CAPITULO 23: Nequam (Sin valor) II

Nequam

 (Sin valor)

PARTE II


Salma, neonata Nosferatu

Abrazo Nosferatu

Salma, la ghoul del difunto Rashid, ha sido abrazada a traición por un Nosferatu desconocido que está secuestrando a los ghoules que buscan los personajes.

Gabriel y Sven observan anonadados como la neonata sonríe tras haberse revolcado por el suelo dolorosamente, completando la transformación a horrible Nosferatu.

Sven, el Brujah varego, hachas en mano piensa en decapitarla pero finalmente la golpea con la parte baja de una de sus armas, hiriéndola en la cabeza y dejando una herida color carmesí, sangrante y dolorosa en su frente. La Nosferatu es arrojada al suelo por la inercia del golpe de Sven.

Gabriel, el viejo Toreador, se interpone entre Salma y Sven.

–¡Déjala!, no tiene culpa de nada –dice Gabriel dirigiéndose severamente al Brujah.

Nailah la Setita, en forma de Naga, mitad mujer, mitad serpiente, y Fukaina, recién abrazada por Gabriel, se abrazan fuertemente. Nailah consuela a Fukaina con palabras apenas audibles, en tono muy suave.

La neonata Nosferatu se levanta sangrando de la cabeza y controlando su bestia interior, una tarea titánica para un vampiro recién abrazado. Mira a Sven y se mantiene templada ante Gabriel.

–¿Quieres algo de mí? –pregunta Sven provocativo a Salma.

–Mi daga –dice Salma mirando su daga curvada, ahora en el cinto del Brujah.

–¿Por qué nos has atacado? ¿Cómo te has transformado? –dice Sven cogiendo lentamente la daga que había tomado como trofeo.

–Este es nuestro territorio. Vosotros lo habéis invadido… –dice Salma con tono descarnado.

–Has sido abrazada –dice Gabriel mientras la Nosferatu observa horrorizada sus putrefactas manos.

–¿Quién me ha hecho esto? –pregunta Salma mientras asume inquieta lo ocurrido con la mirada perdida.

–Un Nosferatu –dice Gabriel.

–¿Qué es un Nosferatu? –pregunta Salma complicándolo todo más aun.

–Un vampiro, como nosotros –responde Gabriel con infinita paciencia.

–¿Cómo nosotros? –pregunta Sven mirando burlonamente a Gabriel.

–¡Chiquillo, no te pases de listo! –recrimina Gabriel a Sven.

–Los Nosferatu son un clan de Vampiros –dice Gabriel a Salma.

–¿Qué me está ocurriendo? –pregunta incrédula Salma.

–Tu Señor era un Vampiro. Él también fue abrazado a la Tinieblas, como ahora lo has sido tú por un Nosferatu. –explica Gabriel.

–¿Dónde está mi Señor? –pregunta confusa Salma refiriéndose a su domitor Assamita Rashid.

–Ha escapado –responde Gabriel refiriéndose al Nosferatu que la acaba de abrazar a escondidas.

–¿Dónde ha escapado? –pregunta Salma hecha un lío.

–¡Ah, tu Señor!. Te refieres a Rashid… ha fallecido –rectifica Gabriel “arrojándole”  la noticia como un jarro de agua fría.

Salma, al escuchar esas palabras, las conecta con la ruptura de su vínculo de sangre hace unas noches. Dejó de sentir ese respeto y amor incondicional hacia Rashid, su Domitor Assamita. No comprendía lo que ocurría, pero sabía que no era nada bueno. Aun así decidió esperar en su refugio para que el propio Rashid le explicara lo ocurrido, el sería el único que podría ayudarla. Aunque por primera vez dudaba de que fuera así. 

La neonata Nosferatu siente hervir la sangre en su interior y la bestia posee sus actos saliendo a “pasear” de forma violenta y destructiva, cargando hacia Gabriel.

Desierto de Judá


El Toreador la hace una rápida zancadilla lanzándola sobre una roca que rompe limpiamente su brazo derecho, escuchándose claramente el chasquido y dejando ver el hueso atravesando la carne de la extremidad de Salma.

–¡Agárrala por detrás! –grita Gabriel a Sven.

Sven se mueve rápidamente e inmoviliza en el suelo a la Nosferatu aun en frenesí, que enseña peligrosamente sus colmillos mientras aullaba bestialmente.

Con tanto escándalo, Nailah sale de su “burbuja” de sentimientos y apartando maternalmente a Fukania, su nueva neonata, se dirige serpenteando hacia Salma y levantando su gran cola de serpiente amarilla. Una vez cerca de Salma la golpea en la cabeza hiriéndola de muerte y dejando a la neonata fuera de combate, pero aun en frenesí.

Salma, frenética, intenta morder a Sven con sus colmillos pero no lo logra. Nailah lanza los grilletes, que llevaba por si acaso, a Sven para que la inmovilice. Sven, con tremenda dificultad, mantiene inmóvil a la neonata desbocada mientras coge los grilletes y se los pone, rompiendo sin querer la llave en el interior de la cerradura.

La neonata Nosferatu, atada y encadenada de manos, herida en múltiples partes y en frenesí bestial. Ruge mirando a sus captores. Su horrible imagen impresiona a los presentes que se apartan de ella para no salir dañados.

–No pasa nada chiquilla. Es el principio de una nueva vida –susurra Gabriel con palabras suaves para calmar a Salma– Siento tu dolor y el duro golpe que has sufrido con la muerte de tu amo, pero ahora debes pensar en ti y sobrevivir. Debes mirar hacia delante. La realidad es muy dura y lamento que llegue así, sin avisar. Esto debía suceder.

Salma se calma y Gabriel consigue apaciguar a la bestia de la Nosferatu, y llora sangre herida e inmóvil en el suelo. No tiene ni idea de lo que ha ocurrido desde que perdió el control. Siente su cuerpo dolorido, se encuentra con unos grilletes puestos en las manos, como si fuera una esclava y no puede moverse a causa de las heridas infringidas.

–Lo siento chiquilla –dice pacientemente Gabriel– Es normal que te hayas tomado mal la noticia de la muerte de su señor. Lamento los golpes y los grilletes. Ahora te los quitamos, te lo prometo.

Salma no parece escucharle. Calmada y abatida descansa dolorida en el suelo. Entonces llega Katja, la hechicera Koldun Tzimisce, con su aspecto de verdadera Nosferatu, ve la escena y a lo lejos de fondo, se encuentra la gruta que debió ser el refugio del difunto Rashid, el Assamita, amo de Salma.

–Veo que habéis encontrado a la Nosferatu responsable –dice Katja suponiendo que Salma es la que les está robando a los ghoules.

–Es Salma, la ghoul de Rashid –dice Gabriel.

–Acaba de renacer –dice Nailah, aun en forma de impresionante Naga.

Nailah en forma de Naga


–Veo que tu también has renacido Fukaina. Me alegro que hayas sido abrazada –
dice Katja mirando a su vieja conocida que ahora tiene la piel pálida como la luna.

–Sí. Ahora soy una no muerta –dice Fukaina con la mente ligeramente embotada.

–Bonita cola –le dice Katja a Nailah al ver su enorme cola de serpiente de color amarillo brillante. La Setita sonríe al escuchar el piropo.

–Sven dame tu daga para abrir los grilletes de Salma –dice Gabriel agachándose hacia la asustada neonata.

–¿Cuál? –pregunta el Brujah guardándose la daga de Salma en el cinto.

Katja ofrece su daga rápidamente al Toreador, que la coge y con ella y sus habilidades de herrería abre diestramente sus grilletes, liberando a Salma, que apenas lo aprecia.

–Gracias –dice Salma mirando a Gabriel a los ojos con los suyos ensangrentados.

–Soy Gabriel –dice El Toreador ayudando a incorporarse a la incapacitada Nosferatu.

–Te recuperarás. ¿Te llevamos a tu refugio? –pregunta Gabriel sin saber muy bien qué hacer con ella.

–No lo sé… –responde la neonata.

–Beberías adoptarla sin importar quien la ha brazado –dice Nailah a Gabriel.

–Hay Nosferatu en la ciudad que supongo que se podrán encargar de ella… –sugiere Katja incrédula– ¿me explicáis que ha sucedido?

Salma, se arroja de los brazos de Gabriel al suelo y se arrastra hacia la cueva de Rashid, seguramente sea el único lugar seguro que conoce. Mientras Nailah y Gabriel le cuentan lo ocurrido a Katja.

–Pobre niña –dice la Tzimisce acercándose a la Nosferatu– ha sido una dura noche…

–Dime Salma, ¿hace mucho tiempo que tu Señor no viene por aquí? –pregunta Gabriel a la confusa neonata.

–Hace noches que no le veo… –responde Salma pensando dificultosamente y tendida en el suelo pedregoso.

A Nailah comienzan a crecerla piernas y rápidamente se transforma en humana de nuevo, dejando de ser la criatura sobrenatural que era, para volver a ser una bella vampiresa.

–No te preocupes –dice Nailah acercándose a la desdichada Nosferatu y agachándose para ayudarla a caminar– Yo te ayudaré. Fukaina, échame una mano para poder llevarla a un lugar seguro.

Fukaina hace caso a Nailah, obedeciendo como si siguiera siendo su ghoul. Y entre las dos llevan en volandas a la incapacitada Salma.

–Al palacio Arista, no perdamos el tiempo –dice Katja indicando el destino.

Nailah va susurrando a Salma palabras de calma para que esté tranquila tras su trauma. Mientras Fukaina las mira sin saber muy bien que sentir, ya que la intensidad de su vinculo de sangre ha descendido esta noche y ya no recordaba lo que es sentir otra cosa que no fuera devoción absoluta por Nailah.

–Te llevamos a un sitio seguro –dice Nailah a Salma– Te vamos a ayudar a ser uno de los nuestros –susurra la Setita mientras la Nosferatu la mira incrédula como miran los borrachos a sus salvadores desconocidos.

 

Torre Arista,
dominio de Katja,
barrio cristiano
En la Torre Arista

Ya ante la fría torre Arista, un dominio una vez Cruzado, ahora reclamado por Katja, la noche se encuentra desapacible y el grupo de Vástagos se adentra en silencio en el refugio de la Tzimisce.

Les recibe Rebeca, la bellísima ghoul de Katja, que con su inocente apariencia juvenil atrae enormemente a Gabriel, que cómo Toreador es incapaz de contener su debilidad de clan para poder dejar de mirar a la mujer.

–Rebeca prepara una cámara para nuestra invitada. Enciérrala y procura no acercarte a ella en unas noches –dice Katja mirando a la malherida Nosferatu.

Shukura, ghoul de Nailah, también espera impaciente a su domitora mientras la ve ayudando a entrar a la horrible Salma junto con una pálida Fukaina.

–Fukaina ha renacido –dice Nailah a Shukura al entrar.

–¿Por qué ella y no yo? –pregunta enfadada Shukura.

Nailah no puede creer lo que escucha, Shukura y Fukaina son como hermanas y siempre han estado unidas. La cara de Shukura denota una gran decepción y unos celos incontrolados.

