esto es muy extraño… me
despierto en una Capilla Tremere, en Jerusalén, lejos de mis tierras, rodeada
de un Toreador, un Brujah y… ¡un Tremere! –dice Katja increpada con Nailah a su
lado.
Aesir y Sven,
colmillos fuera, abren la puerta de la Capilla saludando a los presentes.
Gabriel al ver los colmillos del Brujah se ofrece a ayudarle a alimentarse
antes de que haga ninguna estupidez. Es peligroso estar hambriento. La bestia
deseará salir a campar a sus anchas y beber a borbotones todo lo que se
presente en su camino…
–Podéis hablar mientras acompaño a Sven a cazar…–dice Gabriel.
Sven mira a las
mujeres sin apenas poder pensar en nada más que en la Vitae que ansía. Ambos
Vástagos desaparecen en las oscuras calles del barrio musulmán.
–Venia a hablar sobre mi sarcófago… –dice Katja
dirigiéndose a Aesir que aun no les ha invitado a pasar.
–Lo he bajado a los sótanos. –replica el Tremere a
la Tzimisce.
–¿lo has bajado a los sótanos? –pregunta Katja sin
entender la razón por la que el Tremere ha hecho eso.
–Enviaré a unos humanos para que se lleven el sarcófago
de ahí abajo. Quizás si no lo hubiera bajado sería más fácil sacarlo de aquí… –dice Katja
malhumorada.
–Disculpa. Ningún humano entrará a la Capilla Tremere. No
se lo permitiré. –replica
Aesir dejando clara su postura.
–Será una operación rápida y sencilla. Los humanos… –insiste Katja
mientras es interrumpida por Aesir.
–No me vas a decir lo que debo hacer en mi Capilla. Podía
haber tirado la tierra Tzimisce que alberga en su interior y no lo he hecho. No
entraran humanos a la Capilla. Es mi última palabra–dice Aesir.
–¿Es así como quieres hacer las cosas? –pregunta Nailah amenazante. Hasta ahora la Setita ha permanecido en silencio pero al ver que el
Tremere no muestra más que inconvenientes para sacar el sarcófago no puede
evitar defender a su amiga Katja.
–Este es mi dominio –dice Aesir mirando fijamente a la
Seguidora de Set y a punto de cerrarle la puerta en las narices.
–¡Tus estupideces te llevarán a la muerte! –advierte la Setita al
Tremere.
–Déjame ver mi ataúd. Necesito coger tierra de su
interior… –pide
Katja a Aesir.
–Seguidme por aquí –dice Aesir abriendo la puerta para que
ambas mujeres entren.
Las dos vampiresas
siguen al Tremere en un silencio incomodo. Llegan donde está el sarcófago, en
una alacena llena de trastos. Katja obvia la falta de respeto hacia ella por
haberlo bajado aquí sin permiso y lo abre cogiendo un par de enormes puñados y
guardándolos en sus bolsillos.
Tras la sencilla
operación regresan mientras Aesir rezonga:
–No te lo tomes a mal Katja. Pero venís exigiendo en mi
refugio…–se
excusa Aesir.
–¿A mal? Tu eres Tremere y yo soy Tzimisce y me despierto
en una Capilla de tu clan –dice Katja manteniendo la compostura– No sé la razón. Desconozco los acuerdos de mi chiquillo, pero debía
tener una deuda para estar yo aquí. Estoy en territorio enemigo. ¡No te debo
nada!
–La deuda que tenía tu chiquillo ha quedado saldada con
su muerte definitiva. –responde Aesir– Soy
el Regente de la Capilla y no tengo que dar explicaciones sobre a quién dejo
entrar en mi dominio.
–¿Eres el Regente? –pregunta Katja sorprendida.
–En funciones… –responde Aesir improvisando. La Tzimisce
sabe que el Tremere miente.
Ambos Vástagos
discuten acaloradamente sin llegar a ningún acuerdo.
–¿Me hará llegar a mi dominio mi ataúd con la tierra que
contiene en su interior? –pregunta Katja con cierto tono de hostilidad.
–Así lo haré. Buenas noches y tengan una agradable velada
–sentencia
Aesir y cierra la puerta de la Capilla con un portazo.
Mientras, Gabriel y
Sven cazan tras la muralla exterior. Solamente unos conejos que apenas sacian
el hambre del Brujah que pregunta si pueden cazar más. A lo que Gabriel le
responde que ha quedado con alguien importante y deberían irse ya.
Gabriel y Sven regresan
para encontrarse con Aesir y se topan con Katja y Nailah que vienen de la
Capilla.
–Tengo ganas de reducir la Capilla Tremere a cenizas –le dice Katja al
Toreador.
–Esa Capilla es lo menos Tremere que verá nunca –dice Gabriel con un
tono de voz muy serio. Tanto que hace que ambas mujeres piensen en sus
palabras.
–La Regente de la Capilla se ha ido –dice Gabriel.
–Pues Aesir se la ha agenciado –dice Katja encendida.
–Tenía algo que proponerles bellas damas… –dice Gabriel– un Brujah quiere llegar a un acuerdo
conmigo y mis compañeros. Deberíamos ir a verle al barrio Cristiano donde he
quedado con él. Llego tarde. Acompañadme a la Capilla…
–No creo que el nuevo “Regente” quiera que volvamos… –dice Katja.
Gabriel convence a
las mujeres para crear concordia entre ellos y las invita al interior de la
Capilla.
Una vez todos juntos
Gabriel explica la situación a Aesir y propone que o están juntos en esto o
Jerusalén acabará engulléndolos como ha hecho con tantos Vampiros durante eras.
El anciano Toreador intenta unirlos con sus palabras:
–Todos lleváis relativamente poco en Jerusalén. Si no permanecemos
unidos Jerusalén nos comerá. Hemos luchado contra demonios, ¡contra un Golem
hace poco!… ¿y todo para acabar muriendo por no saber sobrevivir unidos?
–¿No hay Príncipe? –pregunta Katja al ver la falta de
autoridad.
–No hay –responde Gabriel– hay varias facciones y múltiples barios cada uno con su estructura de
poder desconocida…
–¿Os parece bien si de momento permanecemos unidos? –pregunta Gabriel.
–Estoy dispuesta a beneficiarnos mutuamente. Si mi
chiquillo Jaroslav estaba aliado a vosotros… seria por algo. No me lo estoy
encontrando nada fácil –concluye Katja.
–Yo doy mi apoyo de confianza –dice Nailah mirando a
Katja.
Sven acepta la
peculiar aventura, si no lo hiciera iría en contra de su naturaleza. Aesir
acepta de mala gana pero lo hace por las palabras tranquilizantes de Gabriel,
parece un Toreador de buen juicio.
Gabriel describe a
los presentes su encuentro con Yusuf, el Brujah.
–He tenido tratos con otros Brujah. Tuve una amiga del
clan. Hace tiempo que no la veo. Aunque también tengo cierta rivalidad con una
Toreador –Dice
Katja mirando a Sven, que no la hace mucho caso y después dirigiéndose a
Gabriel.
–No perdemos nada
intentándolo. Será un buen comienzo para limar asperezas. De veras creo que
seremos más fuertes juntos, como una facción independiente. Y como tal
deberíamos empezar a estrechar lazos con Vampiros importantes de Jerusalén. Y
ahora tenemos la ocasión perfecta para comenzar con Yusuf…–dice Gabriel.
–¿Cuando has quedado con ese Brujah? –pregunta Aesir.
–Hace un tiempo. Llegamos tarde… mil y poco años tarde –bromea Gabriel con
su edad para quitarle hierro a la reciente tensión.
Aesir acaba de
recoger unos libros de la biblioteca y los cinco no muertos se dirigen al
barrio cristiano, al refugio comunal donde Gabriel ha quedado con el misterioso
Brujah.
Una vez en el
interior del refugio comunal, los Vástagos se encuentran con el peculiar
mercader. Cada uno de los vampiros se presenta y Katja aprovecha su horrible
aspecto y no dice su clan, para de esta forma el descocido Brujah pueda
confundirle con un Nosferatu. Tras presentarse todos los personajes, el Brujah hace
lo propio y comienza a hablar:
–Soy Yusuf, del clan Brujah. Soy anfitrión de los
musulmanes que luchan contra los cristianos por el control de Jerusalén y las
tierras circundantes. Mercader de
profesión, tengo negocios por toda Palestina. Estoy orgulloso de usar las
facultades que Alá y mi Señor me han concedido. He sido un activo muy útil
contribuyendo sustancialmente a éxitos militares árabes bajo el mandato de Salh
al-Din. Tras su muerte quien sabe lo que Alá nos tendrá preparado… –el Brujah mira al
techo pensando en su deidad.
–Tengo curiosidad por cómo has conseguido saber cuál es
nuestro refugio y de qué nos conoces… –dice Gabriel mirando
fijamente al hombrecillo.
–Mi señor tiene ciertas fuentes Nosferatu… –responde Yusuf– precisamente de un contacto Nosferatu he
obtenido cierta información delicada. Vadjanosz, el Tzimisce y Rashid, el
Assamita, han muerto y Mara, la Tremere ha dejado Jerusalén para siempre. Mi fuente
Nosferatu, digamos que tenía los ojos y los oídos muy cerca vuestro, con lo
cual vosotros también debéis estar al tanto de estas noticias…
–Obviamente, ¡estábamos allí! Pues sí corre rápido la
información… –dice
Gabriel con tono suspicaz.
–La información es poder –puntualiza Yusuf.
–El tráfico de esclavos siempre ha sido un negocio
fructífero –continua
el Brujah cambiando de tercio– En la
noche, el tráfico de ghoules es también un mercado, poco conocido, pero igual
de rentable. Al fin y al cabo son humanos mejorados y formados en asuntos de la
Estirpe y en cómo satisfacer a un Vástago. Algunos están a un paso de ser
abrazados, de hecho muchos de ellos serian grandes vampiros, mejor que muchos
humanos. Puede que alguno de vosotros fuerais ghoules antes de ser abrazados…
Katja, entre sombras,
y la silenciosa Nailah se miran cómplices y sonríen.
–El domitor que compre un ghoul “reconducido”, se ahorrará
mucho tiempo y esfuerzo. –Dice Yusuf locuazmente– Tendrá a alguien formado y competente, eso sí, versado seguramente en
las costumbres de otros clanes, pero eso puede ser muy positivo, ya que puede
tener conocimientos muy útiles para su nuevo amo.
–Hay señores que compran esclavos para después soltarlos,
si estos se lo ganan. –El Brujah mira a todos los presentes con mucha atención– Mi señor, es de esos, por eso matarlos no
es una opción…
–Les ofrezco un trato. Me conseguís estos ghoules y mi
Señor pagará como se merece la hazaña. Un buen precio por los ghoules huérfanos.
Como os digo mi benefactor os recompensará ampliamente, con lo que pueda, es
alguien, digamos… influyente en Jerusalén.
El Brujah les acerca
una lista con unos nombres y les dice que tachen el de Rebeca del documento, por
que acaba de ser reclamada. Katja queda perpleja ya que ha sido ella, anoche,
cuando la reclamó en el dominio de su difunto chiquillo.
Los nombre escritos
son: Amelia, Tobit, Drazen, Goran, Kruno y Salma.
–Amelia y Tobit, ghoules de Mara, ella su aprendiz y el
su guardián. Drazen era el criado de Vadjanosz y Goran y Kruno los Szlachta del
Tzimisce. Salma es una criada de Rashid,
de la cual no se mucho. Era una aprendiz a la que utilizaba como vigía diurna
de su refugio –explica
Yusuf mirando el papel.
–Si os preguntáis por qué un Brujah no va de caza tras
ellos –continua
el Brujah– no es mi trabajo. Soy un
mercader, compro y vendo mercancía para obtener un beneficio en la transacción…
¿Qué me decís? ¿Tenemos un trato?
–Sí y no…–responde Aesir– Mara ha desaparecido y también lo han hecho sus ghoules, pero ella no
está muerta.
–Sí, mi Señor lo sabe. Como también sabe que no regresará
por sus ghoules. –responde
Yusuf de forma contundente.
–Rebeca fue reclamada ayer mismo por mí… ¿Cómo puede
saberlo tan rápido tu señor? –pregunta Katja a Yusuf.
–Os he dicho que tenemos contactos Nosferatu que por
supuesto no desvelaremos… –responde Yusuf altivo.
–Deberá ser un trabajo rápido. En cuanto a los que su
domitor ha muerto, al romper su vínculo de sangre comenzarán a no sentir a su Amo.
Después de haber querido morir por él, puede que los ghoules se sientan
perdidos u hostiles. –Dice
Yusuf– Si les damos demasiado tiempo
puede que huyan y se busquen otro señor o incluso se suiciden por la
desesperación de su nueva condición, si es que entienden lo que les ocurre. Muchos
se esconden hasta la muerte. Por eso el tiempo juega en nuestra contra.
–Yo permanezco en Jerusalén más o menos una semana al
mes. Es el tiempo justo del que disponen para terminar el trabajo, si tomáis la
buena decisión de aceptar. –Dice Yusuf.
El Brujah musulmán es
un parlanchín y un Vástago claramente encantador. Se lo ve muy apisonado por
defender los intereses de su Señor.
–¿Que pensáis? –pregunta Gabriel dirigiéndose a los demás.
–Una información exquisita –responde Aesir.
–Yo pienso en el pago – dice Katja.
–No debéis precipitaros en expresar vuestro pago –responde Yusuf– si no lo tenéis claro podríais hacer el
trabajo e ir pensándolo para decidirlo más adelante. Otra opción, equivocada,
sería dejar pasar la oportunidad que no volverá.
–Como os decía, mi señor es alguien influyente que tiene
la capacidad plena de ayudar a alguien recién llegado a Jerusalén como vosotros
–dice
el Brujah.
–¿Supongo que se nos pagará en proporción al trabajo? –pregunta Gabriel.
–No debe usted dudar de ello. Noble Toreador –responde Yusuf
haciendo una exquisita reverencia.
–Has esquivado responder quien es tu Señor… –dice Katja.
Yusuf mira fijamente
a Katja sonriéndola pero sin soltar prenda.
–Yo, como recién llegada, te ayudaré en lo que necesites…
–dice
Nailah a Katja, mientras la Tzimisce asiente satisfecha.
–¿En cuanto a dónde buscarlos? –pregunta Aesir.
–Palacete Arista, la Capilla Tremere y en cuanto al
refugio de Rashid es una incógnita… –responde rápidamente el Brujah.