–¡Céntrate! ¡ya hablaremos! –zanja elevando la voz Nailah mirando a los ojos a Shukura, que traga saliva claramente enfadada y ayuda a su domitora con Salma.

–Salma, la Nosferatu, es mi invitada y Nailah también –ordena Katja a una sobrepasada Rebeca.

–Tenemos que tener en cuenta que los Nosferatu son maestros en la Disciplina de la Ofuscación y con ella pueden habernos seguido –dice Gabriel inquieto.

Katja, al escuchar esto, utiliza su hechicería Koldúnica para saber si esto es así. Con su senda de la Vía del Espíritu recibe mágicamente información de su entorno a cien metros a la redonda. Al parecer no hay nadie ajeno a los aquí presentes.

–¿Preparo refugio para alguien más? –pregunta Rebeca viendo que son más de los que Katja ha anunciado, ya que también están Sven y Gabriel.

–Sí. Para el vikingo y el Toreador –dice Katja mirando a ambos vampiros y teniendo en cuenta que no queda mucho tiempo para el amanecer.

–Deberíamos permanecer juntos estas noches –sugiere Katja a sus compañeros.

–Encierra a Fukaina y a Salma en dos celdas en las mazmorras y cuídalas de día, no te acerques pero tampoco quietes ojo a sus puertas –ordena Nailah a la silenciosa Shukura– y consigue alimento para mañana, todo el que puedas.

Tras la ajetreada noche llena de muertes y resurrecciones todos los Vástagos se guardan en las cámaras acondicionadas, cedidas por Katja y situadas en los sótanos del palacete Arista.


Nailah Salem, Setita
Revelaciones

A la noche siguiente, Shukura ha conseguido Vitae para su señora y la tiene preparada. Ocho jarras de sangre nada menos, muchos litros de liquido vital para los vampiros.

Nailah agradece a su ghoul el alimento y pregunta por cómo ha ido el día, que al parecer ha transcurrido sin sobresaltos. La Setita con ayuda de su ghoul, Shukura, les lleva tres jarras a Fukaina y cuatro a Salma, que se encuentran encerradas en las mazmorras por orden de la propia Nailah, cada una en una ceda propia, aisladas por su seguridad.

Fukaina bebe la sangre sin pensar en nada más y mientras Nailah la deja alimentándose, acerca las demás jarras a la celda de alado, donde se encuentra Salma tirada en el suelo, aun malherida y frustrada por no poder moverse ni descansar en el frío suelo de piedra.

Nailah ordena a Shukura abandonar la estancia y estar pendiente de Fukaina mientras alimenta con paciencia a Salma, ya que apenas puede tragar, aun no se sabe curar sus heridas y se encuentra incapacitada y mal herida.

Salma no escucha a Nailah, solo traga la sangre sin prestar atención a nada más y apenas sin saborearla. Su hambre es algo sobrehumano que solamente se aplaca si la sacia con Vitae, como está haciendo. ahora puede pensar con más claridad.

Salma inmovilizada en el suelo, con sus ojos llorosos de sangre, tras el día en vela, coge fuerzas para hablar a su benefactora.

–No quiero vivir. Mátame…  suplica la neonata Nosferatu.

–No elegimos nuestro destino –contesta Nailah a la desesperada vampiresa que tras ver que no va a matarla, entra en frenesí gritando y golpeando las paredes de piedra de la celda. La Setita se aparta y recubre su piel de escamas amarillas por si tuviera que defenderse de la neonata.

Forcejean y enfrentadas Nailah intenta inmovilizarla para que no se haga más daño.

Katja, recién despertada, sale de su lecho, con la valiosa tierra de su patria bajo él. Hoy si ha descansado bien. La Tzimisce escucha los gritos en las mazmorras y corre, sin pensar, rauda hacia ellos.

Nailah susurra palabras calmantes pero Salma no es capaz de escuchar nada en frenesí. Sus gritos retumban en las catacumbas y se oyen atenuados en las calles de la superficie. Esto no hará más que echar más leña al fuego del rumor del barrio de que la torre Arista está maldita y en ella vive una maligna bruja.

–¡Quiere que la matemos! –grita Nailah a Katja, por encima de las voces de Salma, cuando la Tzimisce llega y las ve forcejeando.

Salma se calma al fin. Y llorando suplica en susurros su muerte…

–¿Sabes lo que eres? –pregunta Katja a la desesperada neonata.

–Quiero morir… yo no he elegido esto… –dice Salma sin hacer caso a la hechicera.

–¡Mírame! Yo también tengo un aspecto horrible… –ordena enérgicamente Katja llamando a atención de la desesperada Salma. 

–No quiero ser Nosferatu –dice Salma dejando entrever que sí que sabe perfectamente en lo que se ha transformado– Soy Assamita, no puedo traicionar a Alamut. Soy una asesina, no una rata de cloaca.

–Puedes ser perfectamente una asesina de otro clan –explica Katja– Los Nosferatu tienen Disciplinas que pueden ser compatibles con tu fin. ¿Qué es lo que deseas?… ¿venganza?

Cuando menta la palabra: venganza, Salma permanece callada cavilando mientras Nailah desenvaina la espada pensando en dar descanso al alma de la atormentada neonata Nosferatu.

Salma “ve la luz” y susurra pensativa con la mirada perdida en el infinito: 

–Venganza… 

–Si me prometes ayudarme a atrapar a quién te ha hecho esto, te prometo que te ayudaré con tu venganza. Decidas lo que decidas, no tienes que acabar con tu no vida ahora, puedes vengarte y después hacer lo que desees –propone Katja mientras Nailah agarra fuerte la empuñadura de su espada esperando el desenlace de la conversación para ver si decapita a Salma.

 –¡Acepto! –dice Salma mirando a los ojos a Katja sin poder hacer nada más que intentar moverse sin éxito.

–Deberías acogerla como tu neonata –sugiere Nailah a Katja.

–Eres islámica –continua Katja con Salma sin contestar a Nailah– conoces las tradiciones de la hospitalidad. Yo soy del clan Tzimisce y somos muy hospitalarios. Mientras te encuentres en mi dominio podrás sentirte segura como mi invitada.

Katja enseña a curarse a Salma sugiriéndola que piense en los lugares donde está herida y elimine su dolor regenerando su daño con la sangre de su organismo, conduciéndola a los lugares heridos.

Tras hacerlo Salma ha curado parte de sus heridas y entra en frenesí por el hambre ocasionada por el empleo de la sangre al sanarse. Nailah la inmoviliza de nuevo, ya que en frenesí no siente el dolor de sus heridas y puede moverse.

Gabriel y Sven acuerdan ir a cazar juntos y como de costumbre se dirigen a las afueras de Jerusalén, más allá de la muralla, para no llamar la atención, se alimentan de animales que sorprenden en la noche. Gabriel a penas puede recuperar la reserva que ha perdido hoy, dado que la sangre de animal es poco nutritiva de por sí, pero un anciano como él además necesita más sangre para sobrevivir, mucha más de lo habitual para un vampiro. Dicen que algunos de su edad se alimentan solamente de vampiros jóvenes para poder sobrevivir...

–Rebeca, tráenos Vitae –ordena Katja a su ghoul que obediente les consigue tres jarras de sangre.

Salma las devora sin contemplación, aun así sigue hambrienta y sus colmillos siguen extendidos mientras el ansia no humana sigue latente en ella.

Rebeca, viendo la situación ofrece de su sangre para dar de beber a la invitada de su domitora Katja. Se pincha la muñeca con la punta de una daga y vierte sangre para llenar dos jarras que hay vacías. Ligeramente mareada mira a Katja esperando ordenes. La Tzimisce lame sus heridas para que estas se le curen, el beso de un Vampiro sana automáticamente las pequeñas heridas humanas.

–Rebeca, ve a descansar –ordena Katja a su ghoul y así lo hace.

–Esto es el frenesí. Debes controlarte Salma –dice Nailah a la neonata Nosferatu mientras vuelve en sí y retrae sus colmillos instintivamente, muestra de que ya no está hambrienta.

–Debes controlar a la bestia interior –dice Katja.

–¿Cuándo podré obtener mi venganza? –pregunta Salma a Katja.

Salma solamente puede pensar en una cosa, como vengarse de su traicionero Sire. Aquel que le ha robado su vida, tal y como la conocía, sin avisar.

–Dime qué debo hacer y lo haré –dice Salma.

–Déjame ver… –dice Katja mientras saca una daga y la acerca a la mano de la Nosferatu– …debo probar un poco de tu sangre para saber quién te ha abrazado.

La hechicera Tzimisce raja levemente la palma de la Nosferatu mientras ésta mira hacia otro lado y aguanta el dolor. Nailah abandona la estancia y se preocupa por ver que tal está Fukaina.

El nombre del Ritual es: “Revelación del linaje de Sangre” y lo aprendió de su Sire Janosz, al que diabolizó. Ya con una jarra de sangre de Salma, Katja comienza a concentrarse con los ojos cerrados. La magia permitirá rastrear el linaje de Salma “remontándose” generaciones completas, dando a Katja el nombre verdadero de los ancestros y una imagen de sus caras. La Tzimisce también averiguara la generación y el clan del que desciende Salma. 

Lo que ve la Koldun, tras dos horas y media concentrada en su ritual, es lo siguiente: la Sire de Salma es Hannah, de octava generación, chiquilla de Ephraim, de séptima generación, chiquillo de Kothar de sexta generación, éste ultimo primer habitante de Jerusalén desde hace miles de años, por supuesto todos ellos son miembros del clan Nosferatu. Más allá de la generación de Kothar, su Sire y el Sire de este son desconocidos y cuando Katja pasa la cuarta generación no es capaz de ver nada más. No es tan fácil descubrir los secretos de la tercera generación.

Hannah, Ancillae Nosferatu


Con este útil ritual acaba de descubrir que la culpable de al menos este abrazo es Hannah y Katja empieza a atar cabos entendiendo por qué les dio tanta información en la Capilla Tremere y ahora pone en duda toda ella. Si Hannah es la culpable de todo, seguramente lo que les dijo era todo mentira y lo hizo para despistarles y sacarles información, cosa que hizo bastante bien.

La ira comienza a concentrarse en el frío y muerto pecho de Katja. Pero es capaz de calmar a la bestia diciendo repetidamente:

–¡Que hija de puta! 

Llegan Sven y Gabriel de cazar y Rebeca les dice que su señora está ocupada y no se la puede molestar. Sven insiste cuando se da cuenta de que Gabriel no habla por que está embobado mirando a Rebeca.

Kothar, el Profeta, anciano Nosferatu


Su belleza es una debilidad para cualquier Toreador, al fin y acabo Vadjanosz la creó para embobar a otro Toreador, Duyal, al que debía seducir y sacar información. Ahora esa inocente y atractiva apariencia paraliza a otro anciano Toreador: Gabriel.

–¿Sabes que le pasa? –pregunta Sven a Rebeca.

–Creo que esto es a lo que se refería Vadjanosz cuando me hablo de las debilidades de cada clan… –dice Rebeca pensativa mientras observa a Gabriel cómo la mira sin quitarle ojo.