–Detecto algo que no os convence… ¿quizás? –pregunta Yusuf a la
ensombrecida y desconfiada Katja.
–Alguien qué sabe más de mí que yo misma… –responde Katja.
–La información que se posee es proporcional al tiempo
que llevas en la zona –dice Yusuf– ¿llevas
mucho en Jerusalén? –pregunta retóricamente el Brujah– imagina pues cuanto lleva mi Señor…
–Vadjanosz era mi chiquillo –dice Katja a Yusuf
dejándolo sin palabras.
–Entonces, mi señora, debería preguntarse si tras la
muerte de su chiquillo necesita más aliados o enemigos… –dice elocuentemente
Yusuf – si decides escupir la mano que te
tiende mi Señor o por el contrario decides estrechar lazos con alguien
influyente y poderoso en Jerusalén…
–Como entenderá, tengo cierta consideración hacia los
ghoules de mi chiquillo –dice Katja.
–No puedes mentirme, Tzimisce. Si le hubieran interesado
los ghoules de su chiquillo, ya estarían en sus filas… –dice Yusuf metiéndose
en territorio peligroso– ¿me equivoco? No
le interesan. Lo sé.
Katja sonríe al
Brujah en silencio mientras el Tremere toma la palabra:
–¿Deberíamos firmarlo por escrito? –pregunta Aesir.
–No será necesario. La palabra de mi Señor es ley. –Responde tajantemente
Yusuf mirando a Aesir a los ojos.
El Brujah va mirando
a cada uno de los Vástagos consiguiendo una respuesta positiva de todos.
Finalmente aceptan y en ese momento el Brujah se despide risueño con gran
etiqueta.
–Mucha suerte. Espero que nos veamos pronto y con “la
mercancía” –dice
Yusuf antes de irse.
Cuando el Brujah se
va, Aesir le acompaña a la entrada y a solas aprovecha para proponerle algo:
–Me gustaría pedirle algo –dice Aesir– deseo conseguir un tipo concreto de ghoul,
especialista en construcción, un Maestro arquitecto estaría bien….
–Podría hacer algo –responde Yusuf– pero hablaremos cuando terminéis el trabajo, si le parece bien.
–Sin problema –contesta Aesir.
–Nos veremos en una semana pues –dice Yusuf mientras
monta un bonito caballo rubio de raza árabe.
Sobre ghoules
Aesir regresa al
interior del refugio y todos los Vástagos presentes discuten el próximo paso a
dar:
–Los ghoules de Mara y los de Vadjanosz, los veo
sencillos de atrapar –dice Katja, aun sombría– veo más peligrosa a la ghoul de un Assamita, aprendiz de asesino que
puede caminar durante el día.
–Debemos tener en cuenta que cabe la posibilidad de que
no encontremos a todos. –Dice Gabriel.
–La Setita nos pude ayudar a conseguir al ghoul Assamita
si le damos algún secreto a cambio –propone Aesir.
–Yo había pensado en abrazar a Amelia, la ghoul de
confianza de Mara. –Confiesa
Gabriel.
–No olvidemos que también es preocupante Rusticus, la
Gárgola de Mara –recuerda
Aesir– ahora mismo no tiene dueño. Las
Gárgolas son esclavas de los Tremere.
–Pero es un Vástago –dice Gabriel– no un ghoul.
Por sugerencia de
Katja, deciden empezar a buscar a los ghoules de Vadjanosz, su chiquillo.
Nailah pide la
descripción de los ghoules de Mara, la Regente Tremere, para pedir a su ghoul,
Fukaina, que busque donde pueden estar, ya que puede buscar incluso de día.
Gabriel le da la descripción de Tobit y de Amelia y le dice donde puede ayarlos.
Katja y Nailah
deciden irse de caza, dando buena cuenta de dos vagabundos a los que desangran,
para después deshacerse de sus cuerpos arrojándolos a las cloacas como
deshechos.
Después, Nailah busca
en las mazmorras del dominio de Katja unos grilletes por si los pudiera
necesitar para inmovilizar a alguno de los ghoules.
Aesir y Sven salen
fuera de la ciudad para cazar, el Brujah es un buen rastreador de animales y
encuentra un rebaño de camellos. Ambos Vástagos, de forma cuidadosa para no
asustar a los animales, beben un poco de sangre de cada uno para no dañarlos y
acaban saciando de su hambre no humana.
Gabriel decide
visitar una taberna del barrio Armenio. En ella seduce a un par de mujeres de
la noche y se las lleva a una taberna cercana. Ya en la habitación bebe sangre
de ambas prostitutas, que experimentan el mayor placer que han sentido jamás.
El Toreador las
propone volver a encontrarse en el mismo sitio, pasadas unas noches, si quieren
volver a sentir lo mismo una vez más. Las mujeres aceptan sin pensarlo dos
veces, el beso de un vampiro es algo que no se rechaza jamás.
El Anciano ha bebido
de ambas mujeres pero la sangre no ha saciado a penas su hambre, ya que al
tener tantos siglos de antigüedad ya no obtiene los mismos nutrientes de la
Vitae. Debe beber mucha más cantidad del liquido carmesí para saciarse igual
que cuando era joven.
Tras la caza los
cinco no-muertos se encuentran en el dominio de Katja, en la torre Arista.
Aesir, Sven y Nailah tienen repleta la reserva de sangre de sus cuerpos y esto
hace que sus semblantes sean menos pálidos y parezcan más humanos, ligeramente
sonrojados, como cuando estaban vivos.
Gabriel conoce a
Rebeca, la ghoul de Katja, y su belleza hace que el Toreador, sonriente, la
admire cual obra de arte viviente. Pero es capaz de controlarse en cuanto a sus
emociones y puede desviar su atención a otra cosa que no sea la atractiva
meretriz de Katja.
Charca de secretosTorre Arista, dominio de Katja,
barrio cristiano
Katja decide hacer un ritual para buscar a los ghoules de su
chiquillo. La Tzimisce los conoce y mediante su hechicería puede encontrarlos
mágicamente. Los Koldun sabios vigilan con regularidad a sus servidores y
aliados, prestando atención a cualquier señal de traición y engaño. El ritual
se llama: “Charca de secretos” y ayuda
a Katja en la labor de vigilancia, proporcionando un medio de espiar sin ser
vista, único y seguro.
Para
realizarlo Katja, vierte agua con sal sobre el suelo y extiende sus manos sobre la
charca de agua salobre sin tocar la superficie. Segundos después aparecen
varias ondas que aclaran el agua, desvelando una escena del presente de una
determinada persona o lugar. En este caso busca a los tres ghoules de Vadjanosz,
seguramente estarán juntos.
Aesir no quita ojo a la Koldun,
ya que ambos utilizan diferentes tipos de magia pero si presta atención quizás
algún día pueda hacer este ritual con su Taumaturgia. Así que el Tremere no se
pierde detalle de todo lo que la hechicera Tzimisce hace.
La escena que aparece en el agua, pertenece inequívocamente a un callejón de un barrio muy concurrido de la ciudad, uno de baja estofa, ya que la suciedad, las ratas y la basura se ven por las esquinas. Es algún lugar del barro Armenio.
El carruaje de Vadjanosz se
encuentra semioculto en un callejón sin salida.