–Debes molestar a tu Señora –pide el Brujah a la ghoul.

–Me temo que no será posible. Mi señora está ocupada y no se la podrá molestar hasta que termine lo que esta haciendo. Yo les avisaré cuando sea posible hablar con ella. Si desean esperar –dice mientras ve como Gabriel apenas parpadea mirándola.

–¿Puedes traernos sangre al menos? –pide el vikingo varego.

–Se nos ha terminado dice Rebeca aun pálida, debía estar descansando para recuperar su falta de Vitae pero al escuchar la puerta no ha podido evitar ir a abrirla.

Al irse Rebeca, Gabriel sale de su estado de hipnosis y despierta sin recordar que ha ocurrido en un lapsus indeterminado de tiempo. El Toreador mueve la cabeza y despeja su mente mientras Sven le dice que deben esperar. Ambos deambulan por la casa a la espera de que Rebeca les llame.

Nailah está en la celda de Salma, para que ésta no pierda el control. De momento parece que todo va bien y está tranquila.

En ese instante abre la puerta Fukaina, que mira a Salma con cierto recelo. La bestia se revuelve en su interior pero es capaz de controlarla. Lo que Fukaina sentía por Nailah ya no es lo mismo, antes tenía un vinculo completo que duró más de cien años y ahora se ha convertido en un inicio de vinculo de sangre. Ha pasado de dar la vida por ella a ser una buena amiga. Esto hace pensar a Fukaina mientras mira a Nailah.

–Nailah, ¿puedo hablar contigo? –pregunta la neonata Toreador Fukaina a su mentora Setita.

Nailah mira a Salma, baja la cabeza y después mira a su “chiquilla” Fukaina. Ésta espera que acceda a hablar con ella y por su mirada parece que desea una reunión a solas.

Ambas vampiresas caminan en silencio hacia una de las celdas más alejadas de la mazmorra. Allí Fukaina cierra la puerta dispuesta a abrir su corazón ante su señora y compañera Setita.

 

Fukaina, neonata Toreador
La frustración de Fukaina

Fukaina, acaba de ser abrazada la noche anterior. Ella no pidió ser revivida de la muerte causada por Salma, con una daga curvada en el corazón.

Gabriel fue quien abrazó a Fukaina y lo hizo con el consentimiento de Nailah, ya que ella quería ser su Sire y no podía abrazarla por tener su sangre estéril para crear descendencia no muerta. Entre la sangre que le dio la no vida había también Vitae de Nailah. La Setita consideró oportuno mantener al menos el mismo nivel de vinculo de sangre con su “chiquilla”, que con Gabriel. 

Fukaina cuando solamente era una ghoul de Nailah y se encargaba de callejear y conseguir información para su señora Setita, tenía un vínculo de sangre completo alimentado mes tras mes durante más de un siglo. La ghoul había bebido sangre de Nailah más de mil doscientas veces y esto hacia que desde la tercera noche y el tercer trago de sangre de su Señora sus únicos deseos fueran dar la vida por ella si se lo pedía.

Pero de la noche a la mañana todo eso ha cambiado. Ahora Fukaina ha dejado de ser una ghoul para ser una Vampiresa; Ha dejado de ver el día para ver únicamente la noche; Ha cambiado su Vínculo de sangre completo con Nailah por un inicio de vínculo. Algo que hace que su sentimiento hacia la Setita sea positivo y de amistad, pero no llega al nivel de lealtad absoluta y ciega que llegaría con cualquier ghoul.

Ahora Fukaina tiene más libertad de pensamiento y su apertura de miras ha cambiado su amor incondicional por Nailah, por una bonita amistad. Y esto hace pensar a Fukaina, ahora puede pensar y sentir por otras personas y no solo por su antes amada Setita Nailah. Sin ir más lejos ahora también está vinculada a su verdadero Sire Gabriel, al igual que todos los chiquillos están vinculados a sus Sires por haber bebido de el una vez de su sangre, la vez que hizo que dejaran de estar muertos y revivieran a las Tinieblas.

Toda esta confusión y libertad se arremolina en la mente de Fukaina y se canaliza con una idea clara que transmite a su ama:

 –No quiero ser Toreador –dice muy seria Fukaina mirando a los ojos a Nailah.

–Cada vez que veo algo “bello” me quedo embobada y mi mente deja de pensar con claridad –continúa Fukaina enfadada– sé que esto es la debilidad de los Toreadores, alguna vez vi alguno en la corte de nuestro antiguo amo y es algo que me hace tremendamente débil. ¡Yo antes, solo era humana, pero no me quedaba hipnotizada cada vez que una mujer bella pasaba a mi lado!

–No soy una Artesana –dice Fukaina frustrada– ¡Set debe sentirse ofendido! ¡Cambia mi clan! Quiero ser Setita como tu… ¡Dame de tu sangre! Sangra mi Vitae de Toreador hasta que no quede una gota… ¡Haz algo por favor! –suplica Fukaina de rodillas llorando sangre.

Nailah con su carácter carismático pero calmada y fría tranquiliza a su recién adoptada chiquilla.

–No puedes cambiar de clan. –dice Nailah muy seria– Dame la oportunidad de demostrarte que puedes ser una GRAN Seguidora de Set. Independientemente de tu clan real. Esto no es un contratiempo podemos transformarlo en una virtud. Debes ayudarme con esto…

–¡Quiero ser Seguidora de Set! –dice llorosa Fukaina agitando su bestia interior.

–Puedes aprender su Disciplina de Serpentis –dice Nailah– no se puede cambiar la raza. Cuando naces egipcia, mueres egipcia pero puedes vivir como desees. Esto es lo mismo. Puedes aprender…

–Nunca seré una verdadera Setita como tú… –interrumpe y se lamenta Fukaina mirando hacia la puerta, parece que alguien camina al otro lado. Como un rayo la neonata salta y abre la puerta viendo a Rebeca al otro lado.

Su energía juvenil, sus brillantes cabellos, su dulce olor, su perfecto cutis. Es una obra de arte andante y para esto mismo la creó su antiguo domitor Vadjanosz. El que la hizo una de las mujeres más bellas de todas estas tierras y parte del extranjero. Sin duda Rebeca es la mujer más guapa de Jerusalén y puede que de todo Judá.

Fukaina se queda anonadada y perpleja y se pierde mirando sus ojos como abismos de color. Poco después despierta de su trance y con un movimiento rápido y certero agarra del cuello a Rebeca, con las dos manos y una rabia controlada, elevándola un par de palmos del suelo.

La bellísima y frágil ghoul lucha por su vida intentando respirar su preciado aire, negado ahora por la rabiosa Fukaina, que llora sangre mientras culpa de su desgracia a la inocente ghoul sierva de Katja.

Nailah se acerca rápidamente a Fukaina y la ordena sin mucho ímpetu, esto de ponerse seria no es lo suyo pero la situación lo requiere:

–¡Suéltala! –el tono de la Setita es alto y seguro.

A punto está Rebeca de ser ahogada por su captora y ante la insistencia de Nailah, la neonata al fin deja de apretar sus manos y suelta a una aterrorizada Rebeca.

Fukaina se derrumba abrumada por las emociones incontrolables que siente y Nailah la abraza susurrándola al oído:

–Es normal, es la bestia. No tu. No te preocupes, te ayudaré a controlarla –dice Nailah.

Rebeca coge aire como quien sale del agua y busca la vida tras aguantar imposiblemente la respiración. Esa bocanada de vida hace que se lleve las manos al cuello, lleno de moratones con las marcas de los fuertes dedos de Fukaina. 

La atemorizada ghoul sale disparada desapareciendo de las mazmorras, dejando a ambas Vampiresas abrazadas e imbuidas en su propio drama.

Mazmorras  de la Torre Arista


–No puedes elegir lo que eres –
dice Nailah muy seria– Eres una Vampiresa de arcilla Toreador pero serás moldeada y esculpida como una verdadera Seguidora de Set.

Nailah sonríe y besa los fríos labios de una temblorosa Fukaina. Calmándola y abrazándola para que vuelva a pensar con claridad.

–Tengo miedo –dice Fukaina mirando atemorizada a los negros ojos de Nailah– no puedo controlar lo que siento…

–Te ayudaré –dice muy segura Nailah– ¿recuerdas cuando yo fui abrazada a las Tinieblas? ¡Tú estabas allí! lo hizo nuestro amo Ahmed Salem, mi difunto Sire. Poco después de revivirme me prendió fuego y me arrojó a un embalse de sangre solamente para que aprendiera a curarme. ¿No recuerdas lo duro que fue para mí? No me arrepiento de nada de mi pasado y se que esas duras enseñanzas hicieron de mi la dura Vampiresa que soy ahora. Soy fiel a Set y poderosa, y tu llegarás a serlo también.

Nailah empuja la puerta metálica de la celda que se queja con un desagradable chirrido. La Setita mira el interior de la perturbadora y sucia sala. Huele a orines y la paja del suelo está podrida y húmeda. Sin palabras Nailah le dice a Fukaina que entre a la celda y ésta obedece cabizbaja.

Nailah cierra la puerta con llave recluyendo a su chiquilla y pensando una frase que le decía su Sire: “Quien bien te quiere te hará llorar”

Poco después, mientras Nailah camina por el desolado pasadizo, Fukaina grita encerrada y se escuchan golpes que sin duda los mismos que da la bestia en su interior, ahora descontrolada y acorralada. Nailah tuerce la boca ligeramente, en una mueca que podría traducirse como una cruel sonrisa y susurra:

–Me siento como en casa…

 

Katja, Tzimisce
Vampiros y vampiresas

Sven y Gabriel están ya aburridos de esperar cuando escuchan la voz de Katja, más alta de lo habitual y repitiendo una sola frase como un mantra:

–¡Que hija de puta!

Nailah llega pensativa y se encuentra con su enfadada amiga Katja. Sven y Gabriel se acercan al lugar de las voces y ven a ambas vampiresas mirándose a los ojos. Una preocupada y la otra furiosa.

–¿Qué has averiguado? –pregunta Nailah con tono de voz suave a Katja.

–La culpable es Hannah, la Nosferatu –dice la hechicera con ira en su voz.

Ninguno de los presentes conoce a la Nosferatu que acusa Katja, pero si saben de su encuentro con Aesir y Katja en la Capilla de Adam.

–¿Conocéis a algún Nosferatu llamado Ephraim? –pregunta Katja.

Gabriel piensa en ese nombre, ya que le suena de su época hace casi dos mil años. Era alguien relacionado con los Nosferatu, pero no consigue recordar exactamente que le unía al clan de leprosos.

El anciano Toreador piensa en sus años, hace siglos, en la vieja Jerusalén, aquella del Templo de Salomón, una de las maravillas del mundo antiguo y cae en la cuenta: Ephraim era un ghoul de Kothar, el anciano Nosferatu, al Vampiro más viejo de Jerusalén. Nadie sabe cuando llegó Kothar a la ciudad, puede que estuviera ya antes de que existiera, pero si se sabía que vivía a las afueras, en el Valle de Hinnom, liderando una colonia de leprosos Nosferatu. Todos allí le llamaban: “El Profeta”.

Kothar fue quien le acogió a él y a su Sire Elsh en el valle cuando Jerusalén fue arrasada y saqueada por los babilonios de Nabucodonosor. Si no fuera por él, ahora estarían muertos y no habría Toreadores en Jerusalén.  Todos los vampiros que vivían en la ciudad murieron a manos de los asesinos nocturnos del Matusalén Assamita llamado Sargón, incluido el Príncipe Ventrue llamado Samael.

En este preciso instante Gabriel es consciente de la importancia del linaje de Salma, la neonata Nosferatu que tienen encerrada en las mazmorras. Es descendiente del Vampiro más anciano de Jerusalén, podría tener diez mil años, seguramente también  sea más poderoso a pesar de su increíble sexta generación desde Caín, el primero de los malditos. Seguramente fue uno de los primeros vampiros de esa generación, si no el primero. Kothar es una muestra de que la edad y la generación no tiene por que ir emparejadas. Cabria espera que alguien de tal edad fuese al menos de quinta generación.

Gabriel comparte esta información con sus compañeros, mientras piensa en tiempos mejores a lado del gran Rey Salomón, décimo hijo y el favorito de su padre David, segundo Rey de los judíos.

–Os dais cuenta lo importante que es el linaje de Salma, ¿verdad? –dice Katja.

–Puedo adoptarla… –dice Nailah mientras sonríe y le brillan los ojos. No es la primera vez que sugiere esta idea.

–No es en lo que ahora estamos –replica Katja.

–El linaje milenario de Salma es un problema –dice Gabriel– es algo que no nos beneficia. Tiene un respaldo con el que no contábamos…

–¡Que más nos da! –dice Nailah con desprecio– no debe afecta nuestras decisiones.

–Hemos sido contratados por un Brujah –recapitula Katja– para que le consigamos unos ghoules a buen precio. Y la información que había conseguido fue filtrada por los Nosferatu… ¿casualidad? ¡No lo creo!

–Puedes localizar a la culpable –pregunta Sven pensando en pasar a la acción.

–Puedo hacerlo –responde Katja– pero… ¿queremos enfrentarnos con el linaje de Kothar? Esto podría ocasionar una guerra contra los Nosferatu… mi idea era devolverles a Salma y que se las arreglasen con ella y su mentirosa Sire. Igual podemos sacar algo ello.

–Continuamente se nos adelantan, así son los Nosferatu –dice Gabriel– excepto con Salma, a ella la tenemos.

–Sven… ¿Y si llamas a tu Sire? –propone Katja al Brujah– podría ayudarnos. También es Brujah como nuestro “patrón”.

–Hannah nos ha jodido –dice Gabriel– debe pagar.

Los cuatro Cainitas hablan largo y tendido sobre qué hacer en esta difícil situación hasta que toman una decisión.

–Yo me quedaré con las neonatas –dice Nailah.

–Protégelas. Los demás iremos a hablar con Adam –dice Gabriel

 

Rebeca, ghoul meretriz de Katja
Jamás me mientas

Katja se ausenta un momento y busca a Rebeca, que cabizbaja mal oculta las feas marcas de su cuello.

La Tzimisce raja sus arterias, las venas tienen sangre sucia, y le da sangre en una copa a su ghoul. Esta la bebe de un trago y mira con respeto y miedo a su señora.

–¿Quién te ha hecho eso? –pregunta Katja.

–Fukaina. Perdió el control –responde Rebeca sin bacilar– ha intentado asesinarme. Lo habría hecho de no ser por Nailah, ella me salvó.  

–Cuéntamelo todo... ¡siempre! –dice Katja sabiendo que si no le pregunta por las marcas no la hubiera dicho nada– si te tocan quiero que me lo cuentes.

–Lo siento. Así lo haré. –responde Rebeca avergonzada. Ella viene de unas calles donde las mentiras están a las orden del día. No está acostumbrada a ser sincera.

–Enciérrate y atranca la puerta –ordena Katja y Rebeca desaparece en un santiamén.

Gabriel y Sven han seguido hablando y esperan a Katja, que viene claramente enfadada. Nailah ha ido a velar por las neonatas, ahora encerradas en sus celdas, al parecer tranquilas tras aporrear las paredes y las puertas durante incansables escenas de posesión de sus bestias.

–Vayamos a ver a Adam –recuerda Gabriel.

Los tres Vástagos se dirigen a la Capilla Tremere donde quieren encontrar a Adam, el antiguo Capadocio.

 

Zombus de Adam
Zombus porteadores

Gabriel, Sven y Katja se dirigen hacia la Capilla Tremere para hablar con Adam y ver si éste les puede ayudar.

Por el camino, cerca de la muralla del barrio musulmán, se encuentran con un siniestro grupo de seis monjes encapuchados que llevan entre todos una pesada caja alargada de gran tamaño. Tobit, el soldado ghoul de Mara, ahora de Adam, uno de los que deberían conseguir para el Brujah, se encuentra supervisando el traslado de lo que los personajes deducen que es el sarcófago de Katja. Ya que Adam se comprometió a llevarlo al refugio de la Tzimisce con ayuda de sus zombus.

Ahora entienden los movimientos lentos y erráticos de los monjes, por no hablar de su apestoso olor nauseabundo… ¡son cadáveres andantes!

Los personajes prefieren no interferir en la operación que parece seguir su curso con discreción y armonía. Eso sí, deciden que Sven vaya con ellos para defender la valiosa tierra de Katja en caso de que haya algún problema.

Katja y Gabriel siguen hacia la Capilla dejando al Brujah varego que se presenta ante Tobit:

–Yo os protegeré por el camino. Podéis seguir –dice Sven a Tobit.

El soldado, lanza en mano, camina a lado del Vampiro en silencio mientras los torpes pero eficientes “zombus” (variantes Capadocias de zombis), llevan el sarcófago lento pero seguro. 

En un momento dado, pasan la muralla que separa el rico barrio musulmán del modesto barrio cristiano y Tobit pide a Sven que uno de los dos se adelante a la torre Arista, para pedir permiso para meter el sarcófago.

Sarcófago de Katja


Sven se adelanta y llama a puerta del palacio Arista. Shukura, la ghoul de Nailah, abre y recibe a Sven. El Brujah pregunta por Rebeca, la ghoul de Katja, dueña del dominio pero al parecer se encuentra indispuesta. En realidad Katja la ordenó que se encerrase en su habitación para no correr peligro con las dos neonatas que “descansan” en las mazmorras de esta torre.

En ese instante ambos escuchan un grito de hombre en la calle, en la dirección por donde los zombus y Tobit traían en sarcófago.  

–¿Qué ha sido eso? –pregunta Shukura a Sven.

–Veníamos trayendo el sarcófago de Katja –dice Sven mientras señala la dirección del grito.

–Vamos a acercarnos –sugiere Shukura y a Sven le parece buena idea. Con lo cual ambos se dirigen a un callejón oscuro de donde ha surgido el ruido.

La escena con la que se encuentran es aterradora: el grupo de horribles zombus, alguno de ellos a cara descubierta, le están dando una paliza a lo que parece un Nosferatu que permanece tumbado en el suelo. 

El Nosferatu lleva las ropas de Tobit, con lo que Sven deduce que es el soldado que ha sido abrazado por un Nosferatu, igual que le sucedió a Salma la noche pasada.

Tobit, Soldado ghoul de Adam


El sarcófago de Katja se encuentra en el suelo, parece no haberse abierto ni dañado. Los golpes resuenan sordos contra la carne muerta de Tobit, que los recibe sin ser consciente de lo que le ocurre, parece estar en trance mientras su carne se pudre por segundos.

–Ve a avisar a los demás  dice Sven a Shukura mientras se pone el yelmo. La ghoul se va corriendo hacia la torre poniéndose a salvo.

Sven corre hacia el sarcófago con sus hachas bien agarradas, listas para derramar sangre. El Brujah se interpone entre el sarcófago y la trifulca, defendiéndolo de los furiosos zombus que siguen apaleando al desafortunado Tobit.

En ese instante el neonato Nosferatu es poseído por la bestia y con su nueva y horripilante apariencia comienza a agarrar y morder con sus grandes colmillos despedazando a los zombus sin piedad alguna.

Los miembros de los muertos vivientes se desprenden con facilidad dejando una humareda de polvo y gusanos mientras lo hacen. Furioso Tobit reduce a cuatro de los zombus mientras que los otros dos se dirigen lentamente hacia Sven.

El Brujah decapita a uno de ellos y amputa las piernas a otro, dejando a este ultimo arrastrándose en el suelo, confuso y sin saber muy bien qué hacer.

Sven se encara hacia Tobit y el neonato Nosferatu hace lo propio contra el Brujah. Ambos chocan en el aire finalizando una carga contraria que acaba con los dos vampiros peleando a muerte.

El Brujah varego mueve ambas manos y propina sendos hachazos a ambos lados del cuello al monstruoso Tobit, decapitándolo limpiamente y chocando filo con filo a modo e gran tijera mortal. La cabeza del Nosferatu vuela por el aire y termina rodando por el suelo. 

Sven camina por el callejón con paso firme, a los lados tirados hay cuerpos de zombus descuartizados, alguno aun se mueve.  Sus hachas chorrean sangre Nosferatu dejando un reguero rojo por el suelo. El Brujah coge la cabeza del Nosferatu por los pelos elevándola en el aire como si la enseñara a un enemigo inexistente. Sven se siente bien y recuerda sus incursiones vikingas en su vida pasada.

Tobit, neonato Nosferatu


En ese momento aparece Nailah con Shukura, que mirando la macabra escena la Setita se dirige a Sven:

–¿Qué demonios ha pasado? –pregunta Nailah.

–Esto es lo que ha pasado. –Dice Sven a la Seguidora de Set enseñándola la cabeza de Tobit aun en su mano.

Uno de los zombus, mal herido, intenta coger el cajón, pero no puede hacer mucho más que dar pena. Nailah cuando le ve con sus patéticos intentos de hacer algo que ya no tiene sentido, desenfunda sus espadas egipcias y lo decapita de dos golpes. Cayendo a plomo el cuerpo y rodando la cabeza del muerto por el suelo de piedra.

Aun queda uno de los zombus que se mueve arrastrándose, no tiene piernas y Sven le da un hachazo en la cabeza que la parte por la mitad como un melón maduro. Sven coge la cabeza de Tobit y la anuda por el pelo en su cinturón. 

Nailah, Shukura y Sven cargan con el sarcófago y lo llevan al dominio de Katja, dejándolo en sus aposentos.

Detalle Sarcófago de Katja


 
–Shukura, encárgate tú de adecentar el sarcófago para Katja –ordena Nailah– y vigila después a Fukaina y Salma, no quiero más sorpresas esta noche.

Sven y Nailah limpian la escena recogiendo los pedazos de los muertos de Adam y los restos de Tobit. Los meten dentro, en el palacete y los dejan  a un lado de la entrada, mientras las moscas y los insectos empiezan a dar buena cuenta de ellos con un zumbido incesante y molesto.