Drazen, el mayordomo de Vadjanosz, se ha llevado allí a Goran y a Kruno, los
matones Szlachta del Tzimisce.
Los ghoules Tzimisce esperan
fielmente a su amo, la caída de su vínculo bien podía ser una prueba de su
domitor. Drazen no está dispuesto a fallar a su Señor y doblega violentamente a
los dos Szlachta para que permanezcan a su lado, esperando el momento adecuado.
De pronto los tres
ghoules se arrojan al suelo ante la visión de su Señor Vadjanosz. Es el último
aspecto que tuvo, así que Katja no es capaz de reconocerlo hasta que Gabriel le
dice que es su chiquillo.
¡Pero Vadjanosz está muerto!... debe ser un impostor que se hace pasar por él para engañar a los sirvientes.
Goran,
ghoul guardián
de Vadjanosz
Vadjanosz, alagando a
sus “amados” siervos, se raja la muñeca y vierte sangre negra y pútrida que cae
sobre las bocas de los tres sirvientes, afianzando así los vínculos hacia él,
sea quien fuere.
Gabriel, Nailah y
Sven deciden ir al barrio Armenio para buscarlos ahora que deben estar allí. No
saben cuál es el lugar exacto pero lo buscarán entre los tres y malo sería no
encontrarles.
Mientras Aesir y
Katja se quedarán viendo la información que la charla les pueda arrojar.
Mientras no ven nada
especial, Katja decide realizar otro ritual, después podrá retomar la visión de
los ghoules Tzimisce por el momento la charca deja de emitir la imagen de los
sirvientes espiados. Aesir observa en silencio todos los movimientos de la
Koldun.
El barrio Armenio
Gabriel guía a Sven y
a Nailah al barrio Armenio, acaba de estar allí cazando. Los tres husmean
juntos en los sucios callejones y encuentran el carruaje escondido en el
callejón sin salida.
Se encuentran en el
lugar de la visión del ritual de Katja, pero aquí no hay nadie. No pueden
haberse marchado hace mucho.
Lo que ha ocurrido es
que con su negra y enfermiza sangre en sus organismos, los energizados ghoules,
siguen fielmente a su señor por las calles del barrio Armenio. Les lleva por
pasadizos abandonados, sótanos inservibles y cloacas secundarias.
Pero ésta es información
que los tres Vástagos no son capaces de conseguir, ya que Gabriel pisotea la
escena que contenía pruebas de a donde se habían dirigido los ghoules Tzimisce.
Mientras en el
dominio de Katja, Aesir vuelve a fijarse en todo lo que hace la hechicera
Kouldunica, que no le importa que el Tremere fisgue como hace sus rituales.
Esta vez Katja efectúa
el ritual de “Lazos que atan”. Para
ello la Tzimisce sale al descuidado jardín y coge unos puñados de tierra seca.
Ya dentro, derrama tres
litros de su sangre sobre la tierra e ingiere después el barro resultante de la
mezcla. Esto le sirve para que durante las tres noches siguientes cualquier
intento de utilizar su Hechicería Koldúnica le sea más sencillo de hacer. Pero
esto es algo que Aesir no sabe, ya que Katja calla tras ingerir la sangrienta
mezcla sin dar explicaciones al curioso Tremere.
Kruno,
ghoul guardián
de Vadjanosz
Katja retoma el anterior ritual y pasa su mano por encima de la charca con lo que regresa la visión de los tres ghoules. Pero esta vez se ve todo oscuro. Se han debido mover, se encuentran ocultos en algún tipo de sótano, pero no son capaces de vislumbrar con concreción donde están. Tampoco han visto como han ido del barrio Armenio hasta el lugar, con lo que no saben donde se encuentran. Solo ven que están los tres solos, en silencio y quietos pasando desapercibidos.
Los cinco Vástagos se
reencuentran en la torre Arista, alrededor de la charca mágica de Katja para
ver que muestra esta vez. Con esta tenebrosa imagen en sus retinas los cinco se
retiran a descansar. Tzimisce y Setita, aquí, en el nuevo dominio de Katja;
Aesir y Sven regresan a la Capilla; Y Gabriel vuelve a su refugio comunal, hace
semanas atestado, ahora solamente ocupado por él.
Después de haber salido
el sol, mientras todos los demás vampiros duermen, Aesir, como todas las
noches, sigue despierto.
Prepara los rituales
de protección del sueño y realiza una comprobación de todo lo que lleva encima,
para que a la noche siguiente no le falte nada. Es una manía que puede costarle
cara si no la hace cada noche.
Noticias Tremere
Fukaina, ghoul de
Nailah, la Setita, regresa donde su ama con la información que precisa de ella
y se ha encargado de encontrar durante la noche de ayer y el día de hoy.
–Mi señora. Sobre el estado de Jerusalén, acabo de venir
de tantear los diferentes barrios de la ciudad. Musulmanes, judíos, cristianos
y armenios por este orden de relevancia. Cada uno se guarda en su territorio
rodeado por murallas de piedra y en cada uno hay intrigas y facciones que hace
que haya una tensa calma previa a la tormenta. La tregua firmada por Reyes
ahora muertos ha llegado a su fin y se espera la llegada de una cuarta cruzada.
Jerusalén es musulmana y ya tuvo que ser reconquistada de los cristianos que
entraron aquí a sangre y fuego hace casi cien años.
–En cuanto al otro asunto, me pidió que investigara sobre
los ghoules Tremere de la anterior Regente. No fue muy difícil encontrarlos, se
encontraban en el barrio judío y eran conscientes de la marcha de su domitora
Mara pero no se había roto el vínculo de sangre, eso quería decir que su Señora
no había muerto.
–La mujer, llamada Amelia, muy guapa e inteligente, sabía
lo que había ocurrido y hablaba con Tobit, un soldado con pocas luces. Al
parecer ella quería buscar otro domitor y propone a Tobit su idea: ser ghoules
de Shahara, una Setita. Tobit no quiere que la meretriz sea su Señora, no le
gusta la idea, prefiere probar con un tal Adam. Amelia respeta su decisión y le
dice que le ayudará a que el Capadocio le adopte. Al parecer habían decidido
tomar caminos diferentes.
–Ambos se reúnen en el barrio judío, en un cementerio con
el tal Adam, el Capadocio. Les espié sobre los tejados aledaños de una sinagoga
y desde allí escuche la conversación. Los ghoules y le piden a este hombre con
la cara desfigurada por quemaduras, que se haga cargo de la Capilla y adopte a
Tobit y a alguien llamado Rusticus. Le dicen que solamente confían que él pueda
utilizar todo esto para bien. Le proponen hacerlo en igual condición que antes
pero sirviendo ahora al Capadocio. Amelia explica que desea ser liberada.
–El Capadocio se va unas horas para consultarlo con su
Sire. En este punto decidí vigilar a los ghoules y no seguir al Capadocio, me
pareció demasiado peligroso husmear en una conversación entre dos viejos
vástagos, por sus palabras ese parecía que iba a ser el encuentro.
–Adam regresó mientras ambos ghoules permanecieron en
silencio en tierra sagrada judía. El Capadocio les dice que acepta el reto. No
quiere volver a su aburrida vida enterrado entre papeles viejos. A su Sire le
trae sin cuidado lo que haga en su vida personal mientras le ayude cuando le
necesite con sus estudios sobre la Torá Negra.