Capilla Tremere, Dientes de sable

Mientras en la Capilla…

Katja y Gabriel, ya en la biblioteca de la Capilla Tremere se encuentran con Adam que les atiende con gusto mientras les comenta que sus zombus están llevando el sarcófago de Katja a su dominio, cómo habían quedado. La Tzimisce se lo agradece y como de costumbre Gabriel va directo al grano:

–¿Qué sabes de Hannah? –pregunta el Toreador muy serio.

–Es una prometedora Nosferatu muy inteligente y valiente para su edad –dice Adam– pero ¿ocurre algo con ella? –pregunta pensativo.

–¿Conoces su linaje? –pregunta Gabriel.

–Lo conozco, es nieta de Kothar –responde Adam confuso.

–¿Sabes si su Sire se encuentra “activo”? –pregunta Katja.

–Ephraim se encuentra “activo” si… ¿pero a que vienen todas estas preguntas? –pregunta Adam inquieto.

–Hannah es quien ha secuestrado a los ghoules –dice Katja– y ha abrazado a Salma, la ghoul de Rashid, para después dejarla abandonada.

–¿Seguro?... todo esto es muy raro –dice Adam.

–Necesitamos atraparla para poder averiguar por qué ha hecho todo esto –dice Katja

–¿Y como sabéis que Salma es su chiquilla? –pregunta Adam.

–La magia de sangre no engaña –responde Katja.

Adam, Antiguo Capadocio


–Queremos que Hannah nos rinda cuentas –
exige Katja.

–Seguro que todo esto tiene una explicación… –asegura Adam pensativo.

–Mi compañero Aesir habló con Hannah y ésta le dio información, creemos que falsa, sobre los ghoules que buscamos –dice Gabriel.

–¿Habéis encontrado a Amelia? –pregunta Adam.

–Ha desaparecido, estaba en la lista y supuestamente se la llevó “Mara” o alguien con su aspecto –responde Gabriel.

–¿No sería Mara de verdad? –pregunta Adam confuso.

–No tenemos la certeza, pero todo parece indicar que alguien con mil caras está tomando los aspectos necesarios para llevarse a los ghoules –responde Gabriel– esto nos hace pensar que pueda haber sido un Nosferatu, son maestros en la Ofuscación.

–No sé qué deciros, la verdad –dice Adam– me siento abrumado con lo ocurrido.

–Nos gustaría que contactases con Hannah, tú que la conoces –pide Katja a Adam.

–Lo haré. La buscaré para aclarar todo esto –dice Adam.

Katja y Gabriel se despiden de Adam y regresan a la torre Arista para encontrarse con Sven y Nailah. Por el camino el silencio se apodera de ambos vampiros pero es evidente que Katja se siente engañada y ninguneada por Hannah, la Ancillae Nosferatu.

 

Gabriel, Anciano Toreador
Reencuentro

Los cuatro Vástagos se vuelven a ver en la torre Arista y ambos grupos cuentan sus avances y ponen la información que tienen en común.

Se encuentran ante una “montaña” de cuerpos putrefactos de zombus de Adam, que reposan en una esquina de la entrada al palacete mientras son devorados por moscas y gusanos y ratas.

–Los Nosferatu nos la han vuelto a jugar –dice Sven mientras levanta la cabeza descarnada de Tobit por los pelos.

–El sarcófago ya está en tus aposentos –dice Nailah a Katja– y los cuerpos de la calle están aquí dentro. Habrá que deshacerse de ellos. Adam tendrá que entender lo ocurrido…

–La solución sería convocar una Caza de Sangre contra Hannah –dice Nailah– esto se está desmoronando…

Gabriel se agacha y toca el cuerpo muerto de Tobit mientras se concentra con los ojos cerrados. Usa su

Mara, Regente Tremere

 Auspex y con Psicometría ve con claridad las imágenes recientes que se “atenazan” con fuerza al cuerpo del difunto Ghoul. 

El Toreador observa claramente como Tobit se encuentra ante Mara y ésta bebe de su sangre hasta matarlo. Se abre las venas y le da de beber su sangre negra y viscosa abrazándole y dejándole solo mientras desaparece arropada por la oscuridad de la noche. Después Sven y sus hachas entraron en escena, dispuestos a impartir “justicia varega”. 


Katja piensa que pueden estar espiándolos y utiliza su hechicería Koldúnica para averiguar mediante la Senda del Espíritu, sin necesidad de verlo, quien se encuentra en un radio próximo alrededor de sus dominios. Los espíritus le informan de todo ser fuera de lo común que se encuentre en esta zona.

 

Celine, Ancillae Brujah, Sire de Sven
La esporádica Celine

Para sorpresa de Katja no hay una Nosferatu merodeando, si no un Gangrel. Lo sabe por la descripción que le hacen los espíritus del tipo en cuestión: “Un lobo que camina erguido pero su cuerpo no desprende calor, como si estuviera muerto."

Sven y Gabriel han salido de caza y se alimentan de un rebaño de cabras que duerme en un redil más allá de la muralla exterior. Solamente matan a dos, beben su sangre y despeñan sus cuerpos por un terraplén para no llamar la atención.

Alexandrus, un bestial Gangrel cubierto de pelaje animal, se presenta ante Katja y pide presentar a su señora Brujah Celine.

Sven y Gabriel acaban de llegar de caza y lo hacen justo en el momento que la Sire de Sven se abraza a Katja y la besa en la boca con una pasión extrema.

La Brujah es una atractiva, delgada y pequeña mujer joven, con una trenza negra recogida sobre una cota de malla más propia de un caballero o un mercenario vikingo.  Sus ropajes son los de un guerrero y su capa y su escudo denotan cierto estatus. En su rostro se dibuja una expresión de preocupación o seriedad digna de un gran mandatario con máximas responsabilidades. Sus ojos son los de alguien que ha vivido mucho más de los dieciséis años que aparenta su pálido cuerpo de mujercita.

De primeras Celine no reconocía el aspecto de Katja pero cuando esta le dijo quien era, una mirada a los ojos bastó para prender la chispa de una pasión ya olvidada.

–Ezra se presentó ante mí y me dijo que iba a despertarte, aquí en Jerusalén –dice la recién llegada a Katja sin haberse siquiera presentado– Ezra era contacto mío, mi Sire y él eran aliados. Desconozco el  destino de Ezra, pero dicen que ha muerto por asesinado por Tremere. Lamento su ausencia…

–Si me lo ha dicho uno de sus discípulos –dice Katja con la voz quebrada.

La Brujah se da cuenta de que hay más personas mirando incomodas a las dos vampiresas abrazadas y se “despega” rápidamente de Katja, como si hubiera sido ahora consciente de dónde se encuentra.

–Disculpad mis modales. Soy Celine, Sire de Sven –dice la energética guerrera mirando al Brujah varego. Un par de soldados guardan sus espaldas y el Gangrel sale de la torre y vigila alrededor de ella guardándola de posibles indeseables.

–Así que me despertó Ezra –dice Katja– pesaba que había sido un Salubri…

–Chiquillo… dice Celine saludando a distancia a Sven. El vikingo le corresponde con un movimiento de cabeza.

–Sabia que ibas a despertar y envié a Sven a Jerusalén con la esperanza de que te encontrara y así ha sido –dice Celine– no quise alertarle de nada para proteger el secreto de tu paradero real.

–No nos conocemos, pero vengo a ofreceros mi ayuda. Soy la Sire de Sven y vieja amiga de Katja… –dice Celine– también puedo ofrecer los servicios de mi aliado Alexandrus, el Gangrel que acabáis de conocer…

Los presentes se presentan a Celine y Gabriel rompe el hielo preguntando a la Brujah:

–¿Conoces a algún Brujah en la ciudad? –pregunta Gabriel mirando de arriba abajo a la impulsiva guerrera.

–No. Es la primera vez que piso Jerusalén –responde Celine mirando a Gabriel.

Gabriel le explica la situación a Celine, sin dar demasiados detalles. La Brujah pregunta si los abrazos de la Nosferatu se están efectuando con permiso del Antiguo de turno. Nadie cree que sea así pero cabria una posibilidad.

–Parece que los Nosferatu quieren expandirse reproduciéndose rápidamente – dice Celine con un tono muy enérgico.

–¿Cómo puedo ayudaros? –pregunta Celine mirando a los presentes.

–Ya que están enviándonos a Nosferatu recién abrazados, que tienen su peligro... –sugiere Gabriel– podrías venir con nosotros y proteger nuestra espalda.

Celine se gira lentamente hasta hacer contacto visual con Gabriel, que no cree haber dicho nada desafortunado. En su época las mujeres eran poco más que esclavas del hombre.

–¿Sugieres que yo… Ancillae Brujah haga de tu guardaespaldas?... –pregunta Celine conteniendo su rabia.

–Tú te has ofrecido, además pareces una buena guerrera… –intenta explicarse Gabriel.

–Yo despejándote al camino mientras… tu Toreador te llevas el merito –dice Celine enfadada– ¡no he venido para haceros el trabajo sucio y mucho menos para ser la soldado de nadie!

La Brujah contiene su bestia interior y se va airada sintiéndose insultada. Sven corre tras ella pidiéndole disculpas pero no es capaz de escuchar ni la voz de su chiquillo.

Alexandrus, equilibrando la salida de tono de Celine, y sorprendentemente civilizado, mira a Sven y le dice que estarán en las inmediaciones y que si necesitan algo acudan a ellos. Sven pregunta a Alexandrus por que ha entrado Celine a Jerusalén. El Gangrel le dice que lo ha hecho por Katja y por el propio Sven, su chiquillo, realmente para ayudar.

Sven muy confuso, no sabe si sorprenderse más de la violenta reacción de su Sire o de la increíble cordura de Alexandrus. El Brujah regresa donde sus compañeros y les dice que ahora es mejor que la dejen tranquila, que cree que el problema ha venido porque no se ha respetado su posición, superior a la de todos los presentes y se ha sentido utilizada. 

Nailah aprovecha para hablar con Shukura, que sigue enfadada por lo del abrazo de Fukaina. No

Shukura, Ghoul de Nailah

 entiende, y así se lo explica a Nailah, porque ella no ha sido bendecida con el abrazo también. E insinúa si debe también quitarse la vida para que la haga inmortal.  No lo ve justo y llora sangre mientras Nailah la dice comprensivamente que algún día cumplirá su sueño, pero aun no puede ser y se va diciendo a Shukura que no está para tonterías.

Katja busca a Nailah para aclarar lo sucedido con Rebeca y sus moratones en el cuello. A solas, la Setita le cuenta lo ocurrido y se disculpa ante ella. Katja pregunta a Nailah si aun desea adoptar a Salma a lo que Nailah responde que son buenas adquisiciones.

Katja se encierra a solas para hacer rituales secretos para recuperar energía y Nailah se va a cazar para alimentar a las neonatas. La Setita caza dos cabras y las lleva a sus celdas, arrojando cada una de ellas a las neonatas para que se alimenten, ahora que todavía no están hambrientas. Devoran su presa muerta mientras Nailah les cierra la puerta con llave.