–Amelia se despide de un abrazo de Tobit y de Adam para
emprender otro camino en busca de una nueva ama, la Setita del barrio Armenio.
Adam le da sangre a Tobit y acoge así al soldado dirigiéndose ambos hacia la
Capilla. El Capadocio le pregunta al ghoul por Rusticus, pero éste no sabe
dónde está dejando preocupado a Adam y el soldado sale a buscarle por las
calles del barrio musulmán.
La información que ha
descubierto Fukaina es oro puro, aunque ha sido una mera espectadora, ahora
saben el paradero de ambos ghoules Tremere. Nailah se lo agradece y la pide que
busque el refugio de un Assamita difunto llamado Rashid. Allí se encuentra su
ghoul llamada Salma, una guardiana diurna del asesino. Fukaina sale rauda con
su nuevo hueso, uno duro de roer, como a ella le gustan.
–Una cosa es que reclamemos unos ghoules a un supuesto
Nosferatu que con ofuscación se está haciendo pasar por Vadjanosz. Estamos en
nuestro derecho de arrebatarle los ghoules que está intentando conseguir con
engaños –dice
Katja– pero otra cosa muy diferente es
que Adam, un Capadocio reconocido, acoja a uno de los ghoules Tremere, es
legítimo y no tenemos nada que hacer.
–Esto es una carrera contra el tiempo, como dijo el
Brujah, ya hemos perdido uno, Tobit, reclamado por Adam –dice Gabriel– nos queda Amelia, puede que aun no haya
encontrado a la Setita, vayamos al barrio Armenio y hablemos con Shahara.
Todos están de
acuerdo y se dirigen al barrio Armenio a buscar a Shahara, contacto del difunto
Vadjanosz. Anoche también estuvieron allí algunos de ellos buscando sin suerte
a los ghoules Tzimisce.
Aesir recuerda haber
conocido a Shahara y puede guiarles donde se encontró con ella hace unas
noches. Gabriel se presta a ayudar pero fracasa estrepitosamente llevándoles y
acaban todos perdidos en el barrio armenio. Al fin consiguen llegar a la calle
de las meretrices y allí se encuentran con Shahara.
La ira de Shahara Shahara, Seguidora de Set
Todos los ojos del
barrio Armenio escrudiñan a los personajes hasta llegar a Shahara, la meretriz
Setita.
Se encuentran en una
modesta villa ante una mujer musulmana que apenas llama la atención, a
excepción de su firmeza y seguridad a la hora de hablar.
Cuando Shahara ve a Gabriel y a Aesir, rápidamente los
relaciona con la muerte de sus dos aliados Rashid y Duyal. Esta herida por la
pérdida de ambos
–¿Cuál ha sido exactamente vuestro papel en la muerte
definitiva de mis aliados? –pregunta Shahara a bocajarro.
–El destino conjuró para que murieran –responde Gabriel– Duyal se metió con los Tzimisce, tenía algún
tipo de fijación con ellos y…
–¿fijación? –pregunta Shahara muy enfadada– ¿con los mismos Tzimisce que le obligaron
por la fuerza a vincularse a la Malkavian?...
–Tienes toda la razón…–se disculpa Gabriel– no debieron hacerlo. Dyual fue solo una
víctima de sus oscuros designios… intenté hacer algo para que no muriera, pero
no lo conseguí.
–Yo también intenté ayudar para que Duyal no muriese –dice Aesir.
–¿Y Rashid? ¿también intentasteis hacerle cambiar de
opinión? –pregunta
Shahara iracunda.
Los personajes
intentan dar explicaciones pero la Setita no escucha sus palabras,
preguntándoles que hacen aquí.
–Soy Nailah, lamento tu perdida. –dice la Setita– pertenezco a tu clan. Queríamos saber si
Amelia, está aquí contigo.
–Duerme. –responde de forma desagradable sin hacer
mucho caso a las tímidas palabras de consuelo de Nailah.
–Compañera de clan –dice dirigiéndose a Nailah y haciendo
un gesto con la cabeza– Su señora Mara,
la ordenó espiarme en el pasado y cuándo ha venido a buscarme sabía mucho de
mí. Me gusta como es. –Dice provocativa hacia Gabriel– Ella está atraída por este mundo de secretos y alcobas. No es ajeno a
él, lleva toda la vida entre Tremere…
–Me ha pedido que la acoja como ghoul y he aceptado
encantada –apunta
Shahara –He adoptado a Amelia, le acabo de
dar sangre y está descansando. Nadie le había dejado dormir nunca una noche
entera.
–¿Y habría alguna posibilidad de que nos la pudiéramos
llevar? –pregunta
Gabriel de forma calmada.
–¿De verdad me pedís esto? –responde Shahara
elevando el tono de voz– ¡he perdido a
dos aliados…!
–¡YO TAMBIÉN HE PERDIDO A DOS ALIADOS! –responde gritando
y altamente enojado Gabriel. No es fácil ver perder los papeles al Anciano
Toreador.
–…y el destino en consecuencia me ha dado a cambio una
ghoul.
–concluye la Setita mirando a Gabriel
amenazante mientras sus ojos se vuelven amarillos como el sol.
–¡¿Es más importante a caso la muerte de tus aliados que
la de mis compañeros de grupo?! ¡Eres una falsa! –insulta exaltado
Gabriel mientras la larguísima lengua de la Seguidora de Set se alarga y
latiguea en el aire de forma amenazante.
La Setita mira a
Gabriel conteniendo la bestia interior:
–Por favor iros de mi refugio. Amelia no va a irse con
vosotros. Ahora es mi ghoul. –exige la Setita al
grupo.
Se van de la villa y
Shahara les da con la puerta en las narices cerrándola con ira. Unos segundos
después Shahara abre la puerta y gritando pregunta a los personajes:
–¿Dónde la tenéis?...¡decidme! ¿Qué habéis hecho con
ella? –pregunta
Shahara fuera de sí.
–¿Quién? –pregunta Sven.
–Amelia, no os hagáis los tontos, estaba durmiendo y
venís vosotros y… ¡no está! –dice Shahara incrédula.
–Se ha escapado –afirma Aesir.
–¿Podemos ayudarte a buscarla? –se ofrece Gabriel
arrepentido por su salida de tono en su refugio.
Shahara pensativa
entra rápidamente a la casa. Aesir y Gabriel la siguen sin perder un segundo,
mientras los demás esperan fuera.
Investigan en el
interior de la casa y en el cuarto donde, según Shahara, descansaba Amelia. No parece
haber habido enfrentamiento alguno, la ventana se encuentra abierta de par en
par, parece haber huido por su propio pie.
Gabriel toca un
pañuelo olvidado de Amelia y con psicometría ve lo que ha sucedido
recientemente:
Mara entra en sigilo a
la habitación por la ventana. Sin despertar a Amelia le da sangre negruzca que
vincula a la ghoul. Después la ordena seguirla y se van por la ventana, sin
hacer ruido.
Gabriel cuenta lo que
acaba de ver, Shahara cabizbaja no sabe qué decir, ha culpado a los personajes
y no habían tenido nada que ver…
–¿Mara aquí? –pregunta Shahara extrañada– me dijo Amelia que se había ido para no
volver…¿y esa misma noche aparece para buscarla?