 

Sven de Scania, Brujah
Amelia Nosferatu, brevemente…

Gabriel y Sven deciden volver a la capilla Tremere para hablar con Adam y explicarle lo sucedido con sus zombus en el traslado del sarcófago y sobre todo con su ghoul Tobit. El Toreador lleva la cabeza del recién abrazado y decapitado Nosferatu Tobit envuelta en un paño para enseñársela al Capadocio y ver si les pudiera ayudar con sus Disciplinas de ver más allá de la muerte.

Poco antes de pasar la muralla del barrio musulmán ambos Vástagos se encuentran en un sucio y oloroso callejón lleno de basura, cuando la iluminación de una antorcha a sus espaldas les hace voltearse.

Una pequeña criatura encapuchada, antorcha en mano, descubre su feo rostro. Es una mujer pero sus rasgos están monstruosamente marcados por unos ojos inhumanamente grandes para su cara. Se encuentran enrojecidos y tímidamente recuerdan a otros más humanos. Sus labios son pequeños y rojos, manchados de sangre reciente. Un aro negro en su nariz llama la atención pero no tanto como la piel de color blanco lechoso salpicada con lo que parecen mortecinas marcas tribales sobre la misma. Parece que fueran runas que se dibujan caprichosamente en su frente y pecho adornando su cadavérico cuerpo.

Sus desproporcionadas facciones parecen el dibujo de un niño y recuerda vagamente a su apariencia anterior. Los Vástagos se dan cuenta de que sus ojos y rostro se parecen a Amelia y su pelo largo y negro... ¿no ha cambiado?… ¡es Amelia!

Amelia, era la ghoul de Mara, la Regente Tremere. También era su ayudante y senescal, que llevaba a cabo todos sus planes con dedicación y profesionalidad. Tras ser “liberada” Shahara la hizo ghoul y poco después fue secuestrada la noche que los personajes fueron a hablar con la Setita. A parecer, por sus incipientes colmillos alguien la ha abrazado y es ahora una Nosferatu.

–Mi Sire Mara me ha abrazado. Ella me envía para comunicaros algo –dice Amelia mientras la antorcha ilumina intermitentemente su horrible rostro–  Me ha pedido que os diga que nos dejéis tranquilas y nadie morirá…

–No era Mara –replica Gabriel a Amelia. No puede ser que su belleza se haya corrompido por culpa de la sangre Nosferatu, piensa el Toreador.

–Sí que era ella –dice Amelia enfadada y confusa.

–Era una Nosferatu con ofuscación haciéndose pasar con mil caras por Mara –explica Gabriel para que Amelia vea la luz de su engaño.

–Mara me dijo que intentaríais engañarme –grita Amelia adelantando su antorcha amenazante.

–Nunca te engañaríamos Amelia… –dice Gabriel sinceramente.

–¡También dijo que diríais eso! –dice Amelia nerviosa.

–Mara se fue para siempre. Tú también lo sabes. Por eso fuiste liberada como su ghoul –dice Gabriel– mira tu cuerpo, tu cara, ¡Eres una Nosferatu, no una Tremere!

Amelia niega con la cabeza sin poder creer las palabras de Gabriel y mira hacia el suelo viendo su rostro reflejado en un charco de orines y fluidos del pavimento del asqueroso callejón. En ese instante ve su horripilante rostro que evidencia que no es una Tremere, si no una Nosferatu.

–¡Nooooooooooooo! –grita furiosamente Amelia pisando el charco y desfigurando la visión de su imagen.

Amelia, temblorosa y asustada, agarra la antorcha con ambas manos y la zarandea frente a sí amenazando a los personajes sin palabras. Sven queda paralizado por el temor de ver el fuego, una de las pocas cosas que puede matarlo definitivamente. 

Gabriel sin embargo no puede aguantar el terror y su bestia entra en Rötschreck, pavor sobrenatural. Con este sentimiento irrefrenable  el Toreador se da la vuelta y huye en dirección contraria a la antorcha de Amelia.

Amelia, neonata Nosferatu


La Nosferatu arroja con furia la antorcha en dirección a Gabriel y ésta da vueltas en el aire hasta toparse con la espalda del Toreador, incendiando rápidamente su capa y llegando el calor irremediablemente a la delicada y muerta carne del toreador, sufriendo éste el daño mortal del fuego purificador

Sven, se concentra y con un pensamiento, ordena a su sangre que potencie su Disciplina de Celeridad, para así poder efectuar varias acciones en el tiempo que otra persona haría solo una.

Gabriel huye mientras arde y el fuego se le extiende como quemando un pajar seco. Esto no evita que Amelia corra en dirección al Toreador y se arroje abrazándolo por detrás prendiéndose fuego con él.

Sven desenfunda la su daga ritual, aquella que pertenecía a Inés, y se la lanza contra Amelia haciéndola un doloroso y letal rasguño en el antebrazo izquierdo esperando que esta deje a Gabriel en paz.

Con la velocidad sobrenatural que le otorga la Celeridad agarra al Toreador y lo restriega por el charco de orines del suelo apagándolo y alejándolo de la temeraria Nosferatu, ahora en llamas.

Gabriel queda exhausto, su cuerpo humea aun y la piel le escuece de forma inimaginable. El viejo Toreador queda inconsciente haciendo su último esfuerzo y empleando su fuerza de voluntad para no huir en Rötschreck. Así ha superado su terror al fuego, aunque le haya costado caro el esfuerzo mental.

Sven saca sus hachas y se abalanza contra Amelia, ya con la mitad superior de su cuerpo abrazado por las llamas. El Brujah tiene que superar el miedo al fuego y una vez hecho le atesta dos fuertes hachazos a la Nosferatu, uno en la mano derecha y otro en la espalda. Hiriendo de muerte a Amelia, ya que cae al suelo y se calcina con rapidez, convirtiéndose su monstruoso cuerpo en un montón de cenizas humeantes.

Sven recoge la daga del suelo y se la guarda mientras se acerca al anciano Toreador, al que ha salvado la no vida por segunda vez. 

El Brujah coge sobre su hombro a Gabriel que aun se encuentra desvanecido. Con paso raudo se dirige al dominio de Katja, no queda mucho para el amanecer.

Ya a salvo el vikingo deja a Gabriel, que tiene la mitad superior de su cuerpo calcinado, en una de las celdas del refugio subterráneo de la Tzimisce, situado en las cámaras bajo del palacete Arista.

 

Ephraim, Anciano Nosferatu, chiquillo de Kothar
La verdad de Ephraim

A la noche siguiente, todos los vampiros se despiertan tras haber evaporado parte de su reserva de sangre interior.

Katja, tras acicalarse, saluda a Rebeca y ve como no ha perdido el tiempo durante el día, ya que se las ha ingeniado para ubicar el sarcófago en el mejor lugar del aposento de la hechicera Koldúnica, en perfecta armonía con el mobiliario de la estancia.

Nailah ordena a Shukura, ahora más calmada, que vigile a ambas neonatas en su encierro para que no salgan. La ghoul obedece en silencio sin rechistar.

Katja, Nailah, Sven y Gabriel se ven en el dominio de la Tzimisce, durante el día todos han descansado aquí.

Gabriel, ha curado parte de sus quemaduras empleando sangre y voluntad en la sanación, pero aun tiene heridas en la espalda, parte posterior de los brazos y nuca. Y así se presenta ante sus compañeros.

Sven y Gabriel cuentan a Nailah y Katja su fugaz y mortal encuentro con Amelia, comunicándoles su desgraciada muerte.

–Muchas gracias Sven –le dice Gabriel al Brujah.

–Amelia está muerta –dice Sven tocando sus hachas dirigiéndose sobre todo al Toreador.

Sin duda es a Gabriel a quien más le duele dicha muerte, ya que había pensado en abrazar a la aprendiz de hechicera. Siempre pensó que hubiera sido una estupenda Toreador, pero ya no podrá ser, el abismo de la noche se ha tragado su alma como la de tantos durante las eras del tiempo. Jerusalén es una voraz asesina.

Suena la puerta; Alguien da golpes enérgicos e intermitentes. El eco de los mismos viaja por la vieja torre metiéndose en todos los recovecos ¿Quién será? Piensan los presentes.

Rebeca abre y regresa ante Katja susurrándola al oído quien ha venido. Gabriel no puede apartar la mirada de la bellísima ghoul que hace que pierda la cabeza cada vez que la ve pasar. Al Toreador le cuesta horrores desviar la vista de su perfecto cuerpo para centrarse en lo que está ocurriendo aquí y ahora. Y lo hace cuando la mujer desaparece de la escena.

–Hazle pasar –dice Katja a Rebeca.

Ante ellos se presenta un horrible hombre infectado de lepra con llagas purulentas en las partes de su cuerpo que se ven. El resto son harapos andrajosos, sucios y olorosos.  

–Buenas noches, soy Ephraim, anciano Nosferatu –dice tímidamente el leproso.

–Ephraim. Te conozco de hace mas de mil años –dice Gabriel– soy Gabriel, chiquillo de Elsh. La última noche que nos vimos fue cuando Nabucodonosor y Sargón destruyeron Jerusalén. Gracias a Kothar el Profeta, mi Sire y yo salvamos la no vida. Pero entonces tú solamente eras su ghoul, aun no habías sido abrazado…

–Sí. Gracias a su abrazo yo pude sobrevivir –dice melancólico Ephraim– si no hubiera sido por su regalo inmortal seguramente hubiera perecido ante la catástrofe de la destrucción de Jerusalén y el bendito Templo de Salomón.

–¿Dónde se encuentra Kothar? –pregunta Gabriel muy contento de hablar con alguien de su época.

–Sigue en el valle… –dice dubitativo Ephraim.

–Es un placer conoceros –dice el Nosferatu después de que los demás se presenten solamente con su nombre.

–Venia a preguntaros por Hannah, mi chiquilla –dice Ephraim nervioso y apenado mirando al suelo Se que habéis estado hace poco con ella y me gustaría que le dieseis un mensaje importante si la veis próximamente. Decidla que su Sire la busca y que desea que regrese al valle lo antes posible. Estamos preocupados por ella, puede correr peligro. ¿Lo haréis?

–Tu chiquilla Hannah está haciendo cosas erráticas –dice el evidentemente herido Gabriel sin dar detalles.

–¿Ella te ha hecho eso? –pregunta Ephraim incrédulo.

–En cierto modo… –responde Gabriel enigmático.

–Seamos sinceros. –Dice Katja– Parece que eres desconocedor de lo que tu chiquilla ha estado haciendo estas últimas noches. Ha secuestrado a varios ghoules y abrazado a algunos de ellos.

–¿Quién eres tu Nosferatu? no te conozco –pregunta Ephraim escéptico ante las palabras de Katja.

–No soy de tu clan, soy Tzimisce. – Responde Katja.

–No puede haber hacho eso. Ella no. Conoce las Tradiciones vampíricas –excusa Ephraim a su chiquilla– ¿A caso hablas en boca de otro antiguo? ¿A quién representas Tzimisce? No hay nadie de tu clan con posición en Jerusalén…

–No hay nadie tras de mis actos –responde Katja– no es mi palabra lo que has de creer.

Ephraim mira suspicaz sin fiarse de Katja, con apariencia de Nosferatu que sin embargo dice ser Tzimisce y va por libre. Algo difícil de creer.

–Tenemos en las mazmorras de este dominio a una de sus chiquillas –dice Katja– ven conmigo y lo verás con tus propios ojos. Acompáñame…

La Tzimisce se encamina hacia una de las puertas que va a dar a las mazmorras cuando Ephraim inmóvil no parece creer sus palabras.

–Es una mentirosa que ha robado ghoules ya adiestrados y ha abrazado a algunos de ellos para lanzarlos contra nosotros… –dice Katja intentando convencer de la difícil verdad a un suspicaz y paranoico Ephraim.

–No voy a acompañarte ahí abajo –dice Ephraim justo antes de desaparecer ofuscado ante los personajes– ya tengo la información que necesito. ¡Me estas mintiendo!

Los cuatro Vástagos se quedan discutiendo la fugaz intervención de Ephraim. La verdad es algo que más bien parece una sarta de mentiras y convencer al padre de la culpable de lo que su hija ha hecho, es tan difícil como parece.

–Llegados a este punto: ¿verdaderamente queremos la recompensa del Brujah? –cuestiona Katja a sus compañeros creo que nos estamos jugando una enemistad con el clan Nosferatu. ¿Queremos vengar las ofensas de la Nosferatu? ¿verdaderamente nos compensa?

Los presentes no saben que responder. Están confusos y sin saber cómo abordar la cada vez más complicada situación.

–¿Y si Hannah tiene dos personalidades y se cree Mara de verdad? –pregunta Gabriel sin responder a Katja.

–No lo creo –responde Katja.

–¿Se puede juzgar a Hannah? –pregunta Nailah– sé que robar ghoules no va contra las Tradiciones pero sí abrazarlos sin permiso.

–Su elección de ghoules poderosos estaba meditada. Así le costaría menos formarles  responde Katja.

–Pobre Amelia… –se lamenta triste Gabriel mirando al infinito.

 

Elsh, el Constructor de Templos, anciano Toreador
Elsh, el primer Toreador

–Interesante estructura la de este palacete... –dice una voz desconocida en una de las esquinas de la misma estancia en la que se encuentran los personajes. Es una voz de hombre, suave y relajante.

 –Antes los edificios se construían de forma diferente… –continua la voz que despierta algo dormido en Gabriel. El sentimiento de un hijo que hace muchísimo tiempo que no ve a su padre.

Un anónimo fenicio al que llaman Elsh, amo en su idioma natal, nadie sabe su verdadero nombre, nadie excepto él mismo. Cuando llegó a Jerusalén, hace mil vidas, sugirió que le podían llamar así. Es más bajo que la mayoría de los habitantes vivos de la ciudad. Su oscura tez y su pelo negro y rizado no llaman la atención. Sus dedos son excepcionalmente finos y fuertes: podría tallar piedra y pintar filigranas con la misma facilidad. Se viste con ropa bien confeccionada pero sencilla, de colores apagados que no llaman la atención y disimulan las manchas de alguna construcción.

Elsh, anciano Toreador, segundo poblador de Jerusalén después de Kothar.

–Dicen que los primeros pobladores fueron los Nosferatu y los Gangrel –dice Elsh mientras todos le escuchan atentamente observando cómo mira el techo ensimismado –Yo fui el primer Toreador, ¿también seré el último?...

–Sire, me alegro de verte. Hacía siglos… –dice Gabriel mirando fijamente a Elsh.

–Debo contarte algo… es curioso que haya hablado hace poco de la caída de Jerusalén, hace casi dos mil años, en la época que nos separamos –dice Gabriel nostálgico.

–¡Chiquillo Gabriel! –dice Elsh mirando a su hijo vampírico– me dijeron que habías despertado…(lo hizo un Ravnos llamado Cadios) –instantáneamente piensa en algo y su cara se torna preocupada.

–¿Qué ha ocurrido con Duyal? –pregunta Elsh a Gabriel cambiando drásticamente de tema.

–Puedo contarte lo que ocurrió... –dice Gabriel apenado– murió a manos de un Tzimisce. Se metió en asuntos peligrosos que acabaron con él.

Elsh, el arquitecto del Templo de Salomón, muy triste, contiene la rabia y llora sangre. Se acerca a su chiquillo Gabriel y a un par de palmos de su cara le mira a los ojos sin parpadear ni ocultar sus lágrimas de anciana Vitae.

–Solía cazar con él. Era mi brújula en un océano de tempestad –dice Elsh melancólico– Él sostenía ese preciado hilo de humanidad que hace tiempo perdí. Gracias a su sencillez me daba la vida. Me gustaba charlar sobre arte y después buscar juntos una presa adecuada entre el rebaño para alimentarnos. Ya no podrá ser más... de nuevo la muerte me arrebata aquello que más amo. Pero incluso a la parca debo perdonar... el perdón...

–Gabriel, hace tiempo que te perdoné del mayor de los pecados: el Amaranto, la diablerie lo llaman ahora. Se lo que ocurrió con el rival Toreador que te atormentaba. Desapareció misteriosamente y tu alma se torno oscura y cubierta de vetas negras. En aquel entonces no pude comprenderlo. Pero ha pasado demasiado tiempo para sentir rencor. Chiquillo: ¡te perdono! –y Elsh abraza a su chiquillo Gabriel con fuerza y rabia al mismo tiempo.

–La culpa me corroía por dentro. Tus enseñanzas, tus valores, tan puros, impidieron que tuviera valor para contarte la verdad. No quería mancillar tu enseñanza, tu linaje. Tu ética es grande igual que vos. Me sentía tremendamente avergonzado y eso hizo que me separara cada vez más de vos. No supe como calmar ese ansia entonces y tampoco pude hacerlo recientemente… una segunda vez… –se confiesa Gabriel con el corazón en un puño.

–No digas más… –dice Elsh acercando su fino dedo índice a los labios de Gabriel. El viejo Toreador no quiere escuchar más pecados de su hijo.

Elsh mira triste a Gabriel y cabizbajo se va lentamente por la puerta, desapareciendo en el umbral y escuchándose la puerta al salir y el eco de sus pasos.

–Ahí va el gran arquitecto de Jerusalén –susurra Gabriel con un sabor agridulce en los labios, mirando al lugar por donde se ha ido Elsh.

Tras unos minutos de silencio los presentes comienzan a hablar y a dar ideas para ver porque dirección deberían ir:

–Creo que es el momento de contarle a Salma la verdad. Y llevarla con nosotros –dice Katja.

–Aquí hay dos ghoules que podrían ser sus próximas víctimas –recuerda Gabriel a Katja y a Nailah.

–Deberíamos tomarnos la justicia por nuestra mano –sugiere Nailah– es algo personal.

–Es mejor prevenir que curar. Metamos cizaña a la Setita para que nos ayude –dice Gabriel– le han quitado a Amelia.

–Quizás mi Sire pueda ayudarnos… –dice Sven.

Nailah se excusa ante Gabriel y Sven y se lleva a Katja para ofrecerle algo secretamente, algo que no quería que los demás supieran. Solo ellas saben de qué secretos compartieron aquella noche, a solas…

 

Alexandrus, Gangrel contacto de Sven
Ayuda de Celine

Sven deja a sus compañeros y se dirige a las afueras de Jerusalén dirección a una de las puertas de salida, para abandonar la ciudad en busca de Alexandrus, su contacto Gangrel, aliado de su Sire Celine. Él le ayudará a contactar con ella, siempre lo ha hecho.

Cerca de un escarpado cerro, Sven rastrea al Gangrel y finalmente se encuentra con Alexandrus, que tampoco se ha escondido demasiado. Sus siluetas se recortan en el horizonte, solamente iluminadas por la luna y proyectadas sobre la seca y yerma tierra.

–Ha sido un mal comienzo –gruñe Alexandrus a Sven al verle sin siquiera saludarle– Celine no va a servir a nadie y menos a un estirado artesano. Y tu deberías hacer lo mismo –sugiere el Gangrel al Brujah.

–¡Sven! –exclama Celine al ver a su chiquillo– ¡que agradable sorpresa!

Alexandrus se encuentra intranquilo después de la discusión de Celine en Jerusalén con uno de los compañeros de Sven. Pero la mujer no parece muy afectada.

–Sven, quería disculparme. Mi sangre Brujah a veces no me deja pensar –dice Celine arrepentida por su comportamiento.

–No pasa nada… –responde Sven– ¿puedes encontrar a la Nosferatu culpable? Su Sire no nos cree y debería saber la verdad.

Sven explica a Celine toda la trama y las conclusiones a la que han llegado pero tienen dos problemas, Ephraim, el Sire de la culpable, no les cree y Hannah, la propia culpable, se encuentra desaparecida en paradero desconocido.

Celine se ofrece a ayudar a Sven, será su forma de ayudar también a su vieja amiga Katja, limpiando su nombre tras su impopular irrupción en su dominio, ha sido una afrenta para una Tzimisce, tan hospitalarios y territoriales.

La Sire de Sven sugiere que ella irá a buscar a Ephraim al valle de Hinnom, en plena colonia de leprosos liderada por el Vampiro más viejo de Jerusalén, Kothar, aquel al que llaman: “El Profeta”. Así mismo Alexandrus buscara a Hannah para atraparla para los personajes, se le dan muy buen ese tipo de cacerías, incluso aunque sea una Nosferatu.

Para despedirse, antes de ponerse en marcha, pide a Sven que se disculpe ante Katja por haber actuado de esa forma en su refugio. Y ambos vampiros desaparecen en direcciones diferentes dejando a Sven solo de regreso a la torre de Katja.


Salma, neonata Nosferatu
Solo venganza

Mientras Sven buscaba a su Sire, Katja, Gabriel y Nailah deciden bajar a las mazmorras y hablar con Salma, la neonata chiquilla abandonada de Hannah.

Atraviesan los fríos pasillos de piedra hasta llegar a la celda de Salma. En la cámara contigua, Fukaina grita y da golpes en la puerta mientras Shukura hace guardia al otro lado, fría e insensible. Los muros sudan humedad mientras tres no muertos abren la puerta de metal de la celda de la neonata  Nosferatu.

Salma se encuentra inquietantemente serena, sentada en el suelo, parece que medita. Ha colocado su pañuelo cubriendo su rostro y cabeza, igual que cuando era humana, pero ahora oculta un feo secreto. El contorno de sus ojos delata la horripilante piel que esconde el hiyab, prenda árabe que tapa su faz. Sin embargo sus ojos negros siguen siendo igual de profundos, ellos a penas han cambiado, si acaso tienen menos brillo que antes, les falta la luz de la vida.

La Nosferatu levanta la cabeza y mira a Katja, que se adentra en la celda mirándola fijamente. Sus ojos se cruzan incómodamente con los de la Hechicera Tzimisce.