–Creemos que es alguien que también se ha hecho pasar por
Vadjanosz –responde
Gabriel– Puede ser alguien con ofuscación
usurpando las personalidades de sus difuntos dueños.
–¿Conoces a la ghoul de Rashid? –pregunta Aesir.
–Salma –responde automáticamente Shahara.
–Ella es la siguiente… –dice Aesir– ven a ayudarnos a encontrar a Amelia, si
tanto te preocupa…
–No quiero morir por una ghoul recién adquirida –responde Shahara con
desdén– si merece vivir regresará y si lo
hace aquí estaré esperándola. Ya tiene mi sangre en su organismo, está
vinculada a mí. Es mi ghoul.
–¿Sabes cuál era el refugio de Rashid? –pregunta Aesir.
–Era un lugar atípico –responde Shahara– si os lo digo me ayudareis a devolverme a Amelia.
–Si ella quiere… –responde Aesir.
–Querrá, ¿no has entendido que la he dado de mi sangre? –pregunta Shahara al
Tremere.
–Dinos donde se refugiaba Rashid –insiste Aesir.
–De vez en cuando se quedaba dentro de la ciudad conmigo –confiesa
Shahara con pena– pero su refugio se encuentra fuera de las murallas de
Jerusalén. Su refugio estaba en una cueva en la ladera del otro lado del valle…
–dice Shahara
mientras una lagrima de sangre la recorre tímidamente su blanca mejilla.
–Sabemos dónde está la guarida de Rashid. Y seguramente
allí se encuentre Salma, su ghoul –dice Aesir cuando sale con sus compañeros.
Los Vástagos hablan
de cuál debería ser su próximo paso. Gabriel quiere buscar a Adam para avisarle
y preguntar por Tobit, quizás aun no lo haya reclamado.
–El culpable se está riendo de nosotros –dice Nailah enfadada.
–Si queremos conseguir algún ghoul debemos dividirnos –dice Katja– la mitad iremos donde Adam por Tobit y la
otra mitad al refugio de Rashid por Salma. Si el impostor va a alguno de los
dos lugares al menos tendremos oportunidades de conseguir el otro.
Katja y Aesir deciden
ir a la Capilla a buscar a Adam. Sven, Gabriel y Nailah irán hacia la salida de
la ciudad en la dirección el refugio de Rashid. Así lo hacen y acuerdan verse
de nuevo después.
Hannah, la Ancillae
NosferatuHannah,
Ancillae Nosferatu
La Tzimisce y el Tremere
van juntos en busca de un mismo fin: encontrarse con Adam, el viejo Capadocio
desfigurado.
Una vez en la
Capilla, el propio Adam les abre la puerta. Su rostro medio quemado inquieta a
los personajes y Aesir presenta a Katja al Capadocio, lo hace como Sire del
difunto Vadjanosz. Adam la recibe con entusiasmo, él sabia de su sopor oculto
en el sarcófago de la cámara del dientes de sable.
Adam les dice que ahora
se encontraba en una conversación con Hannah, una Ancillae Nosferatu que a
continuación presenta a los personajes.
La Nosferatu, a pesar
de la llegada de los nuevos Vástagos, sigue la discusión que tenia a medias con
Adam. Está bastante encendida y hablan acerca de la responsabilidad Cainita
para con los que sufren y tardan en morir. Ella cree que la misericordia debería
ayudarles a dar el paso hacia estar más cerca de Dios…
Adam se da cuenta de la presencia de los
personajes y para no incomodarles, dejándoles en un segundo plano, decide
terminar la discusión excusándose y dejándoles a solas con la Nosferatu
mientras va a hacer una rápida gestión.
El Aspecto de Hannah
es el de una niña delgada en torno a los quince años, pero tiene la columna
gravemente deformada, haciéndole imposible permanecer erguida. Si pudiera
enderezarse, los demás advertirían que es más alta de lo habitual entre las
locales; Muy probablemente hay un marino bárbaro en algún lugar entre su
linaje. Se viste modestamente, mezclándose con los habitantes de cualesquiera de
las calles que atraviese.
Hannah, a priori desconfía
de los presentes y se calla cuándo no está Adam.
Aesir intenta romper
el hielo presentándose como Tremere, ya que hasta ahora solo había dicho su
nombre. Hannah recibe la confesión de su clan con agrado.
–Traemos noticias preocupantes para Adam –lanza el anzuelo
Aesir.
–¿Preocupantes? –pregunta la Nosferatu picando de lleno.
–¿No conocerás a
alguien de tu clan está secuestrando ghoules? –dice Aesir
sarcásticamente.
–¿de mi clan? ¿secuestrando? –pregunta Hannah– permíteme que lo dude…
–Tiene sangre aparentemente enfermiza –dice Aesir.
–No tiene por qué ser un Nosferatu –dice Hannah arrugando
el gesto.
–Para que veáis que mi clan no quiere problemas –propone Hannah– decidme en que os puedo ayudar y así os
quitáis esa absurda idea de la cabeza.
–Los ghoules son mi especialidad –dice Hannah risueña.
–Quizás podrías hablarnos de algunos de los ghoules que
buscamos para que no les hagan daño… –propone Aesir.
–Decidme nombres –reta Hannah al
Tremere.
–Drazen, ghoul de confianza de Vadjanosz –dice Aesir.
–Drezen… muy interesante –dice Hannah pensativa– es un espía de un Tzimisce, lleva
pasándole información de Vadjanosz y su entorno desde que llegó a Jerusalén.
–Vadjanosz, su antiguo señor esta muerto –dice Aesir a cambio
mientras Hannah disfruta de lo lindo con la nueva información.
Katja no puede creer
lo que oye. Acaba de descubrir que su chiquillo tenía un ghoul de confianza infiltrado
de un enemigo Tzimisce. A la Koldun le dan ganas de aplastar la cabeza de
Drazen con sus propias manos, ya no tiene tan claro que lo vaya a entregar al
Brujah.
–Amelia. Ya la han secuestrado, pero quizás sepas algo de
ella –dice
Aesir.
– Amelia es la ghoul secreta de un anciano Ventrue, es
otra caballo de Trolla –dice
sonriente la Nosferatu– estáis dando en
el clavo con todos ¿eh?
–Su domitora, Mara, se ha ido para siempre –dice Aesir mientras
Hannah piensa en sus palabras.
–¿Salma, la criada de Rashid?– pregunta Aesir.
–Es una cazadora diurna de vampiros cristianos. Y una muy
buena –dice
Hannah– menudas tres figuras…
La niña muy atenta pregunta
en qué situación se encuentra su investigación y Aesir le cuenta detalles de la
misma. Hannah satisfecha le da las gracias por tanta información y promete
utilizarla con mucha precaución.
–¿Puedo ayudaros más? –pregunta
la Nosferatu.
–Nos has ayudado mucho –dice Aesir– muchas gracias Hannah.
Adam hace aparición y
se alegra de ver a Hannah hablando afablemente con los personajes.
Adam, el CapadocioAdam, Antiguo Capadocio,
Consejero de Mara
La Nosferatu se despide
de los presentes y se va dejando a los tres vampiros en la Capilla. Aesir dice
para si en voz baja: “me caen bien los
Nosferatu”.
Adam está desilusionado
con lo ocurrido con Nahum, les explica lo que le ha ocurrido con Amelia y Tobit.
Les cuenta su decisión de hacerse cargo de la Capilla y sus ocupantes. Su
posición de Consejero de la ausente Regente le abala.
Su idea es ser el
Regente temporal, hasta que alguien digno, con la experiencia y la coherencia
suficiente se haga cargo, entonces le legará el puesto y todo lo que conlleva.
No tratará con Tremeres, como hasta ahora. Si vienen, ya verá lo que hace…
–Me parece estupendo. Yo mismo venia a ayudar a Nahum y
me alegra que me hables de él –dice Aesir con confianza.
–¿Cómo? No me estoy enterando de lo que habláis…– dice Katja.
–En resumen, todos estamos en el mismo barco –responde Adam.
–¿Sabes dónde están los ghoules de Mara? –pregunta Aesir.
–No lo sé. Tobit salió a buscar a Rusticus, la Gárgola de
Mara, la cual desconocemos su paradero –responde Adam– No sé donde se encuentran, pero a partir de ahora esto será así, no
pienso ser tan férreo como sus anteriores domitores. Tanto Tobit como Rusticus
saben lo que tienen que hacer, y no es un trabajo difícil. Protegerán la
Capilla, uno de noche y otro de día. En cuanto a Amelia ha decidido emprender
su propio camino y la he liberado de sus responsabilidades aquí. Es lo mejor
para todos. Respeto su decisión y deseo que sea feliz en consecuencia. Es lo
menos que se merece una mujer con su talento.
–Un Brujah llamado Yusuf ha contactado con nosotros para
conseguir ciertos ghoules. –Dice Aesir–
entre ellos Tobit y Amelia.
–No conozco a ese Brujah del que hablas –dice Adam– en cuanto a Tobit es ahora mi ghoul, así
que no podrás “conseguírselo”. Amelia es libre y deberás proponérselo, no creo
que se merezca ser tratada como mercancía.
–Eso pensábamos –dice Aesir.
–Me gustaría pedirte acceso a la biblioteca de la Capilla
cuando lo necesite –dice
Aesir cambiando de tema.
–Lo tienes Aesir, sin problema –dice Adam con
sinceridad.
–Como
diría mi viejo maestro Ezra –dice Katja pensando en voz alta– enigmas dentro de enigmas…
–¿Ezra? ¿de qué conoces tu a Ezra? –pregunta Aesir
atónito, ya que también fue su maestro…–ya
hablaremos de esto…–dice petrificado mirando a Katja, que sonríe
maquiavélicamente.
–Tobit puede ser el objetivo de un vampiro que también
busca a estos ghoules. Creemos que para nada bueno –dice Aesir a Adam.
–Llamaré a Rusticus y le diré que busque a Tobit para que
permanezcan en la Capilla, será el lugar más seguro para ellos –dice Adam preocupado.
–Amelia es espía Ventrue –dice Aesir.
–¿Amelia? no es posible ¿quién lo dice? –pregunta Adam.
–Una fuente fiable –responde Aesir.
–¿Puedo pedirte otro favor? –pregunta el Tremere.
–¿Podríais hacer llegar, de algún modo, el sarcófago de
Katja, que ahora está en el sótano, al refugio de la Tzimisce? –pregunta Aesir
mirando a la hechicera, que aun rumia la información que le ha dado Hannah
sobre Drazen, el ghoul de Vadjanosz.
–Por supuesto –responde Adam– mis zombis lo harán sin problema.
–Para mi significaría mucho. Es un favor personal –dice Katja al
Capadocio–jamás había estado en una Capilla
Tremere…
–No es molestia, no os preocupéis –dice Adam.
–Vaya lo que estáis montando en la Capilla Tremere… –dice Katja.
–No lo digáis muy alto –dice Aesir.
–Si podría pedirte yo también, acceso a la biblioteca de
la Capilla… –dice
Katja.
–Por supuesto –responde Adam– es lo menos que puedo hacer después de la muerte definitiva de tu
chiquillo.
–Puedes tratarme como un aliado –dice Katja.
–Gracias Katja –dice Adam.
–Sven, el Brujah, podría ser el guardián de la Capilla –propone Aesir.
–No es necesario, ya tenemos a Tobit y a Rusticus –replica Adam.
–Igual no devolvemos ningún ghoul al Brujah… –susurra Katja a
Aesir cuándo están marchándose tras despedirse de Adam.
Cuando el Tremere y
la Tzimisce salen a la calle ambos cavilan sobre lo recientemente sucedido.
–¿lo ves Aesir? –dice Katja–
cuando vamos por el mismo camino somos más fuertes…
–Sobre Ezra… quizás no sepas que dicen que ha muerto. Fue
a cazar al mismo Tremere –comenta Aesir con
pena.
–Hace más de un siglo que no le veo. Aplaudo su última
elección –responde
Katja.
–Fui su discípulo y el propio Ezra me regaló su Grimorio
poco antes de su último viaje, puede que por eso me lo regalara –confiesa Aesir.
–Empiezo a pensar que no te despertó Nahum… –dice enigmáticamente
Aesir sugiriendo que quizás la magia de Ezra tuvo algo que ver.
–¿y si el culpable de todo esto es un Tzimisce? –pregunta Aesir sin
obtener respuesta de la absorta hechicera.
–Deberíamos avistar a nuestros compañeros de la asesina a
la que se van a enfrentar… Salma, cazadora diurna de vampiros cristianos –dice Aesir mientras
se dirigen con prisa hacia las murallas para salir de Jerusalén.
El ataque de SalmaSalma, aprendiz de Rashid
Sven, el Brujah
varego, lleva cada una de sus hachas en sus fuertes manos y otea el horizonte
buscando una cueva como la que la Setita les dijo.
Nailah, la Setita,
agachada busca rastros recientes y Gabriel investiga si ve algo que le lleve al
refugio de Rashid.
Los tres vampiros se
encuentran en la ladera del otro lado del valle, buscando una gruta natural
donde encontrar a Salma, la ghoul de Rashid, el difunto Assamita.
Nailah ve a lo lejos un
bulto sospechoso tirado en el suelo, parece una mujer envuelta en una túnica
parecida a la de su ghoul Fukaina. No puede ser ella, piensa la Seguidora de
Set…
Sven se acerca a la
mujer arrojada en el suelo.
–¿Estás bien? –pregunta el Brujah a la inmóvil fémina.
–¿Salma? –pregunta Gabriel pensando que pudiera ser la
ghoul que buscan.
Un silbido desgarra
la fría y silenciosa noche. Es el trayecto de una lanza arrojada con una fuerza
descomunal en certera dirección al corazón de Nailah. Viene por la espalda y da
en el blanco arrojando a la Setita al suelo por la inercia del gran golpe.
La lanza se le ha clavado
en el pecho pinchando el corazón, pero ha tenido suerte que no le haya
traspasado por completo el musculo vital. Si no, la hubiera inmovilizado
instantáneamente, como a todo vampiro.
El ataque lo está
haciendo alguien que conoce la condición de nuestros protagonistas, al que no
le hace ninguna gracia que husmeen por el refugio de su señor Rashid.
Sven se da la vuelta
y mira hacia el lugar de donde ha venido el ataque. Allí hay una mujer ataviada
con ropajes moriscos y tiene una gran lanza afilada en la mano. Y se dispone a
utilizarla apuntando a Sven.