–¿Sabes ya dónde está quien me hizo esto? –pregunta Hannah a Katja ignorando a los demás.

–No lo sé. –Responde Katja– Se llama Hannah y es chiquilla de un poderoso y viejo Nosferatu llamado Ephraim.

–No me importa su vida –responde Salma con desprecio– solo quiero una cosa: venganza. Ahora mismo es mi única razón de vivir…

–¿Qué conseguirás si lo haces? –pregunta Katja intentando que la Nosferatu piense bien su decisión.

–Seré libre –responde Salma con odio.

–Tienes unos lazos sobrenaturales con ella, llamados Vinculo de Sangre y puede que no te permitan dañarla –alerta Katja a la neonata.

–Lucharé contra quien me ha llamado de la muerte –sentencia Salma.

–Tendrás que responder ante Ephraim, tu abuelo. Quieras o no. Puedes aprender de esto y superarlo. –Insiste Katja.

–No quiero ser una podrida rata de cloaca –responde Salma con desprecio hacia su clan.

–No puedes elegir tu clan –explica Katja.

–Sigues siendo una Vampiresa –dice Nailah desde el quicio de la puerta, a quien esta conversación le suena bastante.

–Toda mi vida me he preparado para tener el honor de ser una Assamita. Una venerable asesina acogida por Alamut… ¡y no una sucia alimaña leprosa!  dice Salma con odio en la voz.

–¡No puedes ser Assamita! –dice Katja mientras agarra y abofetea a Salma– ¡eres una Nosferatu! Es lo único con lo que cuentas. Con tus Disciplinas podrás ser una asesina más efectiva.

La torta calma a Salma que mira fríamente a Katja. El eco de los gritos resuena en las mazmorras hasta desvanecerse. Éstos gritos también se escucharán en la superficie, pero esto a Katja no le preocupa, el miedo hace que los humanos no se acerquen, lo sabe bien.

–Habíamos hecho un trato. Cumple tu palabra –dice Salma.

–No puedes engañarte. Acepta tu destino. –Dice Katja.

–Me niego y quien me ha hecho esto pagará su osadía con la muerte… y después yo misma seré llamada a la autodestrucción. –dice Salma apretando sus podridos dientes mirando a los ojos de Katja.

–Debes venir con nosotros, eres la prueba viviente de la culpabilidad de tu Sire –dice Katja.

–¿Puedo ofrecerte una alternativa? –pregunta Nailah mientras entra en la celda sigilosa como una serpiente.

–No, ya he dicho todo lo que tenía que decir –responde Salma mientras se levanta de un ágil salto.

–Ten en cuenta mi ofrecimiento. Nunca se sabe… –susurra Nailah al oído de una pétrea Salma.

Nailah piensa que le está ocurriendo lo mismo a Fukaina, ella tampoco quiere ser del clan que el destino le ha brindado: Fukaina Toreador y Salma Nosferatu; Curiosamente clanes rivales, uno adora la belleza y otro ensalza la fealdad. Generalmente los humanos no tienen opción de elegir su clan porque ni siquiera saben que hay clanes, ni vampiros. Sin embargo se han topado con experimentadas ghoules que tenían muy claro qué clan les había acogido y ambas soñaban en ser abrazadas por el mismo que su amado amo o ama. Tanto Salma como Fukaina sienten que su vía empedrada durante toda una vida se ha hecho añicos en segundos, dejándolas ante un abismo que no han elegido.

Todos salen de las mazmorras dejando un silencio incomodo tras ellos. 

El neonato Brujah Sven regresa y comunica las disculpas de Celine a Katja; Ésta no le da importancia alguna, sugiriendo que entre ambas no hacen falta disculpas. Sven piensa que no conoce el pasado de su Sire, jamás le habló de Katja. No le gusta airear su pasado, ni siquiera delante de su hijo vampírico.

De nuevo los cuatro vampiros hablan sobre qué dirección a tomar y Gabriel deja muy claro que a estas alturas no va a ir a ningún lugar solo, como se está sugiriendo, ya que aun se encuentra malherido por las quemaduras del fuego de Amelia.

Deciden ir a hablar con Adam mientras Salma se encuentra en un discreto segundo plano acompañando a los protagonistas por las calles vacías del barrio cristiano, donde se encuentra el dominio de Katja.

Sven y Salma cruzan miradas de tensión, dándose cuenta ambos que no pueden continuar con la pelea que empezó ganando el Brujah varego. 

Dada la avanzada noche, se dividen para abarcar más información en menos tiempo y deciden ir Nailah y Gabriel a ver a Adam; Y Katja y Sven, con Salma,  a hablar con Shahara, la Setita del barrio armenio.

 

Cementerio judío de Jerusalén
Un atónito Adam

Salen de la ciudad, y se encuentran en uno de los viejos cementerios hebreos, guiados por uno de los rabinos de confianza de Adam. Bajo un gran templo que increíblemente no da causa temor. Los personajes se encuentran en un antiguo osario de otra época, lleno de huesos, telarañas y olor a muerte. Ante los nichos oscuros, que como grandes ojos negros observan a los personajes, Adam recibe a los personajes en sus propios dominios.

Nailah, en un segundo plano, deja hablar a Gabriel, ya que es él quien más le conoce. La Setita decide simplemente acompaña al Toreador sin interrumpir.

–Buenas noches compañero de la noche. No han regresado mis zombus aun ¿ha ido todo bien en el traslado? –pregunta Adam.

Gabriel enseña sus quemaduras en el cuello y Adam calla automáticamente.

–Hubo problemas Adam. Hannah no contenta con abrazar a Amelia, que fue quien me quemo, abrazó también a Tobit. Y ambos perecieron ante las hachas de Sven en una trifulca donde se involucraron tus zombis. Ninguno sobrevivió. –relata Gabriel lo que Sven le contó.

Ghoul de Adam


–¿El sarcófago está bien? –
pregunta Adam preocupado. Éste asiente con la cabeza restándole importancia.

–Eso que cuentas Gabriel ¿lo viste con tus ojos? –pregunta Adam incrédulo.

–Sucedió –responde Gabriel– le traíamos la cabeza Nosferatu de Tobit pero no sé donde acabo… –piensa el Toreador rascándose la barbilla.

–Esto es inconcebible. Lamento tremendamente lo ocurrido. No sé que puedo hacer para ayudar.  Se disculpa Adam– me cuesta creer que Hannah está abrazando a diestro y siniestro.

–Ha aparecido su Sire Ephraim. Está buscando a Hannah. –Dice Gabriel– Pero no nos cree. Estamos preocupados por lo que ella pueda hacer…

–Ha enloquecido dice Adam entristecido.

Tras unos segundos de silencio Adam toma la palabra:

¿Sabéis algo de Rusticus? No le veo desde la desaparición de Mara –pregunta Adam por la Gárgola de Mara.

–Nada –responde Gabriel.

–Os agradezco toda esta información. Permaneceré alerta y seguiré buscando a Hannah como me sugeriste. De momento no ha dado señales de vida. –Dice Adam.

 –¿Tenia Hannah alguna relación con Mara? ¿Eran enemigas quizás? –pregunta Gabriel.

–No lo sé –responde Adam– si lo eran yo desconocía ese dato.

–Estamos preocupados porque su linaje no es cualquier linaje –confiesa Gabriel– su Sire es alguien anciano y más aun su abuelo.

–¿Conoces alguna forma de curar las heridas del fuego más rápido? –pregunta Gabriel a sabio Capadocio.

–No. Sé que los Salubri tienen una Disciplina que sana cualquier herida, pero ya no hay Salubri en Jerusalén. Y pronto no habrá en ningún lugar. –Responde triste Adam sintiéndose seguro por ser un  Vástago del clan Capadocio.

Se despiden mientras se acerca el amanecer y los dos vampiros se dirigen al dominio de Katja, como lugar común de encuentro. Seguramente ahora más seguro que su anterior dominio comunal.

 

Shahara, Seguidora de Set
La negativa de Shahara

Sven, Katja y Salma caminan con paso decidido por el barrio armenio y se dirigen directos al lugar donde se encontraron la última vez con Shahara, la meretriz Setita. El Brujah se sitúa dentro, pero a un lado de la puerta de entrada y observa la conversación sin participar. Si algo se complica tiene sus inseparables hachas a mano, sedientas de sangre vampírica, sus nombres: Månegarm y Sköll.

–¿Tu eres Salma? –pregunta Shahara a la Nosferatu sin saludar a los personajes, ya que la conocía como ghoul de Rashid, aliado suyo. La neonata asiente sin hablar quedándose en silencio en un segundo plano. Shahara se fija en la poca piel putrefacta que deja ver su hiyab y deja de preguntar por ella. 

–¿Habéis conseguido a Amelia? –pregunta Shahara muy seria mirando a Katja y esperando respuesta.

–Amelia ha muerto. Fue abrazada y engañada por Hannah que la envió a nosotros y acabó muriendo –explica Katja– Hannah parece haber enloquecido. Es del linaje de Kothar, un anciano y poderoso del clan Nosferatu. Te debíamos al menos venir a darte una explicación. ¿Puedes ayudarnos?

–¿Ayudaros yo? –pregunta Shahara– ¿contra semejante linaje? No quiero enfrentamiento alguno. Y os ayudaré con un consejo, no enfadéis al vampiro más viejo de Jerusalén.

–¿Qué queréis de mi? –pregunta Shahara– esto irá a mas. No quiero que os relacionen conmigo. No quiero perder más de lo que ya he perdido con vosotros. Sois como la peste, quien se acerca a vuestra vera, muere. –Dice la Setita airada– No voy a hacer nada.

–Si pones en duda mis palabras puedes ver a Salma –señala a la neonata Nosferatu, que se encuentra claramente fuera de lugar– Ella también ha sido abrazada por Hannah y abandonada a su suerte, pero a ella la acogimos a tiempo, no como a Amelia…

–No quiero problemas. –Sentencia Shahara dándose cuenta de que Katja intenta utilizar su odio contra un enemigo común.

–Simplemente hemos venido por cortesía– responde Katja para despedirse.

–Agradezco vuestro gesto. Pero debéis iros antes de que os vean aquí. –dice la Setita nerviosa.

Katja, Sven y Salma salen de la casa y después del barrio armenio con las manos vacías, la Setita no quiere mojarse y la muerte de Amelia no parece haberla importado tanto como para emprender acciones más allá del desprecio absoluto. La serpiente escurridiza se esconde bajo las arenas de Jerusalén.

Mientras regresan en silencio hacia el dominio de Katja, ésta piensa que no quedará mucho para el amanecer y con esta noche hace cuatro que conocieron al Brujah que los “contrató”. Les quedan tres más para llevarle los ghoules que les propuso en aquella aparentemente lejana conversación. De los cuales dos están muertos, una abrazada y tres desaparecidos. El balance no parece muy alentador.

Esta noche acaba con todos los vampiros refugiados en el dominio de Katja, la torre Arista, anterior dominio de Jaroslav Vadjanosz, bajo el manto de la hospitalidad de una Tzimisce que los ha acogido bajo su propia voluntad.