Nailah comienza a convulsionarse y se transforma en un ser monstruoso, una Naga, mitad serpiente, mitad mujer. Es una horrible mezcla de seres, sus piernas se han transformado en la parte trasera de una poderosa y gigantesca serpiente. Las escamas amarillas le llegan hasta la cintura y a partir de ella la forma es la de la mujer conocida como Nailah pero ahora con el pelo plateado.
Gabriel también se
gira para, con sus sentidos agudizados, ver perfectamente a su atacante que
arroja otra jabalina salivando mortalmente cerca de la cabeza de Sven. La
afilada lanza traspasa el aire con una ingente fuerza perdiéndose en la negrura
de la noche.
Sven activa su
Celeridad y corriendo se dirige hacia Salma blandiendo al aire a Månegarm y
Sköll, sus hachas de guerra.
Gabriel, también en
Celeridad, se dirige con velocidad inhumana hacia la mujer tirada en el suelo.
El Brujah se
encuentra ante Salma y le atesta sendos hachazos. Uno se clava en el antebrazo
derecho de la mujer y el otro es el que la mata, ya que se le clava en la
cabeza incrustándosele el filo en medio del cerebro, causando al instante la
muerte de la ghoul Assamita.
Gabriel voltea el
cuerpo muerto de la mujer del suelo, es Fukaina, la ghoul de Nailah. La Setita
la había enviado a buscar a Salma, sin saber lo peligrosa que podía llegar a
ser. La competente ghoul tiene una daga curvada clavada en pleno corazón. Parece ser que murió al instante, sin dolor.
Sus ojos permanecen abiertos, con expresión de mortal sorpresa.
Nailah ve a lo lejos
la cara de su amada y compañera Fukaina, con la que tantas aventuras ha vivido
durante décadas. Es una hermana y ahora está muerta. Sus poderosos anillos
amarillos se tensan y la Seguidora de Set entra en frenesí, la bestia se
descontrola al ver asesinada a su valiosa amiga.
El monstruoso ser
sisea y grita rompiendo la quietud del paisaje. Golpea piedras enormes
haciéndolas añicos y serpentea en círculos sin rumbo fijo solamente soltando la
ira que ahora tiene en su pecho.
Gabriel tiene en sus
brazos el cadáver de Fukaina y al ver a su domitora Nailah tan afectada, espera
a que se tranquilice de su frenesí y la pregunta:
–¿Quieres abrazarla? –dice Gabriel a Nailah– acaba de morir, puede que aun no sea tarde para darle la inmortalidad…
–¿Y si la abrazo yo y la criamos juntos, como aliados? Su
cuerpo aun está caliente –pregunta Gabriel dándole esperanzas a la Setita que daba
a su querida ghoul por muerta.
Nailah se lo piensa…
no es una sirviente más. Fukaina es alguien especial, siempre lo ha sido.
–Debes decidirlo ya, su cuerpo se está enfriando y puede
que si no, sea demasiado tarde… –replica Gabriel esperando la rápida confirmación
de Nailah.
–Di que sí. Lo estás deseando –tienta Sven soltando con
desdén el hacha clavada en la cabeza de su víctima.
–¡Adelante!... ¡despiértala! –ordena Nailah con alegría en su mirada.
Sven mira el cuerpo
de la guerrera que acaba de matar y se le pasa por la cabeza abrazar él a la
mujer que acaba de matar y poder tener una chiquilla asesina del clan Brujah.
Por supuesto lo hace sin pensar en las Tradiciones ni en las consecuencias que
hacerlo sin permiso de su antiguo, en su caso, su Sire Celine.
Gabriel muerde su
muñeca y vierte su sangre de quinta generación sobre la boca del cadáver de
Fukaina. Nailah, serpentea hasta el lugar y rajándose ella sus arterias del
brazo derecho mezcla su estéril Vitae con la sangre de Gabriel, aunque sea para
que beba de su sangre de forma simbólica, mezclada con la del Anciano Toreador.
Fukaina empalidecida
y fría muestra inerte su bello cuerpo que descansa muerto con la boca llena de
sangre de vampiro mezclada…
Cuando de pronto,
como dando una gran bocanada de aire, la neonata despierta igual que quien lo
hace de una pesadilla, pero esta vez no es un mal sueño.
La chiquilla recién
abrazada vomita todo el alimento humano que aún quedaba en su estomago muerto.
Lo hace ante los presentes que la observan en silencio trayendo recuerdos de
sus propios abrazos.
–Fukaina, llevábamos trescientos años juntas, no podía
dejarte marchar –dice
Nailah mientras abraza a su confusa compañera envolviéndola con sus anillos
amarillos de Naga.
Gabriel pilla a Sven
mirando el cuerpo de la ghoul muerta del Assamita. Y le percibe las
intenciones.
–¿No querrás abrazarla tu, no? –pregunta el Anciano
Toreador.
–Pues me lo estoy pensando –dice el Brujah
varego.
–No la conocemos de nada… –dice Gabriel– no
creo que sea buena idea ¿Tu Sire estaría conforme?
Y con sólo pensar en
su Sire, Sven decide no hacerlo. No por miedo, si no porque no cree estar
preparado para criar a una neonata habiendo sido él liberado recientemente por
Celine. Tampoco cree que le sentara nada bien a su creadora, así que prefiere
no meterse en problemas, ni causárselos a ella tampoco.
–Me parece que haces lo correcto –dice Gabriel viendo
como Sven se levanta y limpia sus hachas dejando de lado la idea del abrazo de
Salma. Y ambos vampiros miran a Nailah y a Fukaina fundidas en un emotivo abrazo.
–¡Somos padres! –dice Gabriel en tono jocoso mientras observa
a las vampiresas. El Anciano Toreador se siente realmente realizado y su
humanidad crece por momentos ya que ha conseguido que la muerte no separe a tan
especiales amigas.
–Era tu ghoul de tres siglos. Seguro que se merecía este
regalo –dice
Gabriel– si tiene dudas, puedo ayudarte a
criarla. Puedo enseñarle a utilizar ciertas Disciplinas y todo lo que creas
necesario. Es la primera vez que abrazo a alguien en casi 1800 años que tengo
de vampiro. Para mí también es algo especial…
–Eres mía hija. Prefiero tenerte como chiquilla creada
por un Toreador que dejar que te coman los gusanos –dice Nailah a Fukaina mientras la besa
maternalmente su fría frente.
–En cuanto a Salma, ¿la enterramos y decimos que no la
hemos encontrado? –sugiere
en Brujah varego mientras arranca la daga curvada del corazón de la asesina y
limpiándola se la guarda como trofeo. Hay viejas costumbres que no cambian.
Mientras todos
observan a la recién nacida a las Tinieblas, escuchan toser en la dirección del
cuerpo muerto de Salma, a quien han dejado de lado.
No pueden creer lo
que ven sus ojos. Entre estertores de dolor el cadáver de Salma se convulsiona
mientras su piel se quema como si estuviera ardiendo por dentro. Su boca
chorrea sangre negra y putrefacta, como la que ya conocen los personajes…
La neonata se
retuerce de dolor. Su pelo se cae a mechones y sus huesos crujen y sus dientes
se afilan como fauces mientras la transformación se completa. Se está metamorfoseando
en un horripilante Nosferatu, que con cara de dolor mira a los personajes
atónitos.
Esta noche, en este
lugar, dos neonatas han visto la luz de una nueva no vida